10 de gen. 2013
Chevaliers de l'Ordre de la Couronne Azteque de France
En los meandros donde duerme la sombra, el coche ha resbalado un par de veces sobre el hielo de la carretera. Las nubes aúllan en el cielo arrastradas por el viento de las capas altas pero aquí abajo, donde los mamíferos, hace un día apacible y lento. Nos hemos cruzado con otros vehículos, Mercedes negro azabache, enormes bestias de tracción doble. El nuestro es, con diferencia, el más pobre de los que ascienden hasta la última morada de una princesa azteca, en Toloriu.
En un prado, en la entrada del pueblo, tres niños rubios y ricos juegan con un arco y unas flechas. Por el caminito que lleva a la iglesia y paralelo al prado se me ocurre pensar que sería un destino cinematográfico morir bajo la saeta errática y estúpida de uno de esos niños bien educados. Entonces descubrimos, a nuestra derecha, el poste eléctrico tumbado en la tierra, posibemente por el capricho de una tempestad reciente. O quizás es un signo de los tiempos, porque el derrumbe del imperio se vislumbra en cualquier parte, adónde vayas del país.
Hace tiempo que no estaba aquí. La iglesia -convertida en sala de exposiciones de arte porqué los señoritos de ciudad que han repoblado Toloriu no creen en Dios (¿adivinaría a qué adoran?)- mantiene su placa de mármol blanco, ofrecida en 1963 por una Orden de Caballeros franceses tan enigmática como solemne. Recuerdan la triste historia de Xipaguazin Moctezuma, la hija de un emperador azteca que Hernán Cortés regaló al noble Joan de Toloriu en reconocimiento de su amistad.
Se puede afirmar que la inscripción en piedra la costeó un tal Vidal Pradal de Mir, indudable noble y culto caballero, quizás filántropo a tiempo parcial, quizás simplemente ocioso. Y sin duda difunto.
El reyezuelo azteca osó rebelarse contra el conquistador, y una vez derrotado pidió clemencia, ofreciendo a sus tres hijas para apaciguar la ira de Cortés. Éste las repartió entre sus amigos, de modo que Xipaguazin (rebautizada María) se fue al Pirineo. A uno se le hiela el espinazo cuando camina por estas calles frías y silenciosas intentando imaginar los pasos de la mujer que nació en el Yucatán y murió aquí, a principios del siglo XVI.
Durante muchísimos años los buscadores de tesoros removieron tumbas y huertos tras las joyas de la mujer mexicana. Es posible pensar que alguien encontró algo: hay relatos de una fortuna súbita en el XVIII que dio lugar a una saga de prestamistas en la Seu d'Urgell.
Mientras desandamos el camino de nuevo para el coche, en silencio, me viene de repente a la memoria un libro que leí hace veinte años exactos: Deseo de ser piel-roja, de Miguel Morey -que por entonces daba clases de filosofía en la Universidad. En algunas casas ondean (como no, en estos tiempos) banderas con rojo de sangre que apelan a patrias de la modernidad. Cada vez que veo esas banderas me viene la misma pregunta: ¿como podría saber si soy español, catalán o europeo, cuando no he sabido ni tan sólo ser un piel-roja?
Cuando pasamos de nuevo ante el poste eléctrico abatido, te pido que me saques otra foto al lado de la cruz, tal como Andrea Mantegna representó al Cristo muerto. Los chavales ricos y rubios siguen disparando flechas. Las oigo silbar en el aire mientras entorno los ojos.
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Ha, ha... la meva àvia diria que aquesta és una crònica poca-solta del viatge al no-res. I això és el que m'agrada d'aquesta crònica que acaba amb un dels meus quadres predilectes!
ResponEliminaQuants centenars de vegades no hem vist repetit el Mantegna en pintura i cinema? I tot plegat ja ho veus, una pintura virtuosa per a representar el no-res. O tot?
EliminaBuscar a una princesa azteca y encontrarse con un Cristo del derrumbe... impactante. Se diría que fruto de una espasmódica imaginación... Pero yo sé que no. Mi madre es del pueblecito que hay al lado de Toloriu y todavía recuerda cuando en los años 50 o principios de los 60, a ella y a otros niños y adolescentes les pusieron las mejores galas porque venía un príncipe francés a descubrir una placa en la Iglesia de Toloriu, en los restos de esa Iglesia.
ResponEliminaTengo una visita pendiente: acercarme a Casa Vima (o Bima como sale en google, que nunca supe), una casucha que se encuentra aislada en el camino que une el Querforadat con Béixec. Según las crónicas Xipaguazin, una vez casada, se trasladó a vivir a esa casa de enormes dimensiones, hoy se diría un palacete, que recibió el nombre de su ilustra moradora. Bima, en esa lengua precolombina, parece ser que significa Señora.
Me ha gustado mucho eso de la "imaginación espasmódica" pero creo que no, ojalá pudiera imaginar mundos fantásticos... creo me limito a asociar fragmentos...
EliminaLo de Casa Vima (lo leí con "V", pero debe ser aleatoria la traducción del azteca) me llegó a las manos hace poco, pero no he estado allí. A lo mejor todavía está el tesoro escondido...
Curiosa història. De petit, quan jugàvem a indis i americans sempre volia ser indi, però ser indi tenia el problema que et 'mataven' sempre i no podies guanyar mai. Deu ser per aixó que ja ho som d'indis Lluís.
ResponEliminaRecordo que quan jugàvem a indis i cowboys ningú volia ser indi, és cert. Tots deuriém haver entès que el joc era rics contra pobres, i no volíem ser pobres a la ficció.
EliminaAlgunas veces ganan los indios. Ten cuidado con fingir estar muerto que te puede venir alguien a cobrarte una tasa, respecto a si eres español, catalan y europeo. Te sugiero que apeles a cualquiera de estas tres condiciones, totalmente incompatibles, a tu beneficio y lucro, cual político cualquiera...
ResponEliminaUn saludo.
Bueno, hay que admitir que a veces ganan los indios. A los de Chiapas no les fué tan mal. Por lo que respecta al lucro, preguntaré a Duran i Lleida, que tiene ciertas nociones.
EliminaNoto una fina y sutil ironía en tus palabras,,,
EliminaYa sabes la admiración que siento por su lustrosa calva. Además, desde ayer estoy completamente de acuerdo con él por primera vez en mi vida: si te pillan, dimite.
Eliminales fotos fent de crist son boníssimes. I la història aquesta de l'ordre de la corona azteca de frança increible. Això deu ser com el rotary club.
ResponEliminaPotser m'equivoco, però imagino els Chevaliers com una colla de iaios rics bevent conyac en una sala rància i fosca, recordant els temps de Maria Antonieta a Versalles.
Eliminasorprenent , asombros, inaudit . L´hòstia en vers .Però pensant en que ben béjopodria esser turc ja no m´he és tan inversemblant.
ResponEliminaI les fotos no tene desperdici : heretge !!!
Com diuen al Decameron, un cop has pecat i vas a l'infern, no li fa res pecar més vegades. L'heretgia és un dels pecats que més il·lusió em fa.
EliminaSempre hi ha la possibilitat de ser un pell-roja. L'Arcàdia és útil si s'hi pot tornar sempre que es vulgui.
ResponEliminaLa possibilitat del pell-roja hi és, sí, però cal saber-ne...
EliminaQué descorazonador destino el de esta indígena de lejanas tierras obligada a morar junto a gélidos muros y montes, como exótico botín del imperio.
ResponElimina