22 de set. 2017
500 escritores catalanes
-Oye, me han dicho que 500 escritores catalanes han publicado un manifiesto en favor de la independencia de Cataluña -me comenta una amiga, y con cierta sorna me pregunta:- No estarás tu entre ellos por casualidad, ¿no?
Por toda respuesta arqueo una ceja (no se si la izquierda o la otra). Más tarde y más sosegado, ya en casa, me informo. Es cierto. El manifiesto existe y se ha publicado hoy, viernes 22 de septiembre. A eso se le llama tener el don de la oportunidad, que no es don divino. Mi primer impulso es abrir el enlace al manifiesto que ha dejado un periódico y ver la lista. Mi primer impulso, el irracional, es leerme la lista y anotarme mentalmente a quién no debo leer nunca más. Pero luego me llega, por fortuna y con esfuerzo, la voz de la conciencia razonada. Y la voz de la conciencia razonada me recomienda no hacer eso. Así que no abro el enlace. Prefiero la duda, que es buena. E incluso la ignorancia, que no es tan buena pero muchas veces saludable.
Me siento en el sofá. Me siento mal. Mal conmigo mismo. Y además estoy resfriado. El primer resfriado del otoño. Me cuestiono un montón de cosas. La primera: ¿hay más de 500 escritores en Cataluña?. Parece que si, aunque desconozco el censo de escritores de mi región. Luego: ¿es inteligente publicar eso cuando la tensión social ha rebasado lo imaginable?. Tercera: si un escritor es alguien que piensa lo que escribe (y lo piensa antes de escribirlo) ¿no sería mucho mejor abogar por el diálogo y el entendimiento?. Pero, a decir verdad, ninguna de esas tres preguntas me entretienen mucho rato, ni tan solo me preocupan. Lo que me duele es lo anterior: haber tenido aquél primer impulso, el de elaborar una lista de personas a las que no quiero leer. Es eso lo que me jode, hablando en vulgar. ¿Quién me ha hecho esto? ¿Porqué pienso así, aunque solo sea por un instante, aunque luego recapacite y me eche atrás? ¿Qué me está pasando, qué nos está pasando?
Años atrás, leía todo lo que me llegaba. Me daba lo mismo ciencia ficción de kiosko que un novelón de Proust. No había prejuicios de ninguna clase. De cada libro aprendía algo, de todos me llevaba un regalo. Luego uno adquiere un cierto criterio y selecciona, se organiza una lista de nombres o de asuntos. Con la música me pasaba lo mismo: me dijeron que la música de Wagner inspiró el nazismo, o que Wagner fue un protonazi. Pero a mi me gustaba tanto Wagner que no me importaba nada lo que me dijeran de él. Leí a Céline, acusado de colaboracionista y de filonazi. Leí a Karl Hans Strobl, indiscutiblemente nazi, nazi con carnet del partido de Hitler. Leí a escritores falangistas, ex-falangistas. A pesar del criterio selectivo y esas cosas, la ideología de un artista jamás me fue un obstáculo. Siempre pensé, de mi, que era un tipo sin prejuicios importantes por lo que respecta al arte.
Esa actitud me permitió leer a Josep Pla y a Baltasar Porcel. Del primero pasé por alto su militancia tan activa en el franquismo y del segundo su actitud genuflexa ante Pujol, tan vergonzante. Joan Perucho, uno de mis autores preferidos, fué un hombre de derechas y muy conservador, pero sus textos todavía me parecen de lo mejor que he leído en catalán. Me entusiasmó Álvaro Cunqueiro. Ídem para con Jorge Luis Borges.
Pero la vida pasa, y los acontecimientos se suceden, y todo cambia. Llega un día, nefasto, en que uno descubre que quizás no era tan predispuesto ni tan tolerante. Y eso jode, porqué hay que aceptarlo. Hay que aceptarse por lo menos, pero no solo eso, ya que luego se debe pensar qué ha pasado, qué demonios ha pasado. En La Guerra de las Galaxias eso se llama "pasarse al lado oscuro". En el lenguaje del simbolismo, eso es "descender al infierno".
Debo contar otro suceso. Otro suceso feo y desagradable que me ha acontecido.
