15 de set. 2017

Bienvenidos al Sector Montserrat


Algunas imágenes del Sector Montserrat

Estas calles, y los bloques que se levantan entre ellas, forman el Sector Montserrat. La palabra "Sector" es casi un mote, un alias, como el "Alergias". Un "Sector" indica una comunidad de vecinos que no atisban la categoría de barrio, un sector es la clase baja de los barrios. En mi ciudad, el Sector Montserrat es un grupo de viviendas ("viviendas" mejor que "casas") que pertenecen al barrio de Vilardell, que es entidad de mayor envergadura, con nombre de barrio y hasta dispone de fiesta mayor, en septiembre. Intuyo que ese Vilardell hace mención a un antigua masía, barrida por el viento y engullida en el polvo de la historia. Intuyo que eso fue Can Vilardell, pero perdió el "Can", tal como se pierden los perros por las noches.

Lo he preguntado por el barrio y nadie me ha ha sabido dar noticias de Can Vilardell. Apenas si pronuncian Vilardell como la prosodia catalana exige. En el Sector Montserrat se habla (por orden de mayor a menor número de hablantes): árabe, castellano. Los niños conocen el catalán, porqué es la lengua de las aulas de la escuela. Casi todos son magrebíes, aunque sobrevive una minúscula comunidad gitana y hay una presencia testimonial de familias latinoamericanas.

Los bloques se construyeron hace muchos años, cuando, después de las riadas que se llevaron vidas de pobres, chabolas y viejos talleres, hubo que realojar a los supervivientes. El generalísimo ordenó construir esos bloques, y constructores muy catalanes y muy avispados (perdón por la redundancia) levantaron pisos exiguos y apresurados, apresurados esos constructores, catalanes todos, por cobrar el dinero. Coge el dinero y corre. Corre para la Cerdaña o el Ampurdán. Y el dinero, para Andorra. Como el Muy Inefable.

Dicen que eso es un gueto. Aunque al tanto con la palabra "gueto", porqué hace poco escuché una tertulia radiofónica en una emisora de obediencia catalanista en la que el grupo de tertulianos, todos tan locuaces como agudos, cultos y patriotas, dijeron que eso del "gueto" no es para tanto, ya que también hay guetos de ricos, como Pedralbes, o guetos de pijos, como Gràcia. Eso sí me da gracia: "guetos" de ricos. Cuando alguien se ha comprometido solemnemente a destruir lo que queda de la lucha de clases termina por soltar cosas como esa, como que hay "guetos" de ricos. Y los ricos también lloran, podrían añadir. Alguien debería explicarles a esos esforzados tertulianos del músculo patriota la diferencia que hay entre dos fenómenos: cuando muchos ricos quieren vivir en un barrio, como Pedralbes o Gràcia, lo que pasa en el barrio es que suben los precios de los pisos. Cuando muchos pobres migrantes van a vivir a un barrio del cual los autóctonos, algo menos pobres, se van, eso sí es un gueto. Y los precios bajan.

Ese sector Montserrat es el sector en el que hay una escuela, una escuelita, y en esa escuelita es donde trabajo. Me siento cómodo y bien aquí. Esos niños me recuerdan al niño que fui, pobre y algo desgarbado. Niños y niñas que tienen cuatro cosas. A veces tienen tres, pero jamás cinco. Y las tres o cuatro cosas que tienen las cuidan con celo, aunque a veces uno usa el lápiz a modo de proyectil norcoreano, cuando le cabrean demasiado. Para la mayor parte de esos niños, el sector Montserrat es el mundo. Casi nunca salen de él. Hay varios, los más afortunados, que se van, en verano, al pueblo de sus padres, en Marruecos. Para esos, el sector Montserrat es Europa. El sector Montserrat es la concreción del mundo desarrollado y moderno, el mundo rico, Cataluña. A escasos metros del grupo de viviendas del sector Montserrat está la Riera de las Arenas, que solo lleva agua una vez cada 40 años y cuando eso sucede, el agua se lleva a los pobres. Y entonces los constructores catalanes y avispados se frotan las manos. "Vaya por Dios", exclaman muy compungidos "¡Qué horrible desgracia, pobre gente... habrá que construir de nuevo!".

Ibrahim tiene 7 años y no sabe nada de toda esa historia. Y es prematuro contársela. Pero algún día la va a conocer, porqué Ibrahim, además de ser un chaval despierto es preguntón, y abre esos ojazos moros de aceituna mora para escudriñarlo todo. Ibrahim sabrá lo que yo se y sabrá mucho más que yo, y vamos a ver qué conclusiones sacará del asunto. Por el momento, Ibrahim es como una crisálide.

Espero que cuando Ibrahim desarrolle sus alas y eche a volar no se choque con los bloques del sector Montserrat ni con los de ningún otro sector, que no se choque con la estupidez ni contra la astucia de esos algunos catalanes que, de tan listos como son, han cerrado el círculo de la listeza y han vuelto a ignorantes.

para Ibrahim

3 comentaris:

  1. Delicat i meravellós com una crisàlide, el teu text. Descrius el que és tendre i bell en qualsevol racó, que, amb ulls cecs, semblaria inhòspit. Gràcies de nou per les teves petites i bellíssimes històries.

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  2. M'agrada ! Quina capacitat tens per veure i sentir coses que per la majoría pasen inadvertides ( o mirem cap altre banda )

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