Cuando tenía algo menos de 30 años leí la novela titulada "Tintín en el nuevo mundo", debida a un tal Frederic Tuten y editada por Muchnik. Tras una apariencia ligera y cómica, el tal Tuten procede a versionar la árdua Montaña mágica de Thomas Mann. Es un texto que fluye, aunque participe de aquella postmodernidad que, a día de hoy, reprobamos casi todos: no, no todo vale. Sin embargo, yo diría que hay mucho más que postmodernidad en la novela del tal Tuten.
Sea como sea en cuanto a corrientes ideológicas -con sus correspondientes correspondencias estéticas- el tal Tuten procede a situar a un personaje de la cultura pop en el universo de Mann. A mi me gustó la novela, pero sin desmayos de placer. No sabría decir que diría si la releyese hoy. Fuese como fuese, debo decir que la idea de situar a un personaje ajeno y extemporáneo en un mundo alejado me parece un buen ejercicio. Peter Greenaway hizo "Eisenstein en Guanajuato" con resultados discutibles pero interesantes. Twain hizo "Un yanqui en la corte del Rey Arturo" mucho antes que todos, y el resultado es muy divertido. Situar a un personaje en un medio ajeno, hostil o muy lejano es un buen programa. ¿Qué haría el Capitán Achab si, tras el desastre del Pequod, amaneciera náufrago en una playa cubana?.
Y ¿qué haría el señor Artur Mas si naufragase en su yate menorquín y las corrientes marinas le llevasen hasta la playa del Cap d'Agde, el paraíso del sexo liberal?. Eso son buenos puntos de partida para argumentos novelescos.
Así pues, unos días atrás, el buen señor Torra se personificó en Sitges, en la inauguración de unas jornadas que celebra allí cada año el Círculo de Economía, una de las pocas entidades catalanas que no hacen bandera de su filiación geográfica y que no incluyen el adjetivo "nacional" en su nombre. Eso es algo programático, una evidencia que el señor Torra debería haber tenido en cuenta. El Círculo de Economía se autotitula así y no se autotitula "Cercle d'Economia Català" o "Cercle Nacional d'Economia", y eso debe ser por algo. Pero el bueno de Torra, henchido de idealismo y entregado a la lírica patriótica ratafiesca, les largó el mismo discurso que les larga a los socios fundadores de la Fira de la Babosa Encebada de Sant Crispí de les Roures: los problemas de Catuña se resolverán con la indepe, Catuña es una tierra oprimida, vivan los lazos amarillos, Puigdemont el nostre pezidén, llibertat pèsols, etc.
Los empresarios reunidos en Sitges intentaron hacerle entrar en razón con buenas formas y maneras, e intentaron contarle que el señor Torra en Sitges era como Achab en Cuba, o como Artur Mas en el Cap d'Agde. Intentaron hacerle comprender que algo chirriaba en su discurso, que algo andaba mal. El Señor Torra, como Don Erre Que Erre, insistió en lo suyo. Los empresarios del Círculo insistieron de nuevo, y Torra reinsistió en lo suyo. Eso se llama "diálogo para besugos" en lengua vulgar, o "enorme valentía" en la lengua de los redactores de Vilaweb. En cualquier caso, vamos a optar por el término medio: "aquí hay uno que no lo pilla".
El Señor Torra dijo, en cuanto se vió acorralado por las evidencias, que todos los problemas de Cataluña se van a resolver con la independencia de la ídem. Y les pidió a los empresarios del Círculo que le ayudasen en su noble objetivo. Es decir: el pobre hombre no solo no comprendió nada de lo que le contaban, sinó que insistió en declararles que no pensaba comprenderlo. Ahí, en este punto, el señor Torra coincide algo con el Tintín en el Nuevo Mundo o con Eisenstein en Guanajuato. Hay una disociación cognitiva, un problema, un algo. Quizás no sea tan grave como el problema mental que tiene el pseudoeurodiputado Puigdemont, pero no es un problema menor.
