Digan lo que digan los neurocientíficos, la inteligencia no está repartida por igual entre la especie humana. Solo sabemos que todo el mundo dispone de un cerebro. Lo que hagamos con él ya es otro cantar.
Hay quien usa el don de la inteligencia para hacer el bien a los demás o a sí mismo, quien lo usa para hacer el mal a los demás o a sí mismo y hay, también, una clase de individuos que lo usa para hacer el mal a los demás y el bien a sí mismos. En esta categoría encontramos a muchos conocidos del mundo de la política: cuánto peor para los demás, mejor para mi.
Mi última referencia es el señor Jordi Turull, a quien se le ha ocurrido comparar el tribunal de un país europeo y democrático llamado España con el pelotón de fusilamiento de una dictadura. Turull quiere presentarse como un mártir aún estando vivo: ¿se puede ser mártir y a la vez dirigir un partido político? Haría bien, el señor Turull, en informarse del significado de "mártir", que está al alcance de cualquiera.
Cada vez que leo una estupidez pronunciada por un político me asalta la misma duda: ¿lo dice por ignorancia o por mala fe? ¿Es posible que concurran ambos factores?
Me llevo las manos a la cabeza. Me pregunto, luego, si no será que Turull necesita titulares a toda costa, una vez ha olido la irrelevancia que le espera en las sombras. Alguien me cuenta: no deberías hacerles caso a esa gente, te preocupas demasiado por unas personas irrisorias, muy pequeñitas, quizás no deberías pensar tanto en los políticos catalanes. Ni siquiera tanto en Cataluña.
También me cuentan: jamás sabremos distinguir entre Turull y Rull, hay quien dice que son dos cómicos crepusculares, pertenecientes al Trío Tururull, que ya nadie recuerda.
Sea como sea, por mala fe o por ignorancia, el señor Turull asistió al acto de homenaje a Lluís Companys, fusilado por el franquismo, y comparó el pelotón de fusilamiento con el tribunal que le juzgó a él hace unos añitos. Hay que puntualizar: Turull fue condenado a 12 años de prisión e indultado a los 2. Indulto contra el que el juez que le condenó ni tan siquiera se ha pronunciado. El juez Marchena es mucho más ejemplar y democrático que el señor Turull, le pese a quien le pese.
Hay algo oscuro en todo el asunto: resulta incomprensible que Turull acuda al homenaje a Companys. De haber coincidido en el tiempo, Turull y Companys hubiesen sido incompatibles, profundamente enemigos. Companys era un señor de izquierdas que simpatizaba con el anarquismo. Turull es muy pero que muy de derechas y representa, justamente, aquello contra lo que luchó Companys durante toda su vida. De haber coincidido en el tiempo, Turull hubiese aplaudido hasta rabiar el fusilamiento de Companys.
La política catalana está embarrancada en un lodazal infame y este episodio es otra muestra de ello. Nadie se atreve a pronosticar cual podría ser la mejor salida a ese embrollo. Nadie espera, tampoco, que ninguno de los políticos nacionalistas actuales consiga reunir el valor suficiente para proclamar el fin de la estupidez, nadie parece dispuesto a proponer algo inteligente que facilite la salida del atolladero. Los nacionalistas se han lanzado a la barbaridad como insomnes desquiciados, atrapados en la parálisis del sueño independentista. El nacionalismo no solo es la muerte, como diagnosticó Mitterrand: también es la estupidez. Sublimada por el brillo de la bandera.
El mensaje del señor Turull se suma a la ola antidemocrática que recorre Europa. Si como alguien dijo, Laura Borràs se parece a Macarena Olona y esta a Giorgia Meloni, Turull se parece a Salvini y a Abascal, empeñados en un discurso chapucero cuyo único objetivo es derribar el pensamiento ilustrado y democrático. La estupidez suele ser peligrosa y además -lo siento- no tiene la menor gracia.
Siempre he pensado que en la mayoría de los casos, si nos estudiáramos en profundidad dejaríamos de hablarnos. Y esta persona añade más base, si es que hiciera falta, a mi pensamiento.
ResponEliminaDios protege la ignorancia, cuanto más ignorante se es más feliz se vive, y supongo. este es un hombre feliz, capaz de comparar un pelotón que va a quitarte la vida con un juicio legal que te dejará una paga para toda la vida, porque esta es otra, el Sr Jordi vivirá de la "república de los segundos" hasta el resto de sus días.
Salut
Así que Turull como Gila, que también fue fusilado aunque "con errores". Al menos el segundo sí pudo decir que fue puesto ante un pelotón de fusilamiento, al menos para el segundo sí que su vida corrió peligro.
ResponEliminapodi-.
Es curioso que Companys pasara a la historia por ser fusilado, pero nadie recuerda las sentencias de muerte que firmó de puño y letra.
ResponEliminaEn cuanto a las declaraciones de Turull, no dejan de ser los continuos desvaríos a los que nos tienen acostumbrados los "indepes" con su complejo de "martires"
Disculpas por volver a un comentario de entradas anteriores (aunque tal vez también encaje en ésta...). Ayer por la tarde comencé a leer "Infierno, purgatorio, paraiso". No pude soltarlo, y a duras penas, hasta la página 100 y pico (y hubiera seguido, si no fuera por la hora). Me faltan 3/4 partes, y me pregunto cómo va a continuar el autor, si seguirá in crecendo con su despiadado y lúcido análisis del "prusés". En cualquier caso, gracias sinceras por la recomendación del libro: su virtud terapeútica es innegable.
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