Hay en Cataluña un cantautor que me gusta mucho, un hombre joven cuya música me parece excelente, delicada, elaborada, culta. Incluso exquisita. Tengo varios discos de él. Los escucho a menudo. Tiene una gran sensibilidad y una habilidad majestuosa para adaptar poesías de poetas a los que admiro, como Jacinto Verdaguer. El otro día me enteré de que ese cantautor daba un concierto en un pueblo más o menos cercano, y me dispuse a organizarme para ir a verle. Aunque el concierto lo da en viernes, me sentía capaz de desplazarme más de 100 quilómetros sin dudar. Ya dormiré otro día, me dije.
Pero justo al día siguiente descubro que el músico se ha posicionado a favor de la Cataluña independiente, y lo hace con exclamaciones que me sorprenden: usa los mismos eslóganes del poder catalán. Ni tan solo se esfuerza en versionarlos a su manera. Repite consignas.
Lo primero es la decepeción. Una decepción profunda, dolorosa. Porque no me lo esperaba. Ingenuo que es uno. Luego de la decepción viene lo otro, lo desagradable. Y decido que no iré al concierto. No me quiero exponer a ver banderas entre el público, no voy a ser capaz de escuchar probables y posibles discursos independentistas entre canción y canción, y no me quiero sentir enmedio de un público que se lanza a dar gritos de in-inde-independència.
Hay un instante en el que me digo que quizás debería intentarlo. Ir al concierto y aguantar, y pensar solo en la música y en el arte en definitiva, que es lo que importa de veras. Me digo que quizás debo ir y tomármelo como una terapia de tolerancia o algo así, y poder decirme a mi mismo que todavía soy aquél hombre sin prejuicios que fui. Pero eso es algo tan absurdo como decirme que todavía soy joven. No lo soy. Soy un tipo imperfecto al que las circunstancias le han vuelto receloso. Por lo menos en ese asunto. Y decido que no, que no me quiero ver enmedio de eso.
Sería fácil decir que de ese problema que tengo yo tienen la culpa los otros. Que el origen del problema son los demás, sus griteríos y sus desfiles de banderas para asustar, para dividir. Que el problema es de ellos, de sus eslóganes, de su fanatismo. El nacionalismo me da pavor. Pero debo ser honesto y ponerme ante el espejo. Algo malo me ha sucedido, algo feo. Eso es como un cáncer, como el cáncer de útero que se llevó a mi madre pero un cáncer del alma. Me prometo a mi mismo que voy a pensar en ello y me comprometo a hacerlo. Siento una pena enorme. Siento pena por mi, claro está. Todos tenemos ese "yo" que nos oprime y nos conculca. Pero también siento pena por todos, por todo. Por lo que se ha roto, por lo que se ha roto y nadie tiene previsto como coserlo luego. Me siento mal. Creo que no voy a tirar los discos de ese músico, me esforzaré en escucharlos mientras tengo en cuenta solo su arte. Tal como lo supe hacer antaño.
Mi desesperación y mi pena es eso: no me esperaba vivir eso, nada de todo eso. Pensaba que esa pena solo la iba a conocer por los libros antiguos, en novelas del romanticismo oscuro. Nunca sospeché que yo, pasados los cincuenta, podría ser como un personaje de una novela del romanticismo oscuro. Me equivoqué.
Pienso que debería recogerme en el silencio. Meditar ante un espejo. También pienso que alguien, otros, deberían pensar sobre su adhesión eufórica hacia la división y la partición, y hacerse preguntas. Pero dudo que lo hagan. Dudo que lo hagan por lo menos ahora, en este momento. Hay algo que no se lo perdonaré nunca y es eso lo que me jode, que me hayan traído resentimiento y prejuicios. Porqué una vez más allá de los cincuenta no se si me va a dar tiempo para corregirlo.
Yo os maldigo, les diría. Si tuviera la convicción o la fuerza para hacerlo. Pero no las tengo.
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Nada de lo que ha estado una vez conmigo, me abandona. Fueron palabras de Juan Eduardo Cirlot, un simbolista, ideólogo de Dau al Set, que jamás estará entre los elegidos. Como tampoco lo están ya Mendoza, Marsé, Zafón, Cercás, Vila Matas, Matute o Juan Goytisolo, por citar algún escritor, que es donde me quiero ceñir.
