Llevo dos días sin leer. Por motivos éticos.
Ayer me disponía a leer las últimas páginas de "Padres e hijos", de Iván Turguenev, cuando me enteré de que la Filmoteca de Málaga ha desprogramado "Solaris", la icónica cinta de Andrei Tarkovsky, en protesta por la invasión de Ucrania. De modo que decidí obrar correctamente y actué como la Filmoteca de Málaga: abandoné a Turguenev y busqué otra lectura en el anaquel. Tuve que soslayar a Juan Perucho, puesto que los catalanes invadieron parte de Cerdeña y Nápoles a sangre y fuego, con sus temibles almogávares (ríanse ustedes de la caballería Chechena). Tampoco pude leer a Roland Barthes, ya que los franceses invadieron Argelia y mantienen invadidas unas islas del Pacífico, según creo, hasta el día de hoy. Nada de Faulkner, por las constantes invasiones norteamericanas en el mundo entero. Deberíamos desprogramar la mitad de la cartelera, empezando por Batman y Spiderman y demás sandeces.
Tampoco puedo leer ya a Delibes, por lo de América y lo de Filipinas. Tampoco a Umberto Eco: ya sabemos todos lo que hicieron los italianos en Etiopía. Estuve a un tris de pillar a Borges pero me acordé de lo de Tierra del Fuego. Luego creí que me estaba permitido Juan Rulfo pero tras un titubeo lo tuve que abandonar: ¡el Álamo! ¿Acaso no te acuerdas de El Álamo?
Busqué autores oriundos de países exquisitos, impolutos, virginales. Quizás Kadaré, que es albanés, aunque la historia de Albania es sangrienta y oscura. ¿Cărtărescu? Lo dudo: el conde Drácula era rumano como él, queda descartado.
Tras una búsqueda fatigosa, me tumbé en el sofá y miré hacia el techo, convencido de ser mejor persona por no haberme aliado con ningún culpable, y al instante sentí como los millones de víctimas de la historia acudían a mi con cánticos angelicales y alabanzas y me llevaron al cielo de los buenos. Estoy convencido de haber jodido a Vladimir Putin por no leer a Turguenev, con la misma satisfacción del director de la Filmoteca de Málaga que ha desprogramado a Tarkovsky.
Quien haya visto algunas de las fabulosas siete piezas del cine (siete obras maestras, siete poemas brillantes y tristes) intuye qué diría Tarkovsky sobre Putin, pero eso no parece importar mucho a la hora de los boicots contra el malvado.
Tras un rato de sopor (pero de coherencia moral) empecé a pasar por el dial de la radio. Daban noticias del fútbol y hablaban de los fichajes del Barça. Entonces caí en la cuenta: el Barça todavía se está pensando, tranquilamente y con calma, si renuncia al patrocinio de una empresa rusa de apuestas deportivas y creo que su calma solo pretende que se pase el momento para no hacer nada: "qui dia passa, any empeny". Ya lo ven: en este bendito país se prefiere a un corredor de apuestas que a uno de los mayores artistas. El ruble és el ruble.
Ho vaig llegir, també varen prohibir cantar a una Soprano Russa al Metropolitan. Es franquistes varen cambiar el nom de la Ronda Zamewnhoff SABADELL, per el de Ronda Alcazar de Toledo. Es pensàven que Zamenhoff era comunista y rus, i no sabien que era jueu i polonés. Seguint aquesta pauta, no et podries llegir ni a tu mateix.
ResponEliminaSalut
La mania d'analitzar el passat amb els valors del present comença a preocupar. Tracten Tarkovsky com si fos un oligarca rus, sense saber que va emigrar de l'URSS.
EliminaEs lo que sucede por asociar a los artistas al esplendor de sociedades e identificarlos con el alma de las mismas, aunque sean sociedades ya inexistentes debido al paso del tiempo.
ResponEliminaCuidado con Thomas Mann, mucho cuidado.
podi-.
Es decir: el nacionalismo es el mal. De allí salen todas las estupideces, tanto de los dirigentes como de esa supuesta respuesta contra ellos. El arte es universal y no pertenece a ninguna patria.
EliminaJoooo, yo estaba a punto de coger un libro de Tin Tin...pero los belgas ya se saben la que armaron en el Congo, y todos sabemos que Hergé era proclive a lo que era.
ResponEliminaFuera Tin Tin ¡, ¡vivan Los Pitufos ¡
Bueno... A Los Pitufos les pasa lo mismo que a Tintín: su autor, Peyo, también era belga.
Elimina¿ Ya saben los de la filmoteca de Málaga que Tarkovsky acabó exiliándose harto de la dictadura comunista, bastante similar a la dictadura de Pútin ?.
ResponEliminaAplicando esa vara de medir, tendríamos que dejar de leer a los clásicos españoles del Siglo de Oro, porque por entonces éramos una potencia colonial "genocida".
Hay veces en que las buenas intenciones se mezclan con la estupidez mas absoluta.
En resumen: no podríamos leer nada. La deriva de ese revisionismo estúpido es lamentable. Pronto solo podremos considerar a autores que no sean blancos, ni varones, de ningún país agresivo, ni de clase alta. Quizás se pretende borrar la historia del arte, para quedarse en Tik Tok como única referencia.
EliminaTampoc podem llegir a Rimbaud, era traficant d'esclaus.
ResponEliminaRimbaud també era traficant d'armes, francès i home: cal cremar els seus llibres!
Elimina¿Y qué decir de nuestro venerado esclavista Voltaire? :
ResponElimina"No compramos esclavos domésticos sino donde los negros. Se nos reprocha este comercio: un pueblo que trafica con sus hijos es aún más condenable que el comprador. Este negocio demuestra nuestra superioridad; lo que nos da una maestría para tenerlos."
Voltaire. Ensayos sobre las costumbres y el espíritu de las naciones
Bueno, ya sabes que el bisabuelo de Artur Mas también traficaba con esclavos y no se tomó la molestia de intentar justificarlo moralmente, como Voltaire. Y por cierto: es verdadero que algunas etnias africanas hicieron guerras contra otras para capturar prisioneros y vendérselos a los europeos traficantes de esclavos. La historia del ser humano es así de linda.
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