Mañana de calor y calima en el cielo. En el coche, acudiendo a una reunión de trabajo inesperada en mitad de agosto. La radio habla de fútbol en todos los diales (por lo visto ayer hubo partidos), hasta que doy con la entrevista al Director General de la cosa del tráfico de la Generalitat de Cataluña (Servei Català de Trànsit). Le presto una atención mínima y tangencial, pero poco a poco me atrae el titubeo constante del señor Director general, una incomodidad que se traduce en silencios y pausas inadecuadas.
El pobre hombre mide cada palabra que pronuncia (uno diría que mide, incluso, cada sílaba). La emisora es una emisora amiga del poder regional, de modo que todavía sorprende más esa inseguridad. Le preguntan por el atropello múltiple a un grupo de ciclistas, con el resultado de dos muertes. Como la respuesta le compromete poco, ahí todavía está ligero de verbo. Se cuida mucho, eso sí, de contar que es un problema de otra Dirección general y un asunto judicial, y que poco puede aportar. Aún así, se lía contando que existe una comisión mixta en la que intervienen varios departamentos y otras entidades (civiles, se supone) que tratan de la cosa de los ciclistas y de las "carreteras compartidas".
-Me consta que esta comisión trabaja mucho y que pronto tendremos resultados.
-¿Trabaja mucho? -le insiste la periodista- ¿Cuánto?
-Bueno... mmm... la comisión me consta que se reúne por lo menos una vez al mes.
Cambio de tema: la periodista le pregunta ahora por la propuesta de las nuevas limitaciones de velocidad, y ahí el Director se siente más a gusto. Cuenta que se ha licitado ya la compra de tecnología inteligente para regular los límites de velocidad en algunos puntos de las carreteras.
-Si ya se ha licitado -increpa la periodista- ¿Nos puede decir cuáles serán esos puntos?
-Bueno... mmm... se ha licitado la tecnología. Los puntos en donde se instalará están por decidir.
-¿Pero nos puede decir entre qué puntos se está discutiendo?
-Bueno... mmm... en realidad será uno. Más adelante quizás dos.
(Un uso curioso y muy osado del plural).
-Cambiando de asunto -la periodista percibe la incomodidad del entrevistado- ¿Tenemos ya cifras de muertes en las carreteras catalanas y sabemos cuántos atropellos a peatones y a ciclistas ha habido?
-Bueno... mmm... no tengo las cifras porque eso se está recalculando cada día, pero claro, todo depende de la titularidad de las carreteras. Algunas son de la Generalitat, pero otras de las Diputaciones, otras del Ministerio y también haylas de titularidad municipal...
La entrevista sigue un rato más, deslizándose hacia esa bruma de las pausas, los silencios, las dudas. Hacia esa bruma catalana. Aparco y me bajo del coche. La entrevista sigue y mientras me alejo de la radio creo que me alejo de Cataluña.Ustedes me dirán que se trata de una anécdota jocosa y veraniega, aunque inane. Pero mucho me temo que esa anécdota es la que define a la Generalitat de Cataluña. La misma que nos dijo, en 2017, que tenían listas las "infraestructuras de estado" para acometer la independencia y ser un estado como Dinamarca por lo menos.
Bueno, un claro ejemplo de la mediocridad que nos gobierna, faltos de ideas, pero con mucha ambición para perpetuarse en la poltrona todo el tiempo posible.
ResponEliminaHay un viejo aforismo que dice: "Si no aportas una solución, quiere decir que formas parte del problema".
Saludos.
Forma parte de los gobiernos autóctonos. Me explico. No sólo de este gobierno ¿gobierno?, sino de los diez y seis más que nos acompañan, dirigido ¿dirigido? por un señor que en una ocasión, supongo que en un super ocho de la época, vio a Kennedy hablar en público y se quedó enamorado de su prestancia.
ResponEliminaAsí, con estas, tenemos a un viajante falconero imitador, y una pléyade de satélites que, mira por donde, tienen el "Síndrome del Covid", si, es el de la descentralización de las autonomías, pero no el de las responsabilidades, pues no desean tomar decisiones sino que las tome el gobierno central .
Ya lo sabes, pero me gusta recordarlo, nos gobiernan los últimos de la clase.
Un abrazo
Miquel, en este caso lo sensato es que las competencias de tráfico las tenga el gobierno central, porque como se traspase la capacidad de legislar en esto, andaríamos apañados cada vez que cruzásemos la frontera de una autonomía, para recordar las particularidades de cada una y no cagarla.
EliminaDado el estado de la legalidad, aquí el departamento de Tráfic es una poltrona mas, que realmente solo gestiona las sanciones.
Un abrazo.
Eres moderado (o acaso más duro) llamándole pobre hombre. No sé si es un problema de técnicos de poca monta, de condicionamientos políticos por estar al servicio de poderes mediocres, o de la mediocridad misma instalada para servicio de los ciudadanos. En este caso, aviados estamos, que decimos por aquí. Qué decadencia la de esa comunidad.
ResponElimina