Este es el relato de un drama previsible, de una muerte anunciada.
Parece que se prepara un otoño caliente (¡uno más!) en el resquebrajado navío nacionalista. Unas encuestas sobre el uso del catalán entre la franja de los jóvenes han levantado señales de alarma y han encendido los corazones más beligerantes: la caída de la lengua de Espriu es alarmante, y más aún si hablamos del segmento joven de la población, que es donde duele por razones obvias.
Las voces apocalípticas, las redentoras, las integristas y las más aguerridas han empezado a plantear posibles estrategias para revertir ese dato tan malo, pero son propuestas que no hace falta comentar. Incluso el señor Pau Vidal, des de su fulgurante tribuna iracunda en Vilaweb, amenaza con publicar un libro, inminente ya, en donde abunda en las tesis que hace unos pocos años le llevaron a redactar el furibundo e infausto Manifiesto Koiné. Reincidencia, es decir: ho tornarem a fer encara que fos un fiasco.
Hace un par de días, en El Periódico, Andreu Claret publicó un artículo tan sucinto como brillante, en donde expone su punto de vista ante el retroceso del catalán en la calle. El artículo es escueto pero cada frase sitúa el contexto y las razones por la senda del racionalismo, la ecuanimidad y la ponderación. Lo que Claret expone (válgame la escasa modestia mía) lo he escrito en ocasiones anteriores y al fin uno tiene la impresión de repetirse hasta el infinito, de practicar un juego de espejos y quizás de espejismos. Al final, el procés nos ha metido a todos en un bucle que gira sobre sí mismo, aunque cada uno se mira a su propio ombligo al tiempo que se olvida de los demás ombligos que pueblan esa tierra desdichada, bajo el azote de un nacionalismo romántico y agresivo que no suelta el yugo. Algunos lo llaman "el relato".
Mi aportación al asunto, tiempo atrás y ahora de nuevo, es más o menos la que expone Claret: cuando una ideología se apropia de una lengua, la lengua se socava. Hay muchas ocasiones, demasiadas en los últimos diez años, en las que por hablar catalán a uno le toman por nacionalista. Hasta el punto que el cambio hacia el castellano parece la mejor defensa, cuando no un refugio táctico: el solo hecho de usar el castellano en situaciones sociales le sitúa a uno en el terreno ideológico que le identifica y que es, simplemente, todo el enorme espectro no-nacionalista. No lo olvidemos: ese espectro es el mayoritario, el más amplio se mire por donde se mire.
Hago una aportación algo arriesgada: en la Cataluña de 2021, hablar castellano parece más cool porque es una forma de oponerse a un orden de tintes totalitarios o, por lo menos, con connotaciones de esta índole. Quizás hubiese sido más fácil y más inteligente apostar por la convivencia entre lenguas en igualdad, al 50% en los medios, la educación y las comunicaciones institucionales. Y otro aspecto a tener en cuenta: la defensa del catalán, legítima, siempre ha mostrado un odio hacia la lengua castellana, algo que ya no es legítimo en un estado plurilingüe.
Las razones del abandono del catalán por la juventud se pueden explicar, como todo, a través de la complejidad: el catalán ya no es una lengua atractiva, los jóvenes no ven TV3 (ni otras TV), si no que se mueven a través de redes sociales en donde el uso del castellano es mucho más eficaz para contactar, conseguir likes y establecer relaciones, etc. Y lo que se debe destacar: la apropiación de la lengua por una ideología de marcado carácter identitario cuando no excluyente, le puede haber dado la puntilla final al asunto sociolingüístico. Es decir: tras el procés no solo han salido resquebrajadas la economía, la cohesión y los pactos sociales. También la lengua. Es propio de los amores románticos romper aquello que más aman.
O, dicho en otro tono, la maté porqué era mía. En definitiva, el relato de un fracaso carísimo.
Así es, y no solo con los jóvenes.
ResponEliminapodi-.
El caso es que la encuesta de referencia destaca el cambio en los jóvenes, ya que en los demás grupos de edad no hay cambios significativos. La caída del uso en los jóvenes augura, pues, un futuro malo.
EliminaPor ahí va la cosa, LLUIS. Las redes sociales en Cataluña (Tuitter, Facebook, Linkedin...) se expresan mayoritariamente en castellano.
ResponEliminaY no sólo TVEN3 ha bajado de cuota de pantalla, son la mayoría. Ahora todo funciona por celular.
Salut
Creo que el cambio en el uso de las lenguas viene dado por el factor de las redes sociales y me temo que también porque ya no se sostiene que hablando en catalán los jóvenes vayan a mejorar laboralmente: la poca oferta para jóvenes y la precariedad han desmontado ese tópico.
EliminaYo fui de los que se esforzaron por aprender catalán y hablarlo siempre que estaba con catalanoparlantes. Sin embargo en cierta ocasión, en algo tan tonto como que colaborando con la asociación de padres del cole de mi hijo me pidieron que imprimiera unos carteles, cosa que hice dando por supuesto que no importaba la lengua, para encontrar después que mis carteles habían sido sustituidos por otros en catalán, ahí empecé a verle las orejas al lobo disfrazado de oveja. Después vinieron las campañas de "en catalá, sis plau" que metamorfoseó en "en catalá y prou!", las multas a los comerciantes que sólo tenían cartelería en castellano, los comerciantes de la Rambla que tienen la cartelería en catalán e inglés (y prou!)... Que Zaragoza no es Zaragoza sino Saragossa, pero Girona es Girona y no otra cosa...
ResponEliminaEn fin, que ahora no utilizo el idioma catalán ni borracho, ni creo que lo vaya a utilizar más en el resto de mi vida.
No soy sociolingüista y por lo tanto me resulta difícil contar lo que sucede, pero es evidente que la política ha embrutecido el paisaje. A mi me parece que era mucho más inteligente buscar la convivencia pacífica de las dos lenguas, al 50%. Y otro dato muy relevante: cuando la defensa de la lengua catalana deja entrever el odio por la castellana, eso ya no tiene arreglo. El argumento independentista (crear un estado con una lengua única) se demuestra inútil con el ejemplo del gaélico: en el estado independiente de Irlanda, solo habla gaélico un 2% de la población.
EliminaSiempre das en el clavo👍
ResponEliminaPor desgracia.
EliminaAparte de las razones que citas, hay otra sociológica : los hijos de la inmigración de estos últimos tiempos en una buena proporción son hijos de hispanoamericanos, y en el área metropolitana de Barcelona son una minoría numerosa.
ResponEliminaA diferencia de otros, traen de casa el castellano como lengua materna, no necesitan otra, y difícilmente se van a identificar con el "prucesss" ni otras zarandajas pequeño-nacionalistas. Aprecian tener el pasaporte español, y estar integrados en Europa. Y dentro de poco, van a poder votar masivamente.
A estos, difícilmente podrán engatusarlos con medias verdades y mentiras.
En eso estoy completamente de acuerdo. De hecho, el independentismo suele mostrar un rechazo enorme hacia la comunidad latinoamericana por esa razón.
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