Hace un par de días, el Consejero regional de educación (de ERC) se presentó ante los medios para presentar un plan de reformas educativas. Lo hizo con un gran aparato ideológico y programático, y entre sus frases estaban las inevitables e imperdibles palabras de nuestros días: espíritu crítico, empoderamiento, igualdad y etc. En resumidas cuentas: el consejero regional expuso como un gran avance lo que en otras regiones de España ya se lleva haciendo des de hace años: adelantar el calendario escolar de septiembre, o aumentar los días de horario lectivo mañanero, de 9 a 13h.
Es propio de los jerifaltes catalanes adornar con bellas palabras o con solemnidades gratuitas unas medidas que son comunes en otras regiones de España, aunque a veces hacen lo mismo con sus fantasías: en las autoridades catalanas todo es críptico y hermético, y siempre muy solemne. Ellos lo llaman patriotismo pero cualquiera pensaría que es delirio o ignorancia supina, o ambas cosas a la vez.. Chi lo sá?
Lo más sorprendente ha sido la rápida respuesta del sindicato gremial USTEC, que ha pedido la dimisión ipso facto del consejero regional con una agresividad inesperada en un sindicato antaño tan dócil con las autoridades autonómicas. ¿Será que la USTEC ha optado por la cosa de Junts y por la devoción al inenarrable Puigdemont?
Algo muy gordo está sucediendo entre las filas del independentismo, y eso se ve en todas partes: la guerra entre los separatistas es algo imparable y que sube de tono cada día. Digan lo que digan los detractores de Pedro Sánchez, ha sido su habilidad la que ha noqueado al independentismo catalán, quien le ha derrotado por un procedimiento tan viejo como el divide y vencerás. Pedro hizo lo que no supieron hacer los zoquetes del Partido Popular, lo que jamás comprenderá un necio como el pobre Casado.
Algo raro ha sucedido en la USTEC, que ahora exige dimisiones entre los consejeros de ERC. Y creo que la USTEC se equivoca cuando se inclina hacia Convergència o sus secuelas: Cataluña no volverá a darles el poder a los convergentes y, por consiguiente, ni tan solo en la muy nacionalista profesión docente se repetirá el independentismo de hace unos años. Incluso la profesión docente se ha hartado de los de Junts, Borràs o Puigdemont. Junts, Borràs o Puigdemont están amortizados y son el pasado. Es incomprensible al actitud del sindicato gremial, que caerá muy mal en las Asociaciones de Familias de Alumnos.
Los portavoces de la USTEC han cometido grandes errores en sus pronunciamientos: se han presentado como unos impresentables gremialistas en su empeño por agradar a Puigdemont y molestar a Aragonès, y lo pagarán en las próximas elecciones a representantes. Las simpatías ideológicas de la USTEC huelen a chamusquina y al malogrado tahúr de Waterloo, el desdichado Puigdemont.
Los problemas de la educación catalana andan lejos del nacionalismo, de Waterloo y de la Plataforma per la llengua: los problemas son de financiación, es decir, de infrafinanciación y de dejadez. No se dejen llevar por las apariencias y los voceros: el asunto de la lengua (de las lenguas, en plural) es una burda cortina de humo, una payasada muy ruidosa para ocultar la tragedia de veras: a la Generalitat de Cataluña, la educación pública más bien le molesta.
Nada de eso cuenta la USTEC. El día en el que haya un gobierno regional interesado en la educación y en la cultura harán falta menos sindicatos y menos pronunciamientos. Les propongo algo: retiren las embajadas catalanas en el extranjero y pongan ese dinerito en nuestros alumnos, colegios e institutos.
Sería mucho más patriótico.
Sí, por lo menos visto desde fuera, y desde dentro tal y como lo cuentas tú.
ResponEliminaPero dudo que lo hagan.
Lo malo de los sindicatos es que no són independientes. Al final todos van en busca de la subvención.
ResponEliminaVeremos como acaba la historia.
Un abrazo
Esto se arregla subiendo la subvención.
ResponEliminaUn saludo