ResponEliminaHay quinientos escritores catalanes, lo que no hay son buenas distribuidoras y editoriales sin miedo y con ánimo no sólo de lucro sino de cultura. Y hay más escritores catalanes que catalanistas, pero como ud. sabe, mi querido Lluis, hay quien sabe nadar en una sopa de pescado, y aunque defenestren a su jefe en la televisión de la cultureta, siempre tendrá un lugar en La Vanguardia de rigor, un sillón en la Societat d´escriptors en Català y un sueldo, este pagado por el "estat".
Yo he vuelto a poner el Mediterraneo de Serrat, y bien no me desprenderé de los discos del Mainat, le puedo asegurar que para que los vuelva a escuchar han de pasar muchas cosas, tantas que dudo que la aguja del Lenco vuelva a posarse sobre ellos.
Salut
La cultura, en este país, no pasa por un buen momento. El otro día, apareció un manifiesto de intelectuales y leí muchos insultos contra ellos.
EliminaLluís,
ResponEliminaPer fortuna, n'hi ha molts que estem fets un embolic, que pensem, reflexionem, patim... Jo voldria que poguéssin votar, per descomptat, però, alhora, no combrego amb cap discurs indepe ni patriotero construït com un bolet en un moment de crisi econòmica.
Però tinc clar que no vull perdre cap amic que pensi de manera diferent sempre que em respecti, ni vull deixar d'escoltar bons músics ni deixar de llegir escriptors que m'agradin. Aquest és el meu posicionament i el mantindré honestament. Estic feta un embolic... I això em tranquil.litza
Per fortuna, no saber res és una garantia de pensament racional. El dia que tingui res clar sobre sobiranies nacionals voldrà dir que de dimitit de pensar pel meu compte. Jo encara no sé si Catalunya és una nació, em sembla que no però vés a saber. En qualsevol cas, avui hi ha 500 "escriptors" que han volgut fer pública la seva dimissió del pensemanet. I no vull saber qui són.
EliminaAcabo de leer sus reflexiones y me parecen unas reflexiones muy decentes. Creo que lo único que se puede hacer es lo que cada uno hace. Eso nos define y eso lo decidimos cada uno de nosotros. Y ante la mentira, la trampa y lo indecente o indigno, creo, que sólo se puede responder con dignidad y decencia, sin acritud ni revancha. La realidad es tozuda y el tiempo pone a cada uno en su sitio...entretanto, serenidad, respeto-aunque no te respeten- y por qué no, una sonrisa
ResponEliminaSi, estamos de acuerdo: serenidad y respeto. Y pensar.
EliminaA mi ningú m'ha dit res, pero no hauria signat encara que estigui a favor de que es pugui votar. Però jo sóc un mindundi sense importància.
ResponEliminaA mi tampoc no m'ha preguntat. No sé perquè.
EliminaLluís, el arte está por encima de las ideologías y la obra de arte está por encima de su autor. Cuántas veces me he arrepentido de conocer al artista. Gesualdo era un asesino, Caravaggio un chulesco, Benvenutto Cellini era un pendenciero, J.V Foix un facineroso, unos son de izquierdas y otros de derechas, intolerantes unos y otros, pero el arte queda y las miserias ideológicas pasan de moda muy deprisa. Hoy a quién le importa si Dante fue güelfo o gibelino. Algo así he puesto en mi https://francesccornado.blogspot.com.es/2017/09/la-ciudad-dividida.html
ResponEliminaEsta recogida de firmas para el manifiesto era otra forma de ir confeccionando la lista maldita donde figuran los buenos catalanes, no los buenos escritores.
Saludos
Nada que objetar, estamos de acuerdo otra vez.
EliminaCORNADÓ:
ResponEliminaJusta la fusta ¡¡¡
" Esta recogida de firmas para el manifiesto era otra forma de ir confeccionando la lista maldita donde figuran los buenos catalanes, no los buenos escritores."
Eso de las listas es muy inquietante. Vamos a esperar a que bajen las aguas.
EliminaLluís, algunos estamos en las dos listas y cuando esto sucede, resulta que para unos somos traidores y para los otros somos renagados y felones.
