Apresurados por acallar el fandango en Casa Popular, se sacaron un líder nuevo de la chistera. Es decir, del hórreo. Un tipo serio, algo mayor -con algo de Just for Men-, enjuto y poco expresivo. Podría ser un imitador de Clint Eastwood en sus papeles de Harry. Sin embargo, dicen que pacificará el partido y no romperá más cristales. Veremos. El nuevo es uno de esos tipos contenidos que en cualquier momento pueden desmelenarse y te llevas una sorpresa mayúscula.
Hoy le escuché lanzando unos elogios desmesurados hacia la señora Díaz Ayuso, y tan desmesurados eran que a uno solo le cabe pensar que, o bien le estaba echando los tejos, o bien la teme más que al lobo. Quizás ambas cosas a la vez: el amor es complejo. Eso incluso me hizo gracia.
Lo que me hizo menos gracia fue una desafortunada alusión al Gobierno de España, al que acusó de "forrarse" con los impuestos. Como lo oyen. Luego le exigió que los baje. Claro. El viejo cuento de la derecha española: bajar impuestos. Decir eso no es lo propio del tipo serio que promete ser: si este señor es serio, su obligación es contar que ningún gobierno democrático se forra con los impuestos. Los impuestos, señorito Feijóo, sirven para mantener al estado del bienestar, sirven para mantener a España: sirven para pagar la sanidad, las pensiones, las escuelas, las universidades, las carreteras, las becas, los subsidios, las ayudas, las bibliotecas, las televisiones públicas, los semáforos, la policía, el ejército, la casa real, los barrenderos, el déficit de las autonomías y el teatro real. Quienes tenemos más de ocho años nos conocemos de sobras las maquinaciones económicas del Partido Popular, que se describen en tres pasos sencillitos:
1) Bajo los impuestos para que las gentes humildes dispongan de más dinero en el bolsillo
2) Declaro que no puedo mantener el estado del bienestar y
3) Privatizo unos cuantos servicios públicos, a poder ser para cederlos a unos amiguetes empresarios y muy buena gente. Y ante todo muy patriotas, por supuesto. Y sobretodo... ¡Viva España! que no se me olvide.
Empezar una carrera de candidato con mentiras tan gordas, tan aviesas y tan nefastas me ha demostrado que, tras Casado, Feijóo tampoco es la derecha racional, ilustrada y europea que necesita España. Además: hay algo balbuceante de nuevo en este señor, algo que nos recuerda al anterior. Acuérdense de que Casado un día era tolerante y el otro radical, un día demócrata y al otro autoritario, un día capaz de pensar en bien del estado y al siguiente amiguete de Abascal.
Pintan bastos en el PP: más de uno habrá caído en la cuenta de que las prisas no han sido buenas consejeras, y de que el gallego está tan atolondrado y tan despistado como lo estaba el castellano, ese que ahora está como ausente y gusta mucho más.
Al señor Feijóo se le debe dar un margen, por supuesto: está en plena metamorfosis y quizás es natural que se muestre errático y mentiroso. Ese señor hablaba de las señas de identidad gallegas y de la importancia de respetar las idiosincrasias de su país hace menos de cuatro días, y ahora loa a Madrid por ser la capital de la libertad. Vivir para ver. El deje nacionalista es preocupante, y más aún visto desde Cataluña, en donde llevamos décadas sufriendo a líderes tan mentirosos como nacionalistas. Hoy mismo, el señor Rufián (quizás futuro alcalde Santa Coloma de Gramanet) le ha lanzado un par de púas gordas al señorito Puigdemont, a quien ha acusado de jugar a James Bond por cuando se iba a buscar espías rusos para la causa catalana. Y Puigdemont (es decir, su entorno), le ha dado la del pulpo. Es decir: el nacionalismo es la guerra, incluso entre nacionalistas de la misma "nación".
Que se anden con cuidado los de la calle Génova de Madrid: el avispero sigue encendido. La parte sensata del partido debe de estar otra vez con el crujir de dientes. Acuérdense, en Génova, de que en Cataluña quisieron cambiar a Artur Mas de un día para el otro y, con las prisas, nombraron a Carles Puigdemont, que les parecía mucho más competente.
Feijoo es más de lo mismo, aunque su imagen parezca más moderada y sin los aspavientos típicos de Casado. Pero los que le conocen dicen que hará bueno a Casado el Breve. De momento, y como primera hazaña, es el artífice de la entrada de la ultraderecha en el gobierno de una comunidad autónoma, que no es poco.
ResponEliminaQuiero creer que la amistad "sin límites" entre Ayuso y Feijóo se guarda un as en la manga, en la manga del gallego. Creo que, sin precipiarse, podría estar esperando las indagaciones judiciales sobre los contratos "enmascarillados" que pudieran haber habido en Madrid y que en función de las mismas y sin titubeos como los de Casado, salga a la luz ese as. Querría pensar que será así, pero no sé.
ResponEliminaAl mismo tiempo, y ahí estoy más convencido, pienso que Miguel Ángel Rodríguez también tendrá su plan secreto para llegado el momento intentar impedir cualquier movimiento de la dirección nacional. Miguel Ángel Rodríguez es quien está a la derecha del "zero".
podi-.
El Estado no se forra subiendo impuestos. No gana más.
ResponEliminaEsa es una de las falacias de los conservadores. Digo conservadores porque no estoy de acuerdo con eso de derechas e izquierdas. ¿Putín es de derechas o de izquierdas por ser ruso y acordarse de Stalin?
El problema es el de siempre; lo que se necesita no es un ideólogo, sino un optimizador de recursos. Gastamos el casi el 2% en defensa con un PIB igual que el ruso. Rusia lo eleva al 4´5%. Esa diferencia del 2´5 +-. va a otras partidas, entre ellas a Bienestar Social, que nunca se le nombra, pero se, porque mi hijo es Educador Social, los cientos de problemas que se intentan resolver con un mínimo dinero, desde una dentadura que se carece porque no pueden comer a el tema deshaucio porque no pueden pagar el alquiler.
Los conservadores pueden ser ultras o moderados. Este Feijoo se me da que es ultra, por eso de los impuestos, pero como buen gallego no sabes si va o viene. De momento está parado...mirando a la Ayuso, eso si.
Que el señor Feijoo sea el próximo líder del PP es lo mejor que les podía pasar a los de VOX, a la vista de que sigue el mismo camino que Casado : la crítica feróz sin argumentos.
ResponEliminaParece ser que se ha olvidado de que una buena parte de los impuestos de los combustibles revierten directamente en la autonomías sin pasar por la caja del Estado.
La demagogia y la irracionalidad de Casado hizo subir la cuenta de resultados de VOX, aunque al final, los trapos sucios internos fueron el detonante de su caida.
Y Feijoo parece que no ha aprendido la lección ....