De travesura en travesura, el Travieso Puigdemont se plantó en la isla de Cerdeña para asistir a un festival floklórico. Hay quien viaja para escuchar a Monteverdi o a Bellini y hay quien hace miles de quilómetros para ver danzas y coros populares. El Travieso no se iba a Cerdeña en general: se iba a un pueblo llamado Alghero que, muchos siglos atrás de llamó l'Alguer y era colonia catalana, de cuando los catalanes jugaban a vikingos del Mediterráneo. Aquello terminó como el rosario de la Aurora, como es lógico.
Detenido en Italia (o retenido en l'Alguer, según Tv3) durante unas horas, el Travieso Puigdemont ha sido puesto de patitas en la calle. Yo diría que los italianos quieren tenerle fuera de su territorio cuanto antes mejor. Y, una vez en la calle, al Travieso Vividor no se le ha ocurrido otra que soltar la frase:
-España no pierde la ocasión de hacer el ridículo.
Como todo el mundo sabe, lo que más nos molesta en los demás es, siempre y sin falta, lo que más nos molesta de nosotros mismos. Según esta ley natural, es posible que el señorito Puigdemont haya caído en la cuenta de que (por lo menos) los últimos años de su vida, con sus extraños periplos, viajes accidentados o en el maletero, espías rusos y demás sandeces son exactamente eso: un ridículo tremendo que va en aumento y que lo engullirá más pronto que tarde. Ya hay algo bufonesco en su figura y su curriculum no deja de engrosar las sandeces.
España hace el ridículo, suelta el señorito. Bueno, creo que España ni hace el ridículo ni deja de hacerlo: es un estado europeo que actúa en base a unas normas y a unos reglamentos jurídicos.
Otra cosa será lo que se le ocurra al Vividor cuando se plante delante del espejo y contemple, entre las sombras de su flequillo, el rostro cerúleo y raro en que se transforma lo que antes fue un hombre y es, cada vez más, la máscara de un héroe impostado, sin honor ni dignidad, un patán de tebeo que da tumbos esperando su momento de gloria y solo halla instantes de un fulgor oscuro. La voz le tiembla en la garganta: me lo había parecido antaño y hoy lo he evidenciado. Es una voz gangosa, lastimera. Todo se derrumba en el petimetre que aspira a figura histórica (no hay catalán que se precie que no intente el salto a la historia) y él ve ridículo a un estado europeo del que se fugó, por patas, en el maletero de un coche. Ahora en Cerdeña, quizás mañana en Córcega o en Sudán del Sur, o pasado mañana en un encuentro de flautistas bretones tradicionalistas.
Digo yo que se habrá percibido de que, en Italia, ni los nacionalistas de la extrema derecha padana le han mencionado.
El señor Puigdemont terminará convertido en personajillo literario, se lo vaticino: al paso que va, dando tumbos por los recovecos medievalistas y acusando de ridículas a las democracias europeas, será un dibujito que exclama al fin de cada tira cómica: ¡Qué ridículos son todos los demás menos yo!.
En este caso del reportero Tintin Puigdemont en l'Alguer, se podría decir que entre pillos anda el juego, LLarena y el son mas parecidos de los que se creen.
ResponEliminaYo pensaba que eso de España hace el ridículo, España nos roba, ya lo habíamos superado entre todos, España es muchas cosas y ya te dije que la diferencia entre España y Catalunya es que no hay ninguna diferencia. Aqui al que han cogido en fuera de juego ha sido a Sánchez, mientras tengo la duda de si Marlaska es tonto o un conspirador de primera.
De todos modos, este affaire al único que ha beneficiado es a Puigdemont, aunque se trate de una victoria pírrica e inútil.
Salut.
Lo de Marlaska lo tengo claro: es tonto, directamente.
EliminaBueno, pues no sé yo si a Sánchez le ha cogido fuera de juego, en todo caso, si ha sido así, no se ha molestado ni entrar a jugar, a diferencia de Aragonés, que ha tenido que hacer el paripé del apoyo - viaje incluído - con la sensación de que la piedrecita en el zapato se había vuelto a manifestar.
EliminaEn este momento, yo pienso que todos querríamos que estuviera aquí - por motivos totalmente contrapuestos de unos y otros - al tiempo que también pensamos que cuanto más lejos mejor también para todos - los de a favor y los de en contra -, lo cual empieza a ser triste también para él. Pero claro, de todo esto desconocemos todo (ni los Italianos le quieren, los folclóricos sí, parece ser).
podi-.
Yo diferenciaría conceptos para aclararnos mejor.
ResponEliminaLa Ley no tiene nada que ver con la Justicia, aunque esta venga de aquella. Me explico.
¿Es justo que un hombre se case con cuatro mujeres?
Respuesta: Es injusto por denigrante, pero la Ley lo permite en los países árabes, luego es LEGAL.
¿Es justo que a un ladrón le corten la mano?
Respuesta : es injusto a todas luces, pero la ley lo permite en ciertos países de Arabia y Afganistan. Luego es legal
¿Es justo que un asesino de 39 personas cumpla por cada una 8 meses de cárcel?
Respuesta: Es denigrante para el muerto y sus familiares, pero la Ley lo permite en España. Luego es legal
Y ahora a lo que vamos. El Sr Puigdemont está protegido por la Ley de inmunidad Europarlamentaria. Por esa Ley no puede ponerse en prisión en EUROPA.
El Señor Puigdemont como civil no está protegido, ni en EUROPA ni en el resto del planeta, salvo Kosovo, país no reconocido por varios países de la UE.
No planteo si es justo o injusto, sólo pongo que está inmunizado mientras sea europarlamentario.
Ahora bien. Dicho esto, comentar que el Sr Puigdemont, que acusa a la justicia española de hacer el ridículo, debería acusar a la justicia europea, porque España está bajo ese manto legal europeo y ese manto, insisto, le protege, pero una cosa es su inmunidad parlamentaria y otra su condición civil ciudadana. No se le ocurrirá pisar ningún otro continente.
Decir por último, que en EEUU, si él hubiera sido gobernador de Texas (ya saben ustedes que es un estado que siempre ha querido ser independiente y tiene bandera diferente a la americana), y hubiera emitido un comunicado declarando la república de Texas durante 7 siete segundos de forma unilateral, hoy estaría fusilado por alta traición, porque allí, ir contra la Constitución está condenado por esa ley que aquí, en Europa, le ampara, y mientra allí existe la pena de muerte para ese hecho singular, aquí, en Europa, está abolida y el acto sino protegido, no penado.
PD: Ojo que con Hungría, Polonia o el centralismo francés, no me jugaría los cuartos.
salut
A mi me recuerda al "Fari" aunque él se crea el Gandhi de Gerona.
ResponEliminaUn saludo.