10 de febr. 2017

El juez Vidal y las tinieblas

Resultat d'imatges de el juez de la horca
Fotograma de "El juez de la horca", una genialidad de John Huston

Según reza una definición de la palabra "proceso", un proceso es una secuencia de pasos dispuesta con algún tipo de lógica que se enfoca en lograr algún resultado específico. De ese modo, una sesión de sadomasoquismo o de tortura (ya sea consentida o no) sería un "proceso". Luego está lo que se llama "proceso" en el ámbito judicial, pero eso ya es otro asunto bien distinto.

Uno intuye que en la secuencia de pasos habrá momentos de toda clase: amables, divertidos, amargos, ácidos. La naturaleza también tiene sus procesos, en los cuales la lógica es otra distinta a la humana: morir también es un proceso.

Y luego está el llamado "proceso independentista catalán", que sigue una lógica especial. Sin embargo, es evidente que en ese procesos se pueden identificar diferentes secuencias. Lo que antaño se presentó como algo simpático, festivo y una celebración democrática (sus promotores llegaron a presentar su revolución como "la revolució dels somriures") hoy vive un instante de rudeza inaudito en la Cataluña que presumía de pacífica, heroína del pacto y del diálogo, árbitro de la elegancia.

Y no tan solo porqué el independentismo convoca a lo peor de cada uno, si no por que la cosa se está embarullando y ya nadie parece estar en condiciones de adivinar cual será el paso siguiente: la lógica se ha evaporado y solo permanece una desagradable incertidumbre, que se suma a la incertidumbre global. 

A medida que el proceso entra en esa fase de rudeza, desprovisto de épica, de poesía y de sonrisas, van emergiendo los posos, eso que anida en el fondo oscuro y turbio del alma humana y de la historia trágica de la humanidad. Parece que venimos del horror y la barbarie, y que lo que deseamos secretamente es volver a ellas. Me pilla la redacción de este texto terminando "El corazón de las tinieblas" y quizás ese "horror" me tiene subyugado. 

Pero algo hay: el juez inhabilitado y reciclado en senador que iba por ahí jactándose de usar información obtenida ilegalmente de los ciudadanos desciende del señor Constantino, un notable falangista, militar y alcalde de un pueblo del vinícola Penedès. Uno suele mejorar respecto a la generación que le precede, incluso llega a mejorar ideológicamente. Pero sin ser psiquiatra forense, todos sabemos que en el fondo hay una oscuridad que se arrastra, en silencio, burbujeante y semilíquida como los monstruos psicoanalíticos de Lovecraft.

Para que no me digan que me meto con los difuntos y que practico un argumentario feo, voy a hablar de mi padre. Mi padre era un hombre de izquierdas (de la izquierda independentista arcaica, la de los años 70). Había leído, había militado en un partido clandestino y fue detenido varias veces. Cuando Franco o alguno de sus gerifaltes acudía de visita a Barcelona, le llevaban al calabozo de forma preventiva y casi amable, diría yo. Cuando la autoridad visitadora se largaba para sus fueros, le soltaban y todos tan amigos. Todo eso lo cuento como prólogo. Luego estaba la otra faceta de mi padre. A pesar de sus ideas progresistas (socialista, colaborador con la resistencia antipinochetista, antisomozista y etc etc), era, en familia, un hombre de praxis autoritaria y represora. La disciplina para con sus hijos ocupaba una parte central en sus ideas de lo que debía ser su labor como progenitor y educador de niños. Ese poso represor, que se apaciguó mucho con los años, las enfermedades y la proximidad de la muerte, era algo heredado. No solo de un padre (mi abuelo) muy conservador, bastante primitivo, rural y simpatizante de Franco, si no de una época: la época gris del franquismo en estado salvaje, cuando el sistema se mantenía mediante la violencia.

Para desembarazarme de ese fondo oscuro, yo tuve que detenerme y bucear dentro de mi, desaprender para aprender de nuevo. Y aún así no estoy muy seguro de haber saneado completamente ese viejo cajón.

Creo que al juez lenguaraz le pasa algo parecido a lo que le pasaba a mi padre. Cuando uno quiere que sus ideales políticos se conviertan en realidades, se remite a su fondo oscuro. Eso es una guerra, al fin y al cabo, y en la guerra todo vale. Hay algo feo y pringoso en lo que dice el juez. Pero también en lo que suelta el señorito Puigdemont, en lo que lee uno en la prensa procesista, en lo que se ve por ese Twiter que canaliza bilis a destajo como un río desbordado por la mala uva infinita que anida en las profundidades de la caverna del alma.

Uno debe detenerse a meditar: se planteaban crear un nuevo país (con todo lo adánico de la propuesta), un país virginal, paradisíaco, ejemplar. Pero al primer escollo parece que se nos propone un estado infernal, puesto que se ha despertado la bestia que dormía en el fondo.

Puestos a confesar, confesaré otro asunto familiar. Mi hermano, hijo del mismo padre al cual me he referido antes, me dijo un día (siendo tanto él como yo jóvenes e imberbes): yo me haría pacifista, pero para hecerme pacifista tendríamos que cortar antes muchas cabezas.  

6 comentaris:

  1. Recorda la frase Warhol: "en el futur qualsevol imbècil tindrà els seus cinc minuts de gloria". Aquest home anava pels puestus donant conferencies sobre el procés i se sentia important, i entre el que era real i el que fantasejava construía un relat que ell mateix se'l creia, i n'estava cofoi. Ho feia amb il·lusió, com diria Moises Artur. Vanitas vanitatis, tot plegat és aixó Lluís, la petita vanitat d'un home petit.

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    1. Fantasiava? El jutge no és cap imbècil, no tinc gens clar a quin joc jugava

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    2. Les persones intel·ligents solen ser poc llestes, i les llestes poc inte·ligents. A mi em sembla que el jutge està habituat a ser una estrella a qui ningú no li discuteix res i ha ficat la pota.

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  2. " Cuando uno quiere que sus ideales políticos se conviertan en realidades, se remite a su fondo oscuro"
    La frase es digna de estudio.
    El ootro día, hablando con Enric H. March (hemos quedado para vernos y cambiarnos y regalarnos algún ejemplar), le comentaba: -Ojalá pudiera venir el Lluis....que bien escribe el cabrón. Así, a lo burro y con todo el cariño que te tengo.
    Hay frases, como la antedicha, que simplifican toda una entrada.
    Un abrazo muy grande y espero poder vernos .
    Salut

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  3. Enhorabuena por tu texto, una vez más. Veo que sigues en plena forma. Me ocurre que siempre he de leer tus escritos varias veces para acabar de rebañar hasta la última gota. Gracias.

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  4. Reconforta leer un texto como éste. Magníficamente expuesto. Gracias por la acertadísima (el calificativo se queda corto) descripción de este peculiar momento catalán, sus causas y sus efectos.

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