El problema gordo y de verdad lo tenemos los electores catalanes, que votamos a liantes y a personas que jamás se van a interesar por la realidad nuestra de cada día. La realidad que es la única realidad. La realidad (o el Círculo de Economía) suele tener su lógica, una lógica que no entiende de "mandatos" ni de referéndums de chichinabo. Se debe respetar la realidad del mismo modo que su versión legal, que es la democracia y las instituciones. La realidad también le contó algo al Probe Torra hace unos días, a través del tribunal europeo de los Derechos Humanos: las instituciones no pueden desobedecer las leyes. Si lo hacen no están ejerciendo el derecho a la desobediencia (que es derecho de las personas pero no de las instituciones): cuando las instituciones desobedecen a la ley cometen un delito. Es así de simple.
Esa es la realidad, y de eso solo hay una. Luego están las realidades paralelas de los locos y los extraterrestres, pero esas no sirven para la convivencia en una democracia. El papelón del Probe Torra en Sitges me avergonzó. Mire, señor Torra, le pido algo con todos mis respetos posibles. Cuando hable de la voluntad del pueblo catalán aténgase a la realidad y exclúyame de ese grupo, a ser posible de forma explícita. Mire la realidad, entiéndala, acéptela. Inténtelo. Imagínese usted que más de la mitad de los catalanes nos aplicamos su cuento y empezamos a desobedecer a la Generalitat, cosa que no hemos hecho. ¿Qué sucedería? ¿Tan difícil es velar por la cohesión social? Más de la mitad de los ciudadanos de esa comunidad autónoma se lo agradeceremos.
En caso contrario, hablemos de Tabarnia.
En fin, lo triste es que, entre comentario y comentario, todo dios gana la partida a Catalunya. Las empresas que han marchado no retornan ( y no vale decir que no se nota), a ver sino se notan las juntas de accionistas, los consejos de administración, las comisiones de gerencia, los impuestos por tener la sociedad radicada...).
ResponEliminaLa producción no sólo no ha quedado igual, sino que ha bajado con respecto al año anterior ( y no vale decir que ahora hay ralentización, puesto que en Madrid, Valencia y País Vasco ha subido el PIB).
El clima de crispación ha ido en aumento (y no me vale que se diga que no se nota, yo lo noto, y mucho, y en mi familia lo noto más, ya no hablamos cuando nos reunimos).
No se ha aprobado ninguna ley desde que Torra está en el poder, ninguna, tal como suena. (y no vale decir que no ha habido leyes que aprobar, porque si ha habido sueldos cada fin de mes, y para eso están)
En definitiva, un fracaso rotundo, un desideratum total, una falta de sentido común fuera de lo normal, y una quiebra de fe para las empresas, dado que así no habrá quien invierta.
Salut
Bueno, desde el primer momento se vio venir, Torra es a Puigdemont como el Pato Nico a Mari Carmen (y sus muñecos): un objeto con una mano metida en el culo que es la que le hace decir y hacer las cosas que piensa el orate de Waterloo. No está ahí para gobernar ni para hacer leyes (cosas que con toda seguridad no sabe hacer) sino para ser la voz de su amo. Lo sabíamos los que no votamos a su partido y, lo que es peor, lo sabían también quienes sí les votaron.
EliminaEstos iluminados viven en un mundo paralelo y virtual que nada tiene que ver con el suelo que pisan. Están imbuidos de una ceguera mesiánica que les hace ir a "piñón fijo", con orejeras como las acémilas, y son incapaces de apreciar la auténtica realidad. Si no fueran peligrosos darían risa.
ResponEliminaUn saludo, Lluís.
El asunto está ahí, en tu última frase: si no fueran tan peligrosos darían risa. Pero dan miedo. A la democracia se la están cargando desde varios flancos, y uno es el independentismo catalán.
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