EliminaSalud
Francesc Cornadó
Yo sigo sin entender cual es el problema que nos impide votar, sea SI, sea NO. Y no me digan que el problema es una constitución de hace 40 años, que fue redactada bajo la mirada atenta de militares y con miedo.
ResponEliminaLa reforma de la Constitución es un tema pendiente que se debe abordar. Negociar, pactar, y reformar lo que se deba reformar. Pero tranquilamente. Y si algún día se tiene que hacer un referéndum pues eso, que lo hagan.
EliminaEl referèndum es ilegal perquè no s ha pactat. I no s ha pactat perquè es ilegal. Fa uns set anys q es reclama negociar i canviar la constitució i la resposta sempre ha estat la mateixa: NO. Què més hem d esperar?
EliminaJo en tinc 60 i espero que algun dia abans no em mori aquesta discussió de pàtries baixi el to i puguis anar a concerts i festes majors sense haver de suportar l'exhibició de banderes que no ens agraden.
ResponEliminaEs viu molt millor sense banderes, espero que en sapiguem.
EliminaEn una cosa no hi estic d’acord: que el primer impuls, que consideres “irracional”, fos el de llegir la llista i “anotar mentalment a qui no has de llegir mai més”; i que consideres que, després, fos “la veu de la consciència raonada” la que et va frenar i va evitar que acabesses fent aquella “llista negra”.
ResponEliminaQui et diu que no va ser al revés? Potser va ser “la raó” (“la consciència raonada”) la que et va fer maquinar de seguida aquella voluntat de procés de memorització d’una “llista mental” a tenir en compte, per inhibir-te possibles temptacions futures de lectura “perniciosa”, constrenyint-te; i potser va ser una emoció qui et va demanar que no ho fesses, que no et deixesses portar per aquell pensament censurador.
De fet, me costa entendre estes distincions entre coses que suposadament fem “racionalement” (amb una “consciència raonada”) i altres que suposadament fem “emocionalment”, com si fóssem capaços de fer les coses només d’una manera o de l’altra, com si no ho visquéssem “tot en un”.
En qualsevol cas, m’encanta llegir i m’identifico amb la descripció que fas de tot este “procés” personal, trist i dolorós, però que alhora em sembla molt interessant i “consolador”, perquè mos permet trobar i reconèixer dins nostre també un “infern”, una barreja de reflexos contradictoris que mos enlluernen i mos desconcerten, ferint-mos, qüestionant-mos, mostrant-mos que també dins nostre (com en un espill) hi trobem allò que rebutgem “en els altres”, i com tot plegat pot ajudar-mos a dubtar de les connotacions negatives que atribuïm als “inferns” i a les contradiccions..., honestament.
I tot això, “pot servir d’alguna cosa?”. Te servix, a tu?
Desitjar que també “altres” facen “lo mateix procés”, me pregunto si no és una pretensió massa ambiciosa, innecessària i poc compatible amb la supervivència (no de “súper” ni de “sobre-viure, per damunt de”, vull dir amb la capacitat de viure i prou, a pesar de tot, o amb tot).
A mi també m’hagués agradat anar al concert del Roger Mas. I també vaig preferir renunciar al plaer d’escoltar-lo, per no exposar-me a sentir-me entre banderes i discursos in-inde-independentistes. No només per la dificultat d’acceptar algú (en este cas, el Roger), amb una ideologia que a mi em sembla perniciosa, sinó també (potser sobre tot) pel malestar que sento enmig d’un context social tan ple de “conviccions totals” (i totalitaristes). Però... Necessito desfer el “sobre tot”, per poder reconèixer en mi esta “dificultat d’acceptar algú tal com és, tal com pensa, tal com sent”... I ho necessito per poder (ja no “sobreviure”, o “subsistir”), senzillament, viure.
Cuántas decepciones estos días y lo peor es que será muy difícil, si no imposible, recomponer este destrozo de amistades y simpatías perdidas.
ResponElimina¿Como se recompondrá la cohesión? Eso es lo que más me preocupa. ¿Sabremos convivir de nuevo?
