A los catalanes, incluso (o más) a los "catalanes de tota la vida" nos toca repensar, repensarnos a fondo y de arriba a abajo. Lo digo muy en serio. Llevo unos años repensándome y lo hago gracias al "procés", un artilugio supremacista y antidemocrático que me ha facilitado la nada fácil tarea de deseducarme para educarme de nuevo: he desvelado el velo de la Maia catalanista que me enturbió la mirada durante años. Aunque tengo la excusa de que tuve la mente velada porque era pequeñito, eso no me quita el bochorno muy molesto de aceptar que el catalanismo me tuvo secuestrado durante años y yo tan contento, y casi convencido de que los catalanes éramos más europeos, más cultos y más mejores que el resto de los españoles. Gracias a mis viajes por España, pero sobretodo gracias al "procés", ahora ya se que los catalanes somos como todos o peores, y con el agravante de sufrir una grave disonancia cognitiva que nos induce a sentirnos mejores, y a sublimar que Cataluña es, posiblemente, un reducto feudal y carlista, retrógrado y penoso dentro de una España democrática y constitucional.
Cuando uno se repiensa descubre un montón de trampas en las que cayó, ingenuo y de bruces. Una de ellas es un documental que aplaudí hace unos pocos años: se trata de "Ciutat morta" (2014), film documental premiado en un festival de Málaga y que Tv3 se negó a divulgar en un principio y a lo que luego accedió, debido a una supuesta presión popular más bien explicable por el auge que experimentaba la Cup en aquellos años. "Ciutat morta" era el relato de unos hechos violentos acaecidos en Barcelona y en el entorno del mundo okupa, en el que se relataba la represión de este movimiento y la construcción de un relato culpabilizador del mismo. Un relato en el que el entonces concejal de seguridad de Barcelona por Convergència (Joaquim Forn, hoy uno de los presos por sedición y malversación) se llevaba un papelón lastimoso, ya que el documental le retrataba como un tipo sin escrúpulos a la hora de acusar a los okupas de violentos. En aquellos años, no tan lejanos, los convergentes eran muy del orden y mucho del orden, y no les temblaba el pulso cuando acusaban de disturbios y de violentos a los adversarios. Se podría dar una paradoja inquietante: quienes entonces acusaban a Forn de ser un represor compulsivo, hoy pueden estar exigiendo su amnistía por reprimido.
El documental "Ciutat morta" presentaba a los detenidos por los hechos del Cine Princesa como las víctimas casi inocentes de una violencia sobretodo policial e institucional, fruto de un constructo destinado a culpabilizar a los idealistas y los okupas. El documental incurre en un cierto dramatismo facilón y presenta grietas argumentales, pero la verdad es que cuela bastante bien. De modo que yo, que pienso sobre la propiedad privada casi lo mismo que pensaban Rousseau y Marx, enseguida escribí, me posicioné y me manifesté en defensa de aquellas víctimas de un proceso que presentaba toda la pinta de ser un montaje policial y convergente. El alcalde de Barcelona era el señorito Trías.
Sin embargo pasaron los años y tuve que repensar el asunto. El grupo político de Ada Colau diría que se benefició bastante del clima que propició "Ciutat morta" en las siguientes elecciones: los convergentes perdieron las elecciones municipales, gracias a Dios. Pero a día de hoy se debe repensar todo el asunto: ¿eran los okupas víctimas de un complot policial y nada más?
No soy nada conspiranoico: para ser conspiranoico se debe creer que en la especie humana hay conjuras de cerebritos brillantes capaces de urdir tramas perfectas, tramas magistrales y mentes que jamás caerán en ningún error que las revele. Eso es imposible, y lo es empíricamente: por eso tiendo a aceptar la teoría oficial sobre el asesinato de JFK, que presenta el magnicidio como el resultado de varias estupideces casualmente coincidentes, una aplicación criminal de la Ley de Murphy.
