21 d’oct. 2019

Causas grandes y bellas

Resultat d'imatges de panteon de agripa

Me cae en las manos un artículo firmado por un señor que se llama Bernat Dedéu, o sea, de Dios. El señor, que se presenta por los puestos como "filósofo", cuenta que ejercer la violencia es legítimo cuando se trata de defender causas que son grandes y bellas. Lo plantea así, como un axioma. Eso ya da bastante de sí para un buen debate, la pena es que lo estropea a continuación, cuando afirma que hay otro motivo que legitima la violencia: cuando la causa es una causa por la que vale la pena romperse la cara por ella, afirmación que se parece a una tautología: la violencia es legítima cuando merece la pena, que es como decir, más o menos, que la violencia es legítima cuando es legítima. Para ser un filósofo lo veo justito per enfin, quizás también se podría debatir.

Me puse a pensar cual podría ser una causa grande y bella, y se me ocurrieron dos: Sigourney Weaver y el panteón de Agripa, en Roma. Quizás él se refiere a la montaña de Montserrat, que es grande pero no habría consenso en que es bella (con tanto monje desatado más bien da un poco de grima), y desde luego no se refiere al templo de la Sagrada Familia, que es grande y feo, y en su fealdad sí hay consenso.

Sin embargo, mucho me temo que el señor filósofo y furioso se está refiriendo a Cataluña, o sea, a la independización de la misma. No entiendo muy bien como encajar ese objetivo dentro de la categoría "causas grandes y bellas", a ver si me lo cuenta en un artículo venidero. A mi, que conozco un porcentaje del territorio de Cataluña que no sabría cuantificar, no me ha parecido nunca especialmente bella, pero sí es cuantificable que es pequeña. De entre todos los indepes que conozco o que leo, ni uno solo me ha sabido contar para qué quiere la independencia: solo me cuentan pasiones, emociones y muchas ilusiones. Incluso algunas muy ilusas, como quienes afirman que la república será feliz, igualitaria, feminista, ecologista y muy de izquierdas, algo que suena a chiste negro viendo a los caciques del invento secesionista: es decir: me resulta imposible valorar la grandeza y la belleza de un objetivo impreciso, difuso y nunca concretado.

Hasta aquí la broma. Ahora vienen los llantos: llevamos algunos meses asistiendo a la aparición del discurso de la violencia. La revolución de las sonrisas se ha esfumado tras una bocanada de niebla siniestra, y ahora asoman los colmillos de la bestia. Ahora hay menos Gandhi y más Mussolini, menos Luther King y más camisas pardas. Y el señor filósofo se ha apuntado al carro, aunque creo que él siempre había tildado de cursi al pacifismo, una opción que debe creer propia de nenazas y claro, el independentismo es cosa de hombres, tanto o más que el coñac Soberano (¿será por el coñac, que se proclaman "soberanistas"?). Eso es menos cómico, aún siendo ridículo. Es una ridiculez temible. ¿Qué frustraciones íntimas encubre el giro violento? ¿Qué déficits personales, qué psicopatología social enmascara el giro violento?. Si hace unos años pedíamos un barco cargado de psiquiatras argentinos para socorrer a Cataluña, hoy debemos pedir otro cargamento: en ese caso no uno si no dos barcos, el uno cargado de enfermeros fornidos y el otro de camisas de fuerza.

A los que legitiman, defienden o promueven la violencia, resulta casi penoso decirlo, se les olvida siempre contar (o no caen en la cuenta) de que el estado tiene también derecho a defender lo que para él es grande y bello, aunque no voy a caer en la trampa de justificar violencias.

Todo eso resulta grave y penoso para los que trabajamos en la educación, como se pueden imaginar. Para los que llevamos años y más años contando los valores de la mediación, de la resolución alternativa de conflictos, de la negociación dialógica y etcétera. Debe creer el señor filósofo que hemos convertido a nuestros alumnos en nenazas y que nosotros no somos otra cosa que nenazas, que les hemos invalidado para su revolución a pedradas y que para eso le puso la Providencia a él en el mundo: para enmendarlo.

Por lo que veo en las noticias, está ganando él y yo puedo irme a llorar a la cama: tantos años de educación contra la violencia para nada, para ver a miles de chavales jugando a subcomandantes marcos de casa bien, alegres y vivaces y con zapatillas de Nike. Y ahora con la cobertura filosófica del filósofo grunge del Eixample.

6 comentaris:

  1. és filòsof y músic. Em queia fatal, pero cada vegada m'agrada més o em desagrada menys, tot i ser un teòric de la feina, però l'article és molt lúcid, i hi toca. O així m'ho sembla a mi, i ha estat molt crític amb els procesistes que el veuen com un botifler.¡

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  2. Si te sirve de consuelo, LLUIS, ni en la facultad de Teología cuando se toca Antropología Filosófica, ni en la de Filosofía cuando se toca los filósofos contemporáneos, sale reflejado.
    No tiene la catadura de Marina, García Morente, Ferrater Mora, Gabilondo, Esquirol, Fullat (Octavi) , o Paniker (Salvador).
    Otro que intenta colarse por la puerta de atrás de la Facultad, a ver si le dan cátedra emérita y mando en plaza.
    Salut

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  3. Hay gente que defiende la violencia hasta que le parten la cara, cuando es la suya la partida, ya nada justifica la violencia. Suele ocurrir entre quienes nunca se han pegado.

    Un saludo

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  4. Això de fer la revolució des del sofà em fa molta gràcia. Això si que falti la cara de nen malcriat enfurunyat i possat de pseudo enfant terrible.

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  5. "posat" (en el sentit d'aparença, va amb una sola "s")

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  6. Justito Dedéu para ser filósofo. Se dedican a echar la gente a la calle mientras se quedan en casita, escribiendo artículos llenos de odio.
    Filósofo justo, cobarde de manual.

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