El suceso aconteció en la gala de unos premios literarios. Uno de los premiados, aprovechando que le habían cedido el micrófono, lo secuestró y largó su retahíla de lamentos sobre la situación de la Cataluña "oprimida", la maldad de la justicia española y blablablá, y los presos, claro. Los argumentos habituales, entre los que está negar la separación de poderes y pintar un imaginario tremendo con sofismas como: "en España, los violadores están en la calle y los demócratas, en prisión".
El público se calló. ¿Se callaron todos? ¡No! Hubo una persona que levantó la voz para protestar. Se trata de Manuel Valls. Valls viene de un país (y de un mundo) en el que hay mayor respeto por las formas, y en el que saben de qué va la democracia (la democracia no consiste en poner muchas urnas, es una forma de relacionarse entre las personas y con el mundo). Por eso Valls pudo reaccionar, porqué sabe y porqué puede. No se puede tolerar el abuso del micrófono en la mano. Ese abuso es otro abuso de lo público, tal como hacían con los lazos de plástico amarillo por las calles (Por cierto: ¿ya no se llevan?). Esos actos son actos de violencia y nada más que eso. Por más victimismo lacrimógeno que contengan, consisten en violentar un espacio.
Hace pocos días viví una situación muy semejante y no supe responder. No soy Manuel Valls y no supe hacer de Manuel Valls, aunque el ejemplo lo tenía. Pero me callé y me llevé el malestar para casa. Espero enmendarme, y la próxima vez que me encuentre en uno de esos lances, espero saber reaccionar al estilo Valls, que solo consiste en no permitir el abuso, algo bien sencillo, de apariencia simple y lógica, una aplicación de la ciudadanía democrática. La ciudadanía se ejerce, y cuando nos callamos no ejercemos de ciudadanos.
Imagínense ustedes que los papeles se invierten. Y que cuando yo tengo el micrófono en la mano aprovecho para soltar lo mío. Imagínense que digo algo así como:
"Me alegro de que empiece el juicio, y me alegro de que quienes quisieron violentar la democracia sean juzgados y paguen por ello, como cuando cualquier hijo de vecino se salta las leyes a la torera, con el agravante de que esos ostentaban el poder. Me alegro de que se juzgue a quienes quisieron doblegar la democracia usando las herramientas que la democracia puso a su merced y encima se mofaban de la ciudadanía, y además se sentían impunes".Sin embargo, no lo he hecho nunca, ni creo que vaya a hacerlo. ¿Por qué no lo haré? Porqué no me parece ético secuestrar el micrófono. Porqué se que el auditorio no ha venido a escuchar eso, porqué eso es verdad para mi y solo eso, y nada más que eso.
Lo escribo aquí, es cierto. Pero este texto puede usted dejar de leerlo en cuanto le apetezca. Un clic y listos. Puede no leerlo jamás, ya que no visita nunca este blog. Eso es muy distinto a largar el rollo victimista ante un público incauto e inadvertido, que solo podría recurrir al gesto pueril de cubrirse las orejas con las manos.
En los actos de los que se apropian impunemente los lacistas no solo cuentan sus mentiras y exponen sus lamentos otra vez (tediosos, aburridos) si no que juegan a un juego medio sutil y muy feo: saben que nadie va a protestar. Saben que los demás nos callaremos. Ahí está el truco. Saben que nos callaremos por respeto al propio orador y al resto del público, y porqué cuando alguien responde al que juega a víctima, asume -lo quiera o no lo quiera- el papel de verdugo. Lo saben bien: oponerse a la víctima implica ser un verdugo. Quién responda aparecerá como un "liante", un provocador: ¿quién osa mostrarse insolidario con los pobres presos (que no presos pobres)?. La trampa es simple pero eficaz. Nadie quiere ser señalado como liante o provocador: se sirven de ese mecanismo psicológico. La víctima del abuso tiende a pensar que responder al abuso sería una provocación. De algún modo, al abusador consigue culpabilizar al abusado.
A Valls, por haber protestado el abuso del escritorzuelo que pilló el micro en la gala del Premio Josep Pla, la prensa del régimen catalán le tildó de energúmeno, de provocador. El cambio de roles es automático e infalible. Es fácil imaginar por donde discurrirá la situación. Si uno responde al abuso del micrófono de un independentista va a escuchar algo parecido a "Feixista!". ¿Nos apostamos algo?.
Debo apuntarme el ejemplo de Valls y recordarlo siempre, y tener claro que lo intolerable es intolerable y, por lo tanto, no se debe tolerar. Hay que ser valiente, hay que ser como Manuel Valls sin ser Manuel Valls. Y asumir las consecuencias, claro está. Valls sabía la que le iba a caer por responder, por no tolerar el abuso. Lo sabía de sobra. Y sin embargo lo hizo. Quien fue primer ministro de Francia sabe que un iluminado cualquiera no le puede cuestionar sus principios democráticos, su conocimiento de lo que es democrático y lo que no lo es.
Debemos responder. Nos puede caer lo que sea, pero uno duerme más tranquilo cuando sabe que no ha tolerado lo intolerable, pase lo que pase, y que ha sido fiel a sus convicciones democráticas, a su idea de qué significa ejercer de ciudadano en un estado democrático. Tolerancia cero.
Al lector que haya llegado hasta aquí y sepa como hacerlo: me gustaría que este texto le llegara a Manuel Valls. Agradecimiento eterno.
