26 d’abr. 2019
Carta al señor Toni Soler, de Minoría Absolutista
Señor Antoni Soler,
Le recuerdo a usted hace muchos años, cuando todavía veía algunos programas de Tv3. Usted ejerció de gracioso oficial de la cadena, y debo reconocerle que, a veces, era usted un tipo bastante ocurrente, que gastaba bromas de quizás no muy alto nivel pero adecuadas, y más o menos "equidistantes", vamos a admitirlo. Recuerdo que una vez le pregunté a un amigo que creo que le conocía a usted, le pregunté (sin maldad alguna, solo con la curiosidad natural del que paga sus impuestos en Cataluña y desea saber en qué y en quien se gastan los dineritos públicos) sobre su filiación política. Insisto: era curiosidad, ni fiscalización ni ánimo inquisitorial. Me respondió: Soler es un tío próximo al Psuc (quizás me dijo: próximo a "Iniciativa"). Recuerdo que pensé: quizás sea cierto que la Tv3 es plural y admite a todos.
Ayer leí (en un enlace de una noticia en un medio libre) que usted comentó el debate de Tv1 diciendo que habían debatido cuatro españoles y ningún catalán. Obvió usted que Albert Rivera es catalán. Le reprocharon eso y entonces usted tuvo a bien puntualizar algo como que solo es catalán de veras el que piensa que su nación es Cataluña. Vamos: que los tuits (como antaño las pistolas) los carga el diablo. O el diablillo nacionalista, en su caso.
A mi no deja de sorprenderme que, alguien que quizás fue de izquierdas, exhiba hoy un nacionalismo tan rancio como el suyo. ¿Qué le ha pasado? ¿Cuándo se jodió Toni Soler?.
Voy a exponerle mi caso, sin ánimo de comparaciones. Yo nací en Cataluña y mis dos apellidos así lo expresan. Crecí en Cataluña. No solo mi lengua materna fue la catalana, si no que lo sigue siendo, ya que, tras cambiar de varias cuestiones a lo largo de los años, no cambié ni de lengua materna ni de madre. Y no solo eso: mi profesión es la docencia, y le dedico horas y esfuerzos que solo yo me se a la enseñanza de la lengua catalana. Día tras día, semana tras semana. Año tras año. Me levanto a las 7 de la mañana y asisto a formaciones que me pago del bolsillo. No me quejo de nada de eso: lo hago por convicción. Con la convicción que me da contribuir al aprendizaje de la lengua, con la convicción de saber que aprender bien una lengua es aprender a aprenderlo todo. Aprender a pensar. Jamás le reclamaré a ninguna institución que me aplauda, que me compense ni que me de medallas. Me pagan por hacer lo que hago, y lo hago lo mejor que puedo. Tengo claro que trabajo para todos, y que mi trabajo consiste en lograr calidad para todos. Sean de la nación que sean. A mi, las naciones me importan un pimiento.
Me considero un catalán accidental: solo la mitad de mis abuelos y abuelas nacieron en Cataluña, y jamás me planteé cual era mi nación. Prefiero no tenerla, sinceramente: me pregunto para qué sirve sentirse nacional, como no sea para sentirse nazional. Las naciones tienen eso: que solo tienen sentido cuando se enfrentan a otras, y eso me parece estúpido, peligroso y violento. De modo que no: no considero que mi nación sea Cataluña. ¿Español? Bueno, lo de España no es para echar cohetes, pero España nos ofrece una Constitución bastante buena, de las más abiertas, democráticas y tolerantes de Europa. Sinceramente: mejor español que catalán. Usted lo sabe, ya que usted está protegido por esa Constitución. ¿Sería mejor una España republicana que una España como la de hoy, de monarquía constitucional? Ni idea. Quizás si, o quizás no: ya sabe usted, también que, a día de hoy, la república no es condición indispensable para gozar de un buen estado: Suecia, Noruega, Holanda, Bélgica (la que acoge a su prófugo preferido), Inglaterra, etc, son democracias con monarquía. Del mismo modo que Kazajistán, Rusia, Egipto, Sudán del Sur o Ucrania son estrictamente repúblicas. Convendrá usted conmigo en que ese factor (la presencia de una monarquía constitucional y democrática) no determina la calidad democrática de un estado, ni determina que ese estado se preocupe activamente por el bienestar, la igualdad y la equidad de sus ciudadanos.