EliminaCiertamente, este estado de cosas me parece una pesadilla. Es como si el sinsentido y la irracionalidad se haya expandido como un virus...sobre todo entre los jóvenes,esa generación que ciertamente ni conoció el horror ni las miserias de un tremendo pasado.Me duele mucho, y yo que peino canas, recuerdo los recuerdos que mis padres me relataron y que a ellos les condicionó su vida. Mi padre murió sin embargo orgulloso del país que entre todos habían finalmente sacado de las tinieblas...Ahora algunos, locamente, parecen querer despertar demonios que la gran mayoría creímos ya enterrados en el infierno por siempre. Intentaré conjurarlos con amor a la vida, con respeto a mi vecino y confiando en los Estados de Derecho.
ResponEliminaCuando veo a todas esas personas tan jóvenes pidiendo "libertad" me inquieto mucho. El uso de la palabra "libertad" me preocupa: solo hay que mirar quien la usa más a menudo, y siempre son los mismos. Los que viven mejor. Los demás pedimos igualdad, justicia social. Los que viven bien piden libertad para vivir mejor.
EliminaEm sap greu dir-te, Lluís, que el manifest del que parleu (i que jo vaig signar, i estic segura que no em deixaràs de llegir per aquest motiu), no era un manifest a favor de la independència. L'acabo de rellegir, per si en el seu moment el vaig llegir malalament, però no. Diu clarament que els escriptors que el firmen volen votar l'1 d'octubre. I que cadascú voti el que vulgui.
ResponEliminaSi el govern monolític d'Espanya hagués donat una mica d'aire a les demandes dels catalans (portem molts anys de monòleg amb una paret), o fins i tot, si s'hagues aprovat una llei de referèndum (em pregunto quina por els fa un referèndum, ni que fos amb la participació de tota Espanya, quan tots sabem que un referendum pactat donaria com a resultat una majoria de No) no estariem com estem. I repeteixo: un sí al dret a decidir no és un Si a la independència.
Sílvia, no t'ha de saber greu. Ni me'n sap a mi: et valoro molt la sinceritat, fins i tot la valentia. No deixaré de llegir-te per haver signat el manifest. He decidit que no tindré en compte les opcions polítiques dels autors (circumstancials i passatgeres, i moltes vegades només oportunistes). Tot i això, també dic que, d'ençà que vaig fer públic que no sóc independentista ni referendumista, sé de bona font uns quants que han decidit deixar de seguir el què escric (en alguns casos, és una benedicció). Jo aniria a votar en u referèndum sorgit d'un acord, d'un acord de polítics que busquen els acords i el bé del comú. Però per desgràcia tenim uns polítics que plantegen ruptures i divisions, i que són incapaços d'arribar a acords. Testosterona pura posada als seients del poder, banderes, soroll i desfilades, i a veure qui és més astut o qui té més força. Això és el contrari del que hom espera d'un polític.
EliminaA mi no em sembla una bona un referèndum sobre la independència, perquè tothom sap que dividirà més la societat. Però si ho acordessin, què hi farem, aniria a votar. Per acordar-ho, em temo que cal fer un replantejament, i sobretot molta autocrítica. Ni Rajoy ni Puigdemont semblen persones prou sensates (ni prou persones) com per seure a parlar: ens ho demostren cada dia. Caldria rellevar-los. Tant al PP com a Convergència o a ERC hi ha persones que ho podrien fer. Caldria trobar-les i encomanar-los un pacte.
A mi, la consideració jurídica de Catalunya (autonomia, nació, regió, estat) m'interessa igual que la vida sexual dels musclos de roca, perquè el tema nacional no em diu res i més aviat em fastigueja. En el cas dels escriptors, em dol que signin manifestos (si és pel referèndum o per la independència... tu hi veus diferències? els qui volen el referèndum són els qui volen la independència, A=B i per tant B=A), a mi m'agradaria veure raonaments, debats. I no eslògans. En fi, tal com et deia: celebro el teu comentari. Tan de bo fóssim capaços de debatre així, amb calma i amb sinceritat.
Ah! Tinc un altre motiu per no anar a votar en aquest referèndum: la meva opció, el federalisme, no té lloc a la resposta. No sóc ni del SI ni del NO.
Me pregunto: mi familia está formada por algunos ciudadanos nacidos, criados y que viven desde hace muchas generaciones en Cataluña, otros nacieron y viven también desde varias generaciones en zonas del norte com P. Vasco, Asturias o Palencia y Burgos, otros en Madrid y Andalucía. En su opinión, ¿ tenemos también todos nosotros a decidir? o el derecho tiene 'numerus clausus'?
