La Virgen más catalana de todas las vírgenes catalanas amaneció un día con un lazo amarillo en el dedo de la mano que sostiene la esfera negra, imagen del mundo. Alguien se pregunta si el crespón amarillo obedece a las exigencias de la liturgia. Yo, que soy bastante descreído, absentista de las iglesias y además malpensado, le digo que mi hipótesis es otra: que el textil amarillo brillante no corresponde a ninguna liturgia religiosa, si no a la nacionalista que nos atormenta sin compasión ni piedad cristianas en estos tristes días.
El mismo día en que recibo la fotografía de la virgen negra con el apéndice amarillo, me entero de que el MHP Torra se ha ido a la cofradía de la ratafía a loar su licor. El presidente de todos los catalanes, con el lazo amarillo en la camisa, promociona una bebida alcohólica que, en sus palabras, "nos hace más fuertes como país". La primera imagen que me acudió a la mente, con estas palabras, fue la del caldero mágico de Panorámix, el druida imaginario debido a Goscinny y Uderzo, los autores de "Astérix": el líquido contenido en aquel caldero fortalecía a los aldeanos galos hasta conferirles una fuerza sobrehumana, merced a la cual pudieron resistir y humillar, incluso, a las legiones de Roma. Eso es un cómic (yo todavía digo, a veces, un tebeo).
Supongo que esas cosas (lo de irse a la cofradía de la ratafía) las lleva el cargo de presidente. Rajoy se fue a la Rioja y proclamó "¡Viva el vino!". Todos nos reímos. Porqué la situación es risible, sin duda. Aunque hay algo que contar: entre el vino y la ratafía hay leves diferencias. No las pienso detallar. Solo diré que la ratafía es un licor originario de una zona de Cataluña muy concreta, una zona en donde, aparte de originarse esa bebida espirituosa, también se originó el carlismo. Ahí lo dejo. Lo dejo porqué podrían ser coincidencias, ese tipo de coincidencias a las que no se les debe prestar atención.
Mis reflexiones van hacia otra parte: mis conocidos indepes me repiten que el independentismo es una opción transversal, y que en sus filas hay anarquistas de tomo y lomo, anarquistas que se han apuntado al independentismo porqué ven él una herramienta para destruir al estado y crear una república popular. ¡Virgen de la santa ingenuidad! pienso yo: por más anarquistas que sean, deberían saber que los indepes quieren construir un estado, del que no nos han contado cuales serán sus características.
Y a eso voy.
No tengo certezas de las características del estado que quisieran proclamar los independentistas, y no las tengo porqué no las cuentan. Solo tengo datos dispersos, pistas, intuiciones, retazos, insinuaciones. Ni un solo dato científico que analizar. Lo quiero dejar claro. Creo que el independentismo no es transversal ni integrador ni inclusivo, pero doy por cierto que entre los indepes hay personas de la extrema derecha y de la extrema izquierda. Como en el reciente gobierno italiano, por ejemplo, lo cual ya nos ofrece un primer dato evaluable.
Lo que se es que la ideología que lidera el independentismo es la neoliberal y nacional-católica: el grupo de Puigdemont y el Pedecat lo encabeza (940.000 votos), seguida por la ambigüedad de ERC (935.000 votos) y con la coletilla de los anti-sistema de las CUP (195.000). Eso son datos cuantificables. Esos números cuestionan el supuesto transversalismo independentista, muy (pero que muy) sesgado hacia la derecha rancia, la de toda la vida. A esa lista de votos hay que añadir otro dato significativo: los votos obtenidos por la formación Ciudadanos, que fueron 1.110.000: la formación más votada en las elecciones. Un dato: el censo de electores en Cataluña es de 5.510.798 personas: es fácil sacar conclusiones científicas.
Sin tener muchas más certezas, observo los fenómenos que acontecen tras las elecciones de diciembre de 2017. El nombramiento de Quim Torra, hombre de fuertes convicciones católicas y de profundo sentimiento nacionalista -con acento próximo o muy próximo a la xenofobia- abre la puerta institucional a un independentismo esencialista y católico que permanecía larvado y que solo reptaba por las redes sociales. Las Cup (tras la cual está la supuesta cohorte de anarquistas) no tan solo no muestran queja alguna ante el esencialismo de Torra, si no que le prestan su abstención para que pueda ser ungido presidente. Torra se permite declinar el sustantivo "república": habla de trabajar "republicanamente". Pero parece desconocer la etimología del vocablo "república" (res publica), ya que no muestra ningún respeto especial por la cosa pública: su primera medida como presidente in pectore es colgar una pancarta en el balcón del palacio de la Generalitat que pide la libertad de los "presos políticos" (políticos presos por vulnerar las leyes -españolas y catalanas).
Lo de la ratafía, por lo tanto, como lo de la virgen con lazo amarillo, carece de interés real y es una anécdota. Risible y ridícula y lamentable y quizás significativa, pero significativa tan solo en tanto que anécdota.