Para creer que en los sucesos del cine Princesa de Barcelona hubo conspiración diabólica para demonizar a un colectivo se debería aceptar que mentes como la del señor Forn tramaron una trama casi perfecta, y me resulta imposible creer eso. Más todavía cuando, en estos días, se está juzgando a uno de los acusados por aquellos hechos a uno de los implicados, que salió en libertad poco después y aprovechó su liberación para matar a golpes a un hombre, en Zaragoza, parece ser que por discrepar ideológicamente y por llevar unos tirantes con el estampado de la bandera de España. Quizás este encausado en el cine Princesa (al que se le acusaba de haber dejado parapléjico a un agente de la Guardia Urbana) no era el hippy feliz e inocente que se presenta en "Ciutat morta". A los directores de "Ciutat morta" les faltó investigación. O la soslayaron. Es imposible dilucidar este extremo.
Hay un medio (que no nombro ni enlazo) en el que se cuenta que el acusado es nieto de un militar de la dictadura chilena, y no soy capaz de comprender qué aporta el dato filogenético. Bakunin pertenecía a la aristocracia rusa, Marx era de buena familia, Hitler era hijo de un empleado ferroviario austríaco de nivel ínfimo, Himmler un discretísimo auxiliar administrativo y Faulkner desempeñó trabajos humillantes en la frontera del lumpen laboral, Roberto Bolaño fue vigilante de párkings y recepcionista de un cámping, Laura Borrás es rica y poderosa, pero jamás le ha aportado nada relevante a la cultura.
Gracias al "procés" debo repensar mi antigua adhesión entusiasta a "Ciutat morta". Me dejé llevar por la presión del grupo y la efervescencia contra los convergentes. Contra los convergentes sigo ahí, a día de hoy, se llamen como se llamen y tengan la sede en la calle de Córcega o en el número 34 de la Avenida del Abogado de Waterloo, pero lo otro ha cambiado. Al fin y al cabo, si a alguien le benefició "Ciutat morta" fue a los votantes de la Cup, y al fin y al cabo la Cup, poco después, se hincó de rodillas a los pies de Convergència o como diablos se llame ahora la formación del sátrapa Pujol.
Cosas veredes, amigo Sancho, que haránte repensar.
Interesante reflexión.
ResponEliminaCien por cien de acuerdo... todos hemos comulgado con ruedas de molino: por suerte, esa no la tragué yo, pero voy bien servido...
ResponEliminaCon SINFOROSO, pero me salvo de todo lo demás. Jamás creí al Exhonorable, puede ser que como vi la estafa que le hizo a mi madre, jodiéndole el poquillo dinero que tenía en su cartilla de Banca Catalana, allá por el 1983, haciendo desaparecer la sucursal (Rda San Antoni) y con ella las pesetas, puede ser, digo, por eso nunca le he tenido fe, sino asco a todo lo que le rodea, se llamen como se llamen. Lo único que le deseo es que los juzguen por malversación de fondos, que de esa si que no se escapan en Europa. Al tiempo.
ResponEliminaNo deixa de crearme pena el Rodrigo Lanza; a la película, ja el sentia com un ésser amb una ràbia que no se l'acabava (carn de víctima-botxí) Però, alhora, em suscitava llàstima profunda, com la noia que es va suïcidar en un permís de la presó pel cas. No sé què li va passar al cap aquest noi per carregar-se un paio, que posaria la mà al fic que tampoc era cap angelet, però, com tu dius, els avantpassats no ens són inocus.
ResponEliminaLanza Huidobro, anécdota? Categoría! El resto, se sigue de aquí!...
ResponEliminaPilar Rahola estaba muy enfadada con los okupas en 2008 (ahora, un poco menos). En ese año, vino una madre de mayo (Nana Cortiñas) como observadora en el juicio contra los sujetos que dejaron tetrapléjico a un guardia urbano durante el desalojo de una casa okupada en Ciutat Vella; la señora Cortiñas se presentó porque suponía, en línea con el posterior documental "Ciutat morta" de 2014, que habían sido vilmente torturados en comisaría para obtener su confesión.
