Me asomo a la ventana, intrigado. De repente se escuchan petardos y brillan los cohetes de colores bajo los nubarrones. ¿Una invasión extranjera? ¿Una subida de la presión linfática indepe? No. ¿Ha bajado el precio de la gasolina a la mitad? ¿Ha desaparecido el virus en todo el planeta? Tampoco. Entonces ¿que ha sucedido?
Resulta que un equipo de fútbol ha ganado un partido. Y de ello hablan las noticias y las redes. Que un equipo de fútbol gane un partido, en si, no se parece mucho a una noticia. Noticia sería que los jugadores, una vez en el campo, se hubiesen puesto a tocar el violín o a recitar versos de Baudelaire. Marcar goles, luego, no debería merecer la más mínima atención de la prensa, salvo para los seguidores del deporte (que disponen de varios canales especializados).
Estoy por escribirle una carta al director de RTVE.
Le pediré que, por lo menos los canales públicos, le destinen la misma atención mediática a los cantantes de ópera en los informativos. Sería muy sencillo. Se trata de que, simplemente, cada día y en cada informativo (mañana, tarde y noche, de lunes a domingo) nos cuenten como ha ido el ensayo, las pruebas de vestuario, los desplazamientos y las posibles lesiones de los cantantes de ópera. O bien si se han discutido con el director de orquesta, o con el primer violín.
Se trata de hacerlo en un tono trascendente y épico, exagerando los problemas con dramatismo, resaltando los éxitos, abusando de adjetivos y adverbios: el ensayo de hoy ha sido muy endiabladamente intenso, a la salida del ensayo los fans enardecidos han vitoreado al cantante, que ayer cenó con sus amigos íntimos en un conocido restaurante del centro y luego salió pitando en su cochazo.
Se pueden contar, de vez en cuando, ciertos chismorreos de los cantantes: se le ha visto en Menorca a bordo del yate de una amiga, se rumorea que este verano lo pasará en Malibú, se cuenta que la Ópera de París ha hecho una suculenta oferta para hacerse con sus servicios, aunque por lo visto hay sobre la mesa una oferta más importante de la Royal Opera House.
Los cantantes de ópera, a la vez, podrían hacer algún anuncio de TV de vez en cuando, aunque fuese de productos poco glamurosos: champú anticaspa, maquinillas de afeitar, desodorantes, postres lácteos o coches de categoría mediana, para evitar la ostentación.
Tras la función del viernes, varios cantantes harán una rueda de prensa comentado los pormenores de la actuación. No deben esforzarse mucho. Basta con que digan: la ópera es así, unas veces sale bien y otras mal, la actuación de hoy no es la final de un concurso, la temporada es muy larga. Podrán comparecer ante los medios al lado de su manager, su profesor de canto o un compañero del reparto, haciendo unas bromas sencillas.
Estoy completamente convencido de que, en menos de un año, miles de jóvenes se plantearán estudiar música y envidiarán, en silencio, a los nuevos ídolos mundiales. Los niños, de mayores, querrán ser Jonas Kaufmann. Las niñas, Renée Fleming. Incluso habrá peleas en el patio del colegio entre los partidarios de Montserrat Caballé contra los de Anna Netrebko, discrepando por si actuó mejor la una que la otra. Los profesores deberán intervenir para poner paz, y quizás citarán a las familias para contarles que su hijo Juanito, muy fan de la Callas, le propinó un puñetazo a Jaimito, que adora a Bocelli.
-¡Debemos observar los valores de la ópera: esfuerzo, trabajo en equipo, coordinación, solidaridad, estudio, voluntad de belleza! -amonestará la maestra.Esa losa árida que es el centro de los patios de los colegios en donde se impone el fútbol se irá desocupando al poco tiempo, y el alumnado exigiría su reconversión en plateas y escenarios. En las puertas de los colegios aparecerán promociones de nuevas colecciones de cromos: "De Caruso a Jessye Norman. Todas las estrellas del firmamento". Habrá colas en las escuelas de música y los niños exigirán a sus padres que les lleven al Teatro Real. Se alquilarán decenas de autocares para asistir a la función de la Deutsche Oper Berlin, y se fletarán aviones para el Metropolitan Opera House.
En poco tiempo, a España no se la reconocerá.
Siempre me he preguntado el porqué, y me ha indignado el hecho en sí, de que se dedique tanto espacio en los informativos, tanto de la TV como de la radio y prensa en general, y por qué no se dedicaba el mismo espacio a temas como la música (pero a mí me gusta más el rock y la popular, la ópera me aburre soberanamente, je, je...)
ResponEliminaY el caso es que tanto RTVE como TV3 disponen de un canal dedicado en exclusiva a informar de los deportes, además de que existe un canal del Barça, otro del Real Madrid... y seguro que hay un puñado más repartidos por el suelo patrio. Sin contar que quienes tengan contratado paquete de TV con su operadora (como Movistar+) cuentan con tropecientos canales más dedicados a los deportes.
Siempre he pensado que el fútbol, como cualquier otro deporte, es para practicarlo si te gusta pero esto de verlo y tratarlo como un espectáculo es enfermizo y no dice nada bueno de nuestra sociedad. Porque no tengo más remedio que admitir que un altísimo porcentaje de mis congéneres lo sigen, se apasionan y a veces hasta se pegan y se apuñalan entre sí los hinchas de equipos rivales. Y el raro soy yo...
Bueno, quería decir que me indigna el hecho de que se dedique tanto espacio a los deportes y sobre todo al fútbol. Creo que ya se entiende pero me doy cuenta de que me he comido medio párrafo.
EliminaA mi la música me gusta casi toda, y me pregunto qué sería de mi sin la música, aún siendo un ignorante e incapaz de tocar el instrumento más fácil. Quizás la que menos me interesa es el pop comercial, pero aún así salvaría a varios compositores de ese género. Me resulta sorprendente que algo tan aburrido y simple como chutar una pelota y propinarse patadas adquiera la importancia global que le han dado los medios y luego la población en general. En efecto, hay algo cutre y enfermizo en esa afición.
EliminaEn la portada de Tot tengo un escrito:
ResponEliminaSi no existiera el fútbol el sistema se encargaría de inventarlo.
Al sistema le interesa que cada semana haya un partido que atonte a la masa, haciendo de adormidera, opio que decía Marx, para el pueblo.
Salut
Salut
Sin embargo, en el siglo XIX, y hasta después de la 1ª guerra mundial, el opio del pueblo era la ópera. Es decir: hemos vuelto a un circo más antiguo, copiado de los romanos. El tiempo del arte y la razón duró poco.
EliminaY porqué no abren los armarios del vestuario?....
ResponEliminaA mi también me intriga este tema. Creo que debe de haber un pacto de silencio muy bien trabado sobre el asunto, en el que deben colaborar los propios futbolistas y la prensa. Deben vender una imagen homogénea de gladiadores muy héteros. Veremos qué pasa con los vestuarios del fútbol femenino.
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