Bienvenidos al nuevo show de la Cup, en finde y para todos los públicos.
Que un partido como la Cup esté negociando unos presupuestos autonómicos tiene su miga. Algo chirría en el concepto, pero es un chirriar cómico, y eso es mucho de agradecer. La Cup nos ha puesto de los nervios muchas veces, pero ganan las veces en las que el partido de las chicas antisistema nos ha permitido echarnos unas risas.
Vamos a ver: durante este fin de semana de la tormenta de Blas, la Cup reunirá a sus asambleas pastoriles y decidirá si sigue negociando con el gobierno regional, si rompe o si se dan un abrazo.
Recordarán ustedes, sin duda, aquella asamblea de la Cup en la que votaron si dar respaldo o tumbar a Artur Mas (el grandioso Mas) como presidente autonómico, y la votación terminó en empate a 1551 votos. Fue muy raro que el empate comunicado a la prensa no fuese un empate a 1714 votos, cifra que hubiese encandilado a la parroquia mucho más que 1551, que es el nombre de un cava -bebida de burgueses decadentes y de narcotraficantes.
Por si alguien todavía duda de la disolución del procés, solo nos faltaba la aportación de la Cup: lo que oyen, la Cup negocia unos presupuestos regionales. Sic transit gloria mundi. Entre las exigencias de la Cup está lo más previsible: mandar a tomar viento el proyecto del Hard Rock en Vilaseca, por ejemplo. Ojo. Y que conste que, a mi, ese proyecto también me cae muy mal.
Pero vayamos a lo esencial: quienes prometieron una república santo súbito, con un país nuevo feliz y trotskista, un poco anarquista, feminista, ecologista (o directamente vegano), ahora están debatiendo si dar el sí o dar el no a unos partidos que van des de la derecha dura y rancia de JuntsxCat a la democracia cristiana de ERC (democracia cristiana con achaques carlistas, por cierto).
Las asambleas de la Cup deben ser un show digno de ser visto, y tanto es así que estoy por pagar entrada (en forma de impuesto revolucionario, por supuesto) en la asamblea de Vic o de Manlleu, ya que el divertimento estará asegurado. Ahí se reúnen artistas de gran valor: me imagino las soflamas de los pesados habituales, los idealistas cegados por la verdad abrumadora con chalé y piscina, el cliente habitual del Veritas, el viejo anarquista de toda la vida con Jaguar en la puerta, la maestra de escuela con residencia en La Cerdaña, marido ejecutivo de HP y verano en el paraíso de Doha -un horror, un horror-, el agricultor bio-eco, el creyente en las palabras de Josep Pamies, el ínclito vidente de les terres de ponent, un terraplanista muy anti-vacunas, un salvador de cabras abandonadas en los montes, tres turistas alternativos con cuenta en un banco de las islas X, dos cultivadores de marihuana revolucionaria y un tipo de Sant Hipòlit de Voltregà que lleva trece años escribiendo la obra definitiva: "La república àcrata de Catalunya en les epístoles de n'Aleister Crowley".
El espectáculo cupaire promete. La Bodega Bohemia no llegó nunca a tan altos índices de interés como la Cup, debe reconocérsele el mérito.
Si yo fuese Salvador Illa me estaría frotando las manos ante la perspectiva de un show tan grande. A Salvador Illa se le ha pegado la buena fortuna de Pedro Sánchez: cada cosa que les pasa es una oportunidad: siempre se caen de pie. Y quien peor se lo pasará este fin de semana será el presidente regional, royéndose las uñas ante la perspectiva de un empate a 1714 votos. Cada uno se forja su infierno. Alea iacta est.
Què bueno, tito..!què bueno!
ResponEliminaSalut
Como diría Juan eslava Galán, no es criticar es referir. Muy bueno.
ResponEliminaUn saludo
Juan Eslava Galán, menuda patada ortográfica.
ResponEliminaUn buen análisis sociológico de la composición de los "cupaires".
ResponEliminaSi realmente son un partido de izquierdas, ¿ porque será que tienen una nula implantación en las periferias obreras de Barcelona ?.
Sospecho que tienen mas afiliados en San Cugat del Vallés que en todo el Baix Llobregat.
"Rastafaris" con tarjeta y cuenta bancaria bien aprovisionada por los papás de turno.
A ver con que resultado nos sorprenden, y sobre todo, con la explicación que ellos le den a ese resultado.
Saben de sobra que ser de izquierdas no cuadra con ser independentista y que el independentismo no es compatible con eso de la internacionalización de la lucha obrera o lo de que la Humanidad se divide entre proletarios y explotadores por más que las clases explotadoras la tengan dividida en naciones separadas por fronteras. En las periferias obreras también saben todo eso, por eso tienen poca implantación.
EliminaLa CUP no és gran cosa més que una mosca collonera. I tens raó Illa s'ha vist el cul i està més content que unes pasques.
ResponEliminaSalut.