Los altercados del barrio barcelonés de Gracia fueron algo así como un prólogo.
Durante las noches de los "disturbios", TV3 se hartó de pasar imágenes y difundir mensajes con la sutileza de un rinoceronte en celo, contando como la CUP estaba detrás o delante o al lado de los okupantes de la antigua sede de una sucursal de "Catalunya Caixa", el banco de Narcís Serra. La palabreja "antisistema" o "anticapitalista" volvió a la jerga con que se habla del partido que hoy tiene en jaque al gobiernito de Puigdemont. Quizás lo sabían, sabían lo que iba a pasar con el debate de los presupuestos catalanes.
TV3 llevaba tiempo en son de paz con la CUP, justo desde el instante en que la organización decidió firmar un rarísimo acuerdo de "gobernabilidad" con Junts pel Sí, el contubernio inestable en donde se encuentra camuflada la derecha rancia catalana (Convergència) junto a la derecha algo menos rancia pero bastante etnicista (Esquerra Republicana). El acuerdo (una hojita de papel) lo lleva Artur Mas en el bolsillito derecho de su americana gris y lo exhibe a menudo, aunque solo ante las cámaras de su canal de TV amigo, esa delirante Tevetrés que anda tras los pasos de TeleMadrid y de Canal 9. Me refiero a la TeleMadrid y el Canal 9 de los tiempos del PP.
Durante el breve armisticio entre TV3 y la CUP, en los informativos y en las tertulias, la CUP se convirtió en "els cupaires", epíteto entre cariñoso y ridiculizante y, sobretodo, desactivador. El mensaje era muy simple: mientras la CUP dé cobertura al gobierno de la derecha nacionalista todo irá bien, todo serán palabras amables y cariñosas.
Pero la tragedia se mascaba. Lo del barrio de Gracia fue el prólogo.
Luego vino el desastre. La CUP no piensa aprobar el proyecto de presupuestos de los nacionalistas de derechas. Vaya problema. Entonces, en TV3 se vuelve a hablar de la CUP en términos de "antisistema" y se destaca un comentario tangencial de una de sus diputadas, en que habla del asunto muy peliagudo: ¿es lícito ocupar las segundas residencias en tiempos de pobreza, crisis y deshaucios? Un gran número de buenos catalanets se llevan las manos a la cabeza, horrorizados. Son los buenos catalanets con masía en el Empordà y/o chalé en La Cerdanya (las dos comarcas en donde se gestó la maniobra soberanista, por cierto). El comentario más audaz en los desayunos de los funcionarios del governet es este: ¡hay un diputado de la CUP que tiene muchas posesiones! ¡Habráse visto!
El antropólogo Manuel Delgado, uno de los pensadores más sensatos que conozco, lo cuenta muy bien en una entrada de su blog: en Catalunya hace casi un siglo que no se ve a ningún "antisistema". Me atrevo a decir que los últimos fueron limpiamente exterminados. Podríamos situar su exterminio en el asesinato de Mateo Morral o en la muerte accidental de Buenaventura Durruti. Llamar "antisitema" a la CUP sería como tildar de dinamitero al Papa Francisco por cuestionar algunos dogmas sexuales de la iglesia de Roma.
Sin embargo, una vez roto el buenrollo entre la CUP y Junts pel Sí, TV3 vuelve a la carga on sus adjetivos justicieros. La CUP es, otra vez, una organización antisistema y anticapitalista. Y se quedan tan anchos. A ese asunto le dedican no tan solo adjetivos si no infinitas tertulias en un tono monocorde, com el bajo contínuo de Bach en "La pasión según san Mateo". Uno diría que solo los ignorantes, los niños o los analfabetos funcionales iban a picar, pero por lo visto es al revés. Las voces más intelectuales del "procés" lo aplauden, lo repiten.
Julià de Jòdar es uno de los escritores más notables del siglo XXI en la liteatura catalana. Su obra es poderosa, densa y rica. Uno aprende leyéndole. Su obra es, por decirlo llanamente, la última prueba indiscutible de que todavía se escribe buena novela en catalán. Novela de verdad, a secas. Sin géneros ni tonterías. Novelas para leer dentro de 100 años.
Pues ese Julià de Jódar (diputado electo de la CUP en las elecciones de noviembre de 2015 y sacrificado a cambio de la cabeza de Artur Mas) acaba de escribir un artículo breve pero conciso en donde cuenta porqué la CUP no puede aceptar un proyecto de presupuesto rancio, derechón y zafio, pergeñado para engañar al "poble de Catalunya" que en las elecciones de enero votó por una formación que no era Junts pel Sí.
A Julià de Jòdar no le busquen en TV3 porqué no le van a encontrar. No le busquen tampoco en las webs ni en los periódicos habituales, ni en las reseñas literarias de esa crítica pobre y mezquina que tenemos.
Lo que van a encontrar en los medios vulgares catalanes es el mismo tono de la vulgarísima TV3. El monográfico soberanista con los adjetivos dictados por el ladino Francesc Homs, el último zombi de Convergència. La pluralidad es, en las tertulias de TV3, la que sigue: un soberanista, una nacionalista, un independentista y un partidario del "dret a decidir". Tonto el que lo lea.
Si todo eso estuviera sucediendo en algú pseudo-país próximo, como Moldavia o Transnistria, me estaría partiendo de la risa. Pero sucede en el país en donde pago los impuestos. En donde mantengo con mis impuestos a este canal de televisión pública cada vez más triste, más ridículo, más merecedor de una campaña de insumisión fiscal. Solo me ha faltado que hoy entrevistasen de buena mañana a Miquel Calçada (antes Calzada), antaño el gracioso oficial del régimen catalán y hoy candidato al senado por el partido de Jordi Pujol.
Creo que en TV3 hay alguien, ciego o muy malintencionado, que no se ha dado cuenta de que ese chiringuito decadente se termina. Nos hemos hecho mayores. Quizás todavía no adultos, pero hemos crecido un poco.
Lluís,
ResponEliminaEncertadíssim en aquest apunt. Sí, jo també he observat que a les notícies passen de cupaires a antisistemes depèn de si fan bondat o no. Els nois díscols que cal tractar amb condescendència o amb mà dura si no fan cas. Doncs resulta que formen part del Parlament... I la manipulació informativa clama el cel.
Lluís,
ResponEliminaEncertadíssim en aquest apunt. Sí, jo també he observat que a les notícies passen de cupaires a antisistemes depèn de si fan bondat o no. Els nois díscols que cal tractar amb condescendència o amb mà dura si no fan cas. Doncs resulta que formen part del Parlament... I la manipulació informativa clama el cel.