ResponEliminaCoral: cuando he visto el comentario, mi amigo Miquel ya le había respondido y yo no lo podría hacer mejor que él.
EliminaComo el asunto catalán se deberá afrontar algún día, con inteligencia y con política, es posible que se plantee alguna vez un referéndum en serio (no como este, que es de nuevo una kermesse de los patriotas catalanes). El día en que exista diálogo, inteligencia y política, veremos como se afronta el asunto de quién puede votar. Como yo soy partidario del federalismo simétrico, apostaría por un referéndum en este sentido, preguntando a todos los ciudadanos de España.
Es una pregunta , Coral, que ya está contestada.
ResponEliminaA) La normativa de la consulta en su artículo 6.1, "están llamadas a votar en el referéndum las personas que tienen derecho a voto en las elecciones al Parlamento de Cataluña" y los "catalanes residentes en el extranjero que hayan tenido la última vecindad administrativa en Cataluña, que den cumplimiento a los requisitos legalmente exigibles y que hayan solicitado formalmente tomar parte en la votación".
B) ¿Cuántos votos necesita la independencia?
En su artículo 4, la ley del referéndum prevé que la independencia de Cataluña será aprobada siempre que haya "más votos afirmativos que negativos" de entre los que hayan sido emitidos de forma válida. Esto implica que no existe ningún mínimo de participación ni un porcentaje mínimo de papeletas necesarias para que se apruebe la secesión de la comunidad autónoma.
Al igual que la asepsia de un quirófano, ya ve que es contundente, simple, sencillo, rápido y contumáz. Los demás no cuentan (si es para decir que nos roban, si). Los demás no existen. Los demás no están, ni se les espera.
Le pondré un símil, Coral: Ud. vive en el 4º piso. La del segundo, que tiene una estelada en el balcón, toca la cacerola a las 10 de la noche durante 15 minutos pidiendo "libertad". La del quinto tiene una gallina colgada más grande que la estafa del Pujol, y además un crio pequeño que a esa hora ya duerme. Como está empreñada con la del segundo, cada noche , a las 10 de la noche , le tira un cubo de agua balcón abajo....Pues el que se jode soy yo, que paso de tanto zanganeo político. Tengo que escuchar la tortilla todas las noches, de la del segundo, pero además la del quinto me perjudica mojándome todo el balcón cuando intenta fastidiar a la de abajo. O sea, el único que pierde soy soy, fastidiado por los dos sectores que cada vez son menos dialogantes y están más enconados.
salut
El sñimil es muy acertado, Miquel. Es así como nos vemos. No se si la mayoría o la minoría.
EliminaSE ACABAT EL FRANQUISME?...N'ESTAS SEGUR?...CAP SORPRESA RESPECTA EN SERRAT,ELL SEMPRE HA SIGUT UN PPOE. ...FE LLISTES NEGRES DEIXEU PELS POLICS,TOTS EN FAN,PERO NOSALTRES POBRETS PELA-CANYES,PER QUE?..
ResponEliminaCornadó tiene una de las entradas más lúcidas en los comentarios.
ResponEliminaLa cuestión no es si Serrat es buen o mal cantautor cuando el La, la, la, o el Mediterraneo. Si Mendoza o Marsé son buenos o malos escritores; si Cunit es buen o mal director de programas de actualidad; si la Nierga es buena o mala periodista. Si el Évole es un buen entrevistador o más bien una nulidad. No es esa la cuestión.
La cuestión es otra. La cuestión es si somos buenos o malos catalanes en función de nuestro posicionamiento.
Ah! ya lo he entendido. Todos/as ciudanos/as somos iguales ante la Ley menos los indepentistas y referendistas catalanes que no tienen por que acatar ni la Constitución del 78 ni, por tanto, el resto de leyes incluido el Estatuto de Autonomía. Muchas gracias por la aclaración.
ResponEliminaAh! ya lo he entendido. Todos/as ciudadanos/as somos iguales ante la Ley menos los indepentistas y referendistas catalanes que no tienen por que acatar ni la Constitución del 78 ni, por tanto, el resto de leyes incluido el Estatuto de Autonomía. Muchas gracias por la aclaración.
ResponElimina