Dicen que la inteligencia es la primera víctima de una guerra. Los independentistas radicales de Arran, sin haber logrado la guerra que tanto desean, ya han conseguido liquidar la poca inteligencia de que disponían. Arran es, lo sabemos todos, algo así como Torrente, el brazo tonto de la CUP. Y se lían a pedradas contra actos electorales de Vox, en quien ven encarnados a la vez a sus dos enemigos del alma: la extrema derecha y el españolismo. Pedradas en nombre del antifascismo.
No tengo muy claro qué cosas relevantes puede aportarle Vox a la política española, pero parece que Arran se ha propuesto promocionarles con su vandalismo, esa barbarie aguerrida y en el fondo muy española, muy legionaria. Entre las frases de Arran uno descubre el destello de Millán Astray, su impronta indeleble. A veces uno termina por parecerse demasiado a lo que odia, y de eso los psicólogos saben bastante.
Aún sin saber que diablos nos aporta Vox, es evidente que el partido de Abascal sabe conectar con colectivos cabreados (y generalmente cabreados con más razones que un santo): la pandemia y sus normativas, sus confinamientos, sus cierres de negocios han abonado el terreno a un partido que sabe ofrecer respuestas (quizás mágicas, quiméricas o absurdas) a los que lo están pasando peor. Para comprender el auge de la extrema derecha en Europa hay que ponerse a pensar un poco, no es nada simple. Y Arran deja claro que tiene una nula capacidad de análisis. Interpretar el antifascismo como un deporte de lanzamiento de piedras es un proceder muy pero que muy burro. Cada pedrada son cinco mil votos para Vox, que echen cuentas --si es que saben multiplicar des de la piscina climatizada de su chalecito en Matadepera.
Tan burros han sido los de Arran que hay incluso más de un independentista que trata los incidentes contra Vox como "ataques de falsa bandera", sugiriendo que no fueron ellos. Todos se dan cuenta de la estupidez malsana de esas acciones.
A Vox, como a Arran, hay que responderles con la más estricta democracia. Y recordar que Vox es un partido parlamentario que acepta las normas constitucionales. Y que Vox obtendrá decenas de miles de votos catalanes. A ver como cuentan luego lo de "el poble català vol un referèndum" u otras sonoras burradas.
Por si en Cataluña teníamos pocos problemas, ahora tenemos uno que se llama Arran y está consiguiendo banalizar tanto el fascismo como el antifascismo.
Los cavernícolas se nutren entre ellos. Les une Atapuerca.
ResponEliminaUn saludo.
Deberías darte cuenta, mi buen LLUIS, de que según nuestro vicepresidente primero y al mando, ha hecho unas declaraciones diciendo de que el país que el gobierna conjuntamente con los socialistas "no tiene una situación de plena normalidad política y democrática" (sic), por lotanto no es de extrañar que Arran pida el voto para Vox, ni que Unidas Podemos salga en una imagen con el apoyo de Otegi, personaje de nefausto recuerdo para quienes lo sufrieron como torturador, pues secuestró, a varias personas y no vale eso de decir que pagó por ello, los secuestrados jamás olvidarán aquello y el terror de ver un tipo impune y aplaudido por los fanáticos de turno.¡Cuantas lagrimas ha hecho verter¡.
ResponEliminaNo te extrañe nada de lo que pase, LLUIS, Arran y Vox son la moneda de peseta, y valen lo mismo porque suenan igual. En un lado la cara de Paco; el yugo en la otra.
Un abrazo
No conozco el patrimonio de los de VOX, pero que el patrimonio familiar de los CUPitos de Arràn, se generó en el agiotismo franquista lo puede saber cualquiera. Hasta yo, que soy tonto, pereza aparte, lo sé....
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