Cuando el que dicta sentencia irrita a los más radicales de ambos bandos, el sentido común indica que lo ha hecho bien. ¿De qué otra forma podría ser? Entre los irritados, pero solo de verbo, están empatados el señor Torra y el señor Ortega Smith, dos hombres cuyos apellidos siempre me hacen pensar en empresarios del vino, de empresa familiar vitivinícola (el uno del Penedès, el otro de Jerez, por la coletilla anglosajona de su apellido). Luego están los del Tsunami, que en realidad se hubiesen comportado igual de mal fuera cual fuera la sentencia. Esos chavalotes valentones y malotes de patio de colegio de barrio bien están ávidos por insistirnos en lo de que las calles siempre serán suyas. Del mismo modo que son suyos los chalés, los coches caros, la ropa de marca y el bolso de Gucci (desconozco si el señor Gucci hace bolsos).
Mientras regresaba del trabajo para casa en mi Dacia (que antes que mío fue de otro alguien, puesto que lo compré de segunda mano), iba escuchando la radio. Algo nervioso, lo reconozco, por si me encontraba a esos guerrilleros aburridos que cortan calles y carreteras de sus vecinos para recordarles de quienes son las calles, como si no lo supiéramos ya, des de niños, des de que supimos que son suyas las tiendas, las empresas, los jardines privados, el perro que muerde y la criada ecuatoriana, antes filipina, antes andaluza. Regresaba nervioso por la amenaza que flota en el aire súbitamente frío y, en vez de poner la emisora del rock puse las noticias. Unos 50.000 tsunimeros (o tsunimistas) están liándola en varios puntos de la geografía del paisito. Bueno, me he dicho, eso es de chichinabo: en el campo del Barça se reúnen el doble en cada partido y no es noticia. Que la gente necesite salir a gritar para desbravarse es normal. El aburrimiento, la buena vida demasiado inane y la ausencia de emociones verdaderas llevan a eso. Alguien me susurra que quizás tenga algo que ver la represión sexual y todo el embrollo de las pulsiones ahogadas bajo el manto montserratino, la mirada fija y como ausente de la Moreneta, la mano fría, huesuda y pérfida del Pare Abat (tipo que habla con el mismo tono, timbre y cantinela que el Prior del Valle de los Caídos): lo dicho, los extremos se irritan.
Los del tsunami, iluminados por el fuego que procede de Hong Kong que ven en los noticiarios, sentados en su sillón de Conforama, en su pantalla extra larga, smarttv de leds, querían emular a los tipos de Hong Kong. Pero solo emulan a sus ancestros, aquellos entrañables Boixos Nois que no sabían ni escribir el nombre de su grupo de gamberros.
Nunca fui aficionado al cine judicial, y creo que aparte de "Doce hombres sin piedad" he visto poco de este género. Sin embargo, me apunté a la página de Facebook "Club de Fans del Juez Marchena", tras ver algunas sesiones del juicio: hay que ser muy insensible para no apreciar el buen hacer de este juez y su incuestionable sentido de lo trágico, su alma de actor sobrio, contenido. Ahora comprendo que estuve acertado. Es posible que Marchena nos haya dado una lección a todos y que no esté indicando el camino que los políticos no supieron (o más bien no quisiseron) ver. Debe ser la hora de empezar a escribir el "relato" de Marchena: la quimera de unos sediciosos de pacotilla contra una España de todos y para todos. Si yo hubiese sido el juez hubiese buscado la inhabilitación de por vida de todos los acusados, decisión que habría desarmado a ambas partes, pero no soy juez y entiendo poco de derecho, por no decir nada. De lo poco de lo mío y que entiendo, a veces me las veo negras para resolver los retos diarios.
En el caso de Marchena contra el Tsunami, gana Marchena. Racional, ponderado, ecuánime, respetuoso. Respetuoso, esa es la palabra que ilustra la mente del juez y la que huyó de las mentes (anónimas) de los tsunamitas cual ave migratoria que migró hacia otros pagos para no volver jamás.
Enfin, que cada uno a lo suyo y Marchena en lo de todos.
Lo siento, mi razón no está dispuesta a doblarse; solo mis rodillas.
ResponEliminaTe compro la opinión pero no puedo evitar pensar en la tal vez buscada inoportunidad de los hechos que rodean este asunto. Las detenciones, en su día, dieron votos a los indepes en las elecciones de unas semanas después; la publicación ahora del veredicto les dará más votos ahora, en las de dentro de unas semanas, y no quiero ni pensar en lo que puede pasar el día que rebasen ese 50% al que se acercan peligrosamente. Mi sensación es que en el otro lado de la pista también manejan la estrategia de "cuanto peor, mejor".
ResponEliminaOstias ¡, qué buena frase y que acertada, tito: ". Unos 50.000 tsunimeros (o tsunimistas) están liándola en varios puntos de la geografía del paisito. Bueno, me he dicho, eso es de chichinabo: en el campo del Barça se reúnen el doble en cada partido y no es noticia. ..."
ResponEliminaTe la compro porque con ella se puede argumentar.
Un abrazote
Salut
Compartimos, sin que sirva de precedente, la opinión. Algo muy parecido he puesto yo en mi blog.
ResponEliminaUn saludo