Recuerdo que por noviembre del 17 (muy calentito aún el 1 de octubre) asisti a una sesión de coachind (creo que se escribe asi) destinado a un grupo de mujeres. La coach nos pidio que trabajaramos los sentimientos y enseguida salio ella hablando de rabia pero no de miedo (los indepens no tenen por ya sabes...) la mayoria le iban siguiendo el juego, cuando me toco hablar a mi le dije que mis sentimientos eran ante todo de pena y que como yo no era independentista tambien podia permitirme tener miedo, pero que rabia y sobervia no....Te puedes imaginar la cara de la coach quien creia a pie juntillas que los unicos sentimientos posibles eran los vinculados al proces y ver que la vida continuaba fuera de este. Aquel dia tube más claro que nunca que no me harian callar y que cuando ellos hablan yo cojo la puerta y me voy. No se si son cosas de la edad pero ya hace tiempo que no soy politicamente correcta.
ResponEliminaDejando el tema del independentismo a un lado, eso de que hay división de poderes yo no me lo creo, por mucho que me quieran hacer creer que sí.
ResponEliminaYo acostumbro a evitar el tema, ya que considero que esto es una "guerra" entre dos facciones de la burguesía y yo no soy burgués, ni económicamente, ni noümenicamente. Por lo tanto no es mi "guerra". Y por extraño que parezca nunca me he sentido ni catalán ni español (y eso que soy nacido aquí, con los dos apellidos catalanes). Quien sabe, ese día que me dijeron los "compañeros" de colegio "...tu cállate que eres de otro planeta" quizás tenían más razón de lo que ellos mismos se imaginaban.
ResponEliminaPues yo te compro la idea, el fondo del artículo, pero lo que no te compraría nunca es el personaje del ejemplo. Traicionó a sus votantes franceses que esperaban socialismo y les dio todo lo contrario, cuando perdió las siguientes pretendió pasarse al partido ganador (chaquetero de libro, pero le rechazaron)... luego está el episodio aquel de la niña gitana secuestrada de la escuela para expulsarla del país... No, no es un político modélico precisamente. Alguien de allí me contó que nadie le quiere ya, es un paria en Francia y por eso se ha venido a intentar seguir medrando por aquí, tal vez por aquello de "a río revuelto..."
ResponEliminaEs el problema añadido que tenemos los anti-indepe, que entre los que apoyan nuestra posición hay unos cuantos impresentables. Que en esto de la impresentabilidad no tienen la exclusiva los indepes, por desgracia.
Estoy con, y comprendo a JOAN FOSCATeRRA. Soy un caso similar.
ResponEliminaSalut
el comentari de Marc Artigau va ser brevíssim dins el discurs d'agraïment d'un personatge molt interessant com a escriptor de novel·la i de teatre, que té perfecte dret a dir el que va dir (breument dins un discurs més dens) el bosc continua deixant que no vegis els arbres i comença a ser preocupant. I Valls no és exemple de res, traidor als seus, denostat i abandonat a França, ha vingut a refugiar-se aqui on poc durarà i sinó al temps.
ResponEliminaNo creo en la neutralidad que invocan algunos de los comentarios anteriores, sencillamente porque somos ciudadanos catalanes, y por eso todo lo que suceda aquí nos afecta directamente.
ResponEliminaY es importante que se levanten voces, sean las que sean, contra el discurso único de los separatistas.
No deja de tener gracia, que los que mas invocan y manosean la palabra "democracia", tilden de "facha" o fascista a cualquier crítico con su discurso.
Todo un ejemplo, vaya.
A Valls, por haber protestado el abuso del escritorzuelo.... Perdona per aquest menysteniment vers Marc Artigau només pot venir de la teva propia frustració, que l'entenc. T'aprecio Llúis i amb una altra persona que tambè t'aprecia molt, n'hem parlat en més d'una ocasió, no has tingut el reconeixement de tot el que has escrit i publicat i ni te cuento de la teva tasca com a mestre, però és el que hi ha i no et dona cap dret a menystenir a un bon autor i escriptor com Marc Artigau.
ResponEliminaSalut
No se si en los premios de Ingeniería o en los de Medicina o en los de Astrofisica ocurre esto, en los de camiones no, uno no va a recibir el premio del Camión del Año y suelta su soflama, porque entre otras cosas, la gente no va ahi por eso y normalmente le importa dos narices lo que piense el de marras, quiere saber del camion, de como esta hecho u otras variables...o como se comporta la vacuna, si tiene efectos secundarios o si ese asteroide se va a chocar con la luna y nos va a afectar. En los Goya ocurrió algo parecido, la gente que recibe un premio por su trabajo, merecido o no, pues no lo se, esta ahí por su trabajo, por su actividad profesional, no para que nos de instrucciones de ser buenos ciudadanos, que no deja de ser un poco arrogante, por lo menos... O acaso porque escriben libros o hacen películas se creen superiores al resto de votantes, ¿que hubiese pasado si en los Goya alguien defiende al pueblo de Israel, como le defiendo yo?... Si uno quiere dedicarse a la política, me parece bien, pero la actividad profesional y el pensamiento político deben ir por separado, porque sino lo hacen, ocurrirá como en muchos regímenes que no se coge a los más capacitados, sino a los que, con perdón, a los que mas "lachupan" al lider o lideresa y eso es el fracaso de la sociedad en su conjunto y hace de la industria un lacayo del poder, que se vende por la subvención, una sociedad comprada por un lado y enmudecida por otro...
ResponEliminaUn saludo
Siempre me gustaron los discrepantes..
ResponElimina