Lo grave y lo importante del independentismo es lo otro: las continuas faltas de respeto por lo público, su inanidad ante la ocupación del espacio público por parte de los más radicales de los suyos, su pasividad ante el uso propagandista e indecente de los canales de radio y televisión públicas, sus lamentables actuaciones extranjeras en donde habla del "pueblo catalán" cuando solo habla de una parte de él, los tuits clasistas del presidente, el desprecio por las instituciones europeas, etc. El fascismo y sus máscaras no son anecdóticas. La república (la cosa pública) es otra cosa, que parece desconocer quien declina el sustantivo "república" con tanta ligereza y tanto atrevimiento en la semántica .
Quizás no sea anécdotica la admiración de Torra por las fechorías de los hermanos Badia, admiradores, a su vez, del fascismo italiano y del nazismo alemán. Eso se debería analizar con cuidado: los hermanos Badía simpatizaron con ambas ideologías antes del 28 de abril de 1936 (murieron en esta fecha) y por lo tanto desconocían la deriva y las consecuencias de sus ideologías preferidas. Excusa que no es aplicable al MHP Torra.
La mezcla de elementos religiosos, (matafísicos); con elementos simbólicos, ( lazo amarillo) y con elementos legales (votaciones), da una combinación explosiva.
ResponEliminaEsto no acabará bien porque no se desea que acabe, y para que no acabe siempre tiene que haber fuego.
Nos olvidamos de que el clero siempre está del lado ganador. Igual te ponen bajo palio que te excomulgan, y los monserratinos son , como ustedes ya han imaginado, expertos en ese juego.
Recuerden que igual reciben con honores al lugarteniente de el capo del III Reich, que a presidentes de la Generalitat. Siempre se ha de estar con quien se gana.
Tengo curiosidad con el mausoleo del Tercio de Requetés denominado de Nuestra Señora de Montserrat. ¿Qué harán con él cuando tengan el poder ? ¿ lo clausurarán ?, o simplemente pedirán que se entierren los restos de tanto fascio carlista en fosas comunes, pues es indigno el lugar e impropio el nombre para que esos restos reposen allí.
Unos dias antes de las elecciones que gano Junts pel Si con el psicopata Artur Mas delante, estaba yo en el Santuario de la Salut (Sant Feliu de Buixareu) entre a escuchar la misa algo que hago en circunstancias especiales, pues bien aquella misa fue una alegoria clara al independentismo a parte de que en ella continuamente se nos "invitaba" a votar a Junts pel Si. Nada nuevo en la viña del señor ya que tanto en Cataluña como en Euskadi sabemos de que pie cojea la iglesia. Tambien he visto carteles, banderas, lazos amarillos en iglesias de mi alrededor y me imagino en que se basan sus sermones. Por otro lado y centrandome en el tema de los supuestos anarquistas de la CUP decirte que yo (que soy anarquista por genetica)tengo claro que esos de anarquistas no tienen ni la A, vamos que anarquia y nacionalismo son antagonicos por definición. Somos muchos los acratas que estamos sufriendo nuestro no posicionamiento a favor del independentismo, tengo alguna amiga que creia anarquista y que soporta estoicamente al señor Torra disculpando lo que no tiene disculpa: un fascista, racista y senofobo como president del Govern catalan. Pero esa misma amiga me decia que defendia a Puigdemont porque venia de las bases ¿Las bases de que en el PDCAT? Creer que una revolución libertaria es posible junto a la rancia derecha catalana, es como en aquellos que creyeron en Cambo. Por lo menos en aquellos años el anarquista tenia claro donde estaba su sitio y el del enemigo. A mi amigo realmente me dan pena de la ostia que se van a dar. Pero ya hace tiempo que muchos viven en el mundo virtual del pais de las maravillas, lastima que la mayoria no se conviertan solo en seres virtuales.
ResponEliminaNo salgo de mi asombro con el asunto de la "loa a la ratafia".
ResponEliminaLos extremos, acaban tocándose. Aún recuerdo a Manuel Fraga cantando las excelencias del orujo gallego y pidiendo respeto para los destiladores caseros, que en aquellos tiempos estaban perseguidos por una campaña de Hacienda contra el destilado furtivo de ese licor.
Y que quieres que te diga, como bebida alcohólica la ratafia me parece una bebida de abuelitas. Pero hay que buscar las "esencias patrias" como sea, aunque sea con un brebaje empalagoso.
En los métodos que están empleando, veo una clara inspiración en los hechos que condujeron a la independencia de la República de Irlanda, o al menos, en el método que Eamon De Valera empleó para desengancharse del gobierno británico una vez que fracasó el Alzamiento de Pascua.
Ni siquiera son originales en sus planes. Se nota que su militancia no está muy instruida en historia. Irlanda alcanzó la independencia de una forma lenta y relativamente suave, porque los irlandeses supieron aprovechar el agotamiento del gobierno inglés antes, durante y después de la segunda guerra mundial, y que la complicada situación de postguerra aconsejó al gobierno de Clement Attlee plegarse a la independencia "de facto" irlandesa, y dar prioridad a otros problemas mas urgentes, como la ruina económica y la independencia de Pakistán e India.
Pero la situación de España actual no es ni de lejos la de Inglaterra en 1.945, ni Cataluña es Irlanda.
Si hay algo peor que un plagio, es un mal plagio.