Debe saber usted que, en Cataluña, las cuotas universitarias son las más elevadas del estado, que las listas de espera en la sanidad pública están desbordadas, que la segregación escolar ha llegado a límites impensables, que no hay políticas contra la pobreza: todos esos asuntos son competencia del gobierno autonómico, ya lo sabe usted. Entenderá usted, conmigo, que eso contribuye a que no me sienta nacionalmente catalán: el gobierno autonómico no me ayuda en nada, no está de mi parte y no me hace sentir orgulloso de nada. No, no me siento de nación catalana. La identidad nacional, además, como todos los asuntos de la identidad, no se pueden evaluar según ese criterio suyo: el que no se siente catalán no es catalán y queda excluído.
Lo siento, señor Soler: a pesar de usted y de todo, sigo siendo catalán y no será usted quien me excluya de esa condición. Podría largarme a vivir a otra comunidad autónoma más amable y más tolerante que la suya, pero no lo voy a hacer. Usted y yo tenemos unos derechos que, amparados por la Constitución, nos permiten vivir en donde queramos. Y no solo eso: a usted, esa Constitución le protege en el ejercicio de su libertad de expresión, esa libertad de expresión que de tantos beneficios económicos le provee.
Y otra cosa: yo no le deseo a la Tv3 nada malo, si no todo lo contrario. A la Tv3 le deseo que vuelva a ser una Tv pública y de todos (no de una minoría absolutista), que la podamos ver todos los que pagamos impuestos (y también los que no, qué más da). Lo que no me gusta es que yo, que pago los impuestos, lleve más de 6 años sin ver ni un solo segundo ese canal porqué menosprecia, soslaya y se ríe de los que, como yo, aún sufragando ese canal con nuestros dineritos, estamos excluidos de él. Supongo que lo sabe usted: algún día las mayorías parlamentarias se pueden cambiar. Y, al igual que yo deseo poder seguir viviendo y trabajando en esta autonomía, también debe desearlo usted, porqué tiene derecho y la Constitución española le ampara.
Vamos, Antoni: debería usted admitir que tiene suerte de la Constitución de España, porqué, visto lo visto, el proyecto de constitucioneta catalaneta que dejaron sin terminar los suyos nos mandaba a unos cuantos como yo a la parte catalana de los Monegros, a un complejo para botiflers que debe estar en la mente de varios arquitectos con carnet de la ANC o del Òrgan Cultural. (Con el debido respeto genuflexo al 3%).
Puede que usted haga gracia cuando hace el gracioso para los suyos, pero cuando se mete en berenjenales identitarios (para complacer al poder que tan bien le paga) no muestra ni el más mínimo atisbo de inteligencia.
Que la Constitución española nos proteja a usted, a mi y a todos.
Atentamente.
Cuanta razón....
ResponEliminaAhí le has dao
ResponEliminaDeberías mirar su curriculum, LLUIS.
ResponEliminaHace algún tiempo se presentaba como Historiador y periodista, ahora se presenta como "educado en la Universidad", cuando uno debería de decir "educado por mís padres", aprendiendo en la Universidad.
Les pasa a menudo a estos chicos acomplejados. Se te presentan como psicologas, historiadores, periodistas, masters, y no tienen nada más que el paso del tiempo de haber ojeado algún libro y llevarse a la boca ciertos términos para que parezcan más creíbles.
En el apartado de escritor, hay que estar tranquilos, Cualquiera puede escribir un libro, hay pruebas, por eso que autotitularse escritor es como decir que uno es metafísico, no se puede cuantificar.
Vive de la subvenciones que se le da a su productora, y esa productora trabaja a destajo para TVEN3. Insulta y degrada todo lo que sea insultable y degradable, y las gracias que hacía cuando militaba en el Psuc han pasado a ser fobias militando, como lo hace sin descaro, para los que se consideran de una raza superior.
Gracias a personas como él, TVEN3 ha dejado de ser una televisión puntera, de telediarios objetivos y noticias bien elaboradas. Simplemente es un aparato del estado, que trabaja para el estado y cobra del estado . ¿ Qué estado?, da igual para que estado, todos los nacionalismos tienen la misma base, hacer creer a los que lo conforman que son los mejores, que el de al lado nos roba, que somos más altos y que los demás trabajan menos y viven mejor gracias a nosotros. Él se dedica ha hacer este tipo de parodias. No tiene más ideas.
salut