ResponElimina«Me parece lamentable que usted esté aquí. [...] En el contexto en que se produce su visita y la de otros observadores chilenos y argentinos, su presencia me ha resultado inquietante. ¿Tienen que venir a Barcelona a tutelar un juicio por un acto delictivo, como si España fuera una república bananera de tres al cuarto?», dijo Rahola en Els Matins, de TV3, el 10 de enero de 2008. Añadió un artículo posterior publicado en su web, el 13 de enero, en el que decía: «¿Por qué, entonces, viajan hasta Barcelona unos observadores de derechos humanos, crean un clima de sospecha sobre nuestro sistema judicial, y confunden España con cualquier miserable dictadura? ¿Tienen que venir a enseñarnos, desde Argentina y Chile, cómo se garantizan los derechos de los acusados?»
Pero los vientos cambiaron de dirección. El documental "Ciutat morta" —que nos engañó a muchos, no solo a ti, a mí también— también abordaba el suicidio de la bloguera Patricia Heras. Fue entonces cuando la Rahola empezó a clamar como una posesa en twitter para que salira Xavier Trías a dar explicaciones sobre lo que llamaba "irregularidades de la guardia urbana", añadiendo: "la revisión del caso es imprescindible". Recordemos que a los directores del documental, el Ay Untamiento del alcalde Trías les concedió el premio "B", pero éstos rechazaron recibirlo de manos del susodicho Trías, aunque aceptaron los 6000 euros. Sin duda, los de CiU veían acercarse las elecciones municipales y estaban intentando desesperadamente deglutir al movimiento okupa para ver si así consiguían que algún antisistema despistado les acabara votando.
Ahora, con esto del señor Rodrigo Lanza, un sujeto de cuidado, las cosas empiezan a quedar en su lugar, y muchos hemos caído del guindo. En cuanto a Rahola, ha borrado de su cuenta en twitter esa defensa a ultranza del sistema judicial español, naturalmente. No sé si su artículo del 13 de enero también ha sido suprimido de su web. Supongo que sí.
https://granuribe50.blogspot.com/2015/01/rahola-ha-visto-ya-ciutat-morta.html
Perdón, no es Nana Cortiñas: hablamos de Nora Cortiñas.
ResponEliminaCreo que cometes un error al adscribir el caso Lanza al procés.
ResponEliminaEste caso es, de cajón, de la izquierda. De las tragaderas inmensas de la izquierda. De la izquierda creyéndose moralmente superior. De la izquierda que según ve unas rastas se posiciona con ellas. De la izquierda que ve a un policía al que han dejado tetrapleéjico y sin pestañear dice que es un puto madero y se lo tiene merecido. De la izquierda que no se preguntaba por qué nadie en ese "documental", cuánto daño está haciendo esa palabra, preguntaba al policía qué pensaba de todo esto. De la izquierda dispuesta a decir que el concejal es mierda por estar contra los Santos okupas.
Del lugar de donde vengo yo y del que cada vez me alejo más. Cuando vi Ciutat Morta me lo tragué todo, punto por punto. Policía mala, okupa bueno. Pobre Forn. Creo que está en chirona por motivos demostrados, pero este muerto no le correspondía.
Y la izquierda... ¿alguien de aquel mundo presentó alguna disculpa ante la evidencia del angelito Lanza? ¿Han dicho algo los cuperos o comunes tan entusiastas? ¿Alguien ha hecho algún acto de desagravio hacia el hombre que quedó tetrapléjico? Bueno, sí. Los policías nacionales y Mossos tras los disturbios de la Laietana de éstos días.
¿Y la izquierda? Silbando, y llamando fascistas a los policías. En fin.
«Del lugar de donde vengo yo y del que cada vez me alejo más. Cuando vi Ciutat Morta me lo tragué todo, punto por punto. Policía mala, okupa bueno».
EliminaEsto, para mí va de eso que señala Javi:
«De las tragaderas inmensas de la izquierda. De la izquierda creyéndose moralmente superior. De la izquierda que según ve unas rastas se posiciona con ellas. De la izquierda que ve a un policía al que han dejado tetrapléjico y sin pestañear dice que es un puto madero y se lo tiene merecido. De la izquierda que no se preguntaba por qué nadie en ese "documental", cuánto daño está haciendo esa palabra, preguntaba al policía qué pensaba de todo esto. De la izquierda dispuesta a decir que el concejal es mierda por estar contra los Santos okupas».
Estoy totalmente de acuerdo con estas acotaciones, pero también con Lluís Bosch.