Los rescoldos del procés me aburren, y no soy capaz de explicarme a mi mismo por que razones todavía escribo sobre un asunto tan tedioso y maloliente. Tras muchos años hablando de eso, debo decir que intento curarme en el silencio. Lo lograré. Más pronto que tarde lo lograré.
Hablo de nuevo de ese aburrimiento estéril quizás porque, del regreso del trabajo y dentro del coche recalentado a las 3 de la tarde he escuchado una rueda de prensa sin preguntas de Laura, que dice que no se va. Bueno, pues si Laura no se va, que se quede. También se quedan los virus por más vacunas que nos enchufemos, también se quedó la lepra tras el milagro de Jesucristo: ni Dios nos libra de los males.
Laura se queda y arremete contra todos, contra todas. Laura no se olvida de nadie cuando defiende su permanencia a costa de menospreciar a todo el mundo: menosprecia a los jueces y a los tribunales, a los diputados que son sus socios en el gobierno y en el Parlamento. ¡Por Dios! ¡Es todo tan aburrido...! Y tan inútil. Cataluña hundió los pies en las arenas movedizas en el 2017 y ahora ya vamos por las clavículas. Nosotros, los del cada día. Los políticos como Laura siguen de pie e indemnes, pero los de la calle vamos hundidos hasta los hombros. A pocos centímetros del cuello el barro gelatinoso nos agarra.
Laura se queda, como el estandarte ajado tras la batalla, ondeando quejumbroso en la colina llena de sangre, cuando ya no hay soldados. Como si el estandarte solitario proclamase a los cuatro vientos: ¡he ganado! por el simple hecho de que nadie ha arrancado al estandarte de los cuatro centímetros de tierra (infértil) en la que fue plantado, como árbol muerto en la arena del desierto.
Laura se queda y que os den a todos, dice Laura, orgullosa o estúpida, o ambas cosas a la vez. A la democracia se la arruina así, como lo hace Laura, degradando a las instituciones, sobándolas como el acosador borracho que a las cinco de la madrugada soba a la joven desorientada y borracha durante los últimos compases del último grupo de rock que se subió al escenario cuando la arena estaba vacía. Laura se queda y la democracia se va.
Los compañeros que la arropan, tela también.
ResponEliminapodi-.
Todo a la vez es sencillo de ver. Laura se queda porque no sabe donde ir. Porque a pesar de estar en el ajo de los enchufes no hay ni habrá ningún trabajo ¿trabajo?, yo si que soy idiota comparando los trabajos mundanos con el de servidor público a costa del erario en calidad de jefa suprema, eso, porque no hay ningún lugar en donde le paguen más, produzca menos y viva mejor y encima le abran la puerta del coche oficial, porque no lo hay.
ResponEliminaPor eso no se va.
Es todo tan sencillo que a veces de lo sencillo que es no lo vemos.
Ya pueden los de su partido, los del Omnium, los de ER, los contrarios y los del más allá decirle misas, que ella ya no se irá jamás.
Es como aquel chikle pegado debajo del pupitre del alumno, enganchado hace tiempo, manoseado, negro de solemnidad y todavía pegajoso. No hay manera de sacarlo, y si por aquellas puedes hacerlo, siempre quedará la mancha.
salut
"...también se quedó la lepra tras el milagro de Jesucristo: ni Dios nos libra de los males". Esta frase sobra. No aporta absolutamente nada a tu argumentación.
ResponEliminaLo que sí hace esa frase es calificarte como uno de los que estas cosas se la refanfinfla y lo demuestra haciendo burla pública. Sin embargo, hay personas a las que no se la refanfinfla y tu frase les molesta. Digamos que parece una coletilla metida con calzador para molestar.
Hay colectivos a los que te cuidas mucho de no molestar, con los que cuidas tu expresión y tu manera de decir las cosas y a los que tratas con un respeto exquisito.
No digo que tengas razón en sentirte ofendido por esa coletilla. No voy a entrar. No es asunto mío. Pero sí quiero recordar una situación semejante que se produjo en este blog cuando el autor en un post lanzó una leve ironía sobre el movimiento LGTBiQ. Yo no la sentí ofensiva pero un lector del blog le atacó duramente por esta ironía contra el citado colectivo. La reacción de Lluís fue inmediata y escribió rápidamente disculpándose por su ligereza en un tono que me pareció autoflagelatorio, tanto que fui yo quien me sentí sorprendido, de modo que sí que es cierto que el autor del blog se ha disculpado por alguna alusión suya que ha sido señalada por un colectivo. No sé si te contestará dando valor a lo que señalas como algo innecesario y presuntamente ofensivo.
EliminaDISCULPA EN LOS COMENTARIOS DEL AUTOR DEL BLOG
EliminaPues yo, mi sentido común y mi raciocinio nos hemos sentido enormemente vejados por su referencia a seres imaginarios, a personajes de los que no existe ni una sola referencia en la Historia que escribieron los romanos (que escribieron todo lo que pasó en su época imperial) y su defensa de congéneres que creen semejantes supercherías.
EliminaPorque ya va siendo hora de que alguien respete al colectivo cada vez mayor de personas razonables y poco ingenuas que no creen las mentiras de sacerdotes y estafadores.
LA HOMOSEXUALIDAD EN LA ANTIGUA ROMA
EliminaAcepto todo. No pienso igual que los demás y los demás, más faltaría, no piensan lo mismo que yo. Acepto incluso que Lluis se haya vuelto un poco vago y no conteste a quienes entramos por aquí, a leerle, cosa que me fastidia, porque siempre había flecos que aclaraba y/o les ponía alguna acotación.
ResponEliminaPero hay una cosa que no acepto, UNA SOLA, que no se ponga el remite del sujeto/sujeta, que no se firme, que no se diga tan siquiera un disimulo y se ponga Sr X, en fin, que el remite sea don Nadie, por ponerle el don delante.
El "escribidor" anónimo no es "escribidor", es un mensajero incapaz de presentarse como persona, y como tal no válida para el diálogo. Porque se convendrá que no se puede dialogar con quien no da pruebas de su existencia.
Antes de que un político dimita, pasará un camello por el ojo de una aguja.
ResponEliminaSaludos.
La lepra es una enfermedad tremenda, que por suerte desde hace bastantes años puede ser tratada y combatida, al menos en los países desarrollados con un sistema médico competente.
ResponEliminaAhora bien, la lepra de la corrupción en política es intratable en todas partes, se contagia con más facilidad que la variante Omicron, y nos perjudica a TODOS los contribuyentes.
No entiendo tu piel tan fina, "anónimo", en el escrito de Lluis no hay ninguna ofensa para nadie. Quizás, "anónimo", tendrás que buscar la ofensa en tus ojos.
L'autor ha eliminat aquest comentari.
Elimina