-La ley soy yo, dice el juez Roy Bean -en una de las mejores pelis de John Huston, con la voz (y el cuerpo) de un Paul Newman magistral. Se trata de una de las mejores cintas de humor negro del cine.
Eso sucede en una cinta de ficción. El bandolero Roy ha usurpado el puesto de juez en un pueblucho tras cargarse a las autoridades locales (una autoridades corruptas y lamentables -dicho sea). A continuación, el nuevo juez autoproclamado ejerce la justicia a su modo, con un código penal que posiblemente no se ha leído nunca, tratada como una Biblia y con su carga carga simbólica.
A partir de ahí los desmanes del juez Bean son inenarrables, aunque hay un sentido poético profundo en sus decisiones: ¿han oído hablar ustedes de la vertiginosa "justicia poética"?
Vamos a dejar en paz a la poesía: habrán adivinado ustedes que me pongo a escribir sobre jueces por lo actual del tema. Por lo que me cuentan, a unos jueces más bien seniles les preguntaron si querían en su puesto (bien pagado y sin necesidad de fichar a las 8 de la mañana) y ellos dijeron que si, señoría, quiero seguir en mi puesto. Tienen algo de juez Roy Bean estos señores de la toga más encumbrada, algo de soberbia amén de rancio.
Oigo por ahí que esos jueces son franquistas: bueno, como mucho podrían ser "neofranquistas", ya que cuando Franco coleaba ellos eran unos niñatos. Lo que no quita que haya nostálgicos, revisionistas y demás pelajes, gente que añora el autoritarismo y el "por la Gracia de Dios", cuya idea de la democracia sigue siendo aquella "¿democracia? sí, pero a la española". Feijóo, el caballero triste, anda por allí haciendo como que los jueces tienen algo que ver con él, pero yo diría que solo pasaba por allí -como cuando se montó en un yate, unos años atrás. Solo los tontos son moderados en su tontería, se dice.
No creo que esos jueces sean franquistas: al fin y al cabo, algunos "ismos" no existen. El franquismo se termina con Franco, ya que no es ninguna ideología: acuérdense de que Franco era el que daba el consejo: "no se meta usted en política". Para Franco el poder nada tenía que ver con el arte de la política: se trataba de mandar para sí mismo y los suyos, enriquecerse y fastidiar al prójimo, más o menos como nuestros conocidos independentistas catalanes: incapaces de formular ningún modelo de país. No hay ideología en esos ismos: solo la voluntad de poder estricta de quien se lo tiene todo bien organizado y no piensa ceder ningún privilegio.
En España hay algo que flota, que medra, que aúlla en la oscuridad. Algo digno de la pluma de Lovecraft y que no es el franquismo: es ese tufillo rancio, butaca de terciopelo desgastada que huele un poco a orín, a culo, el ujier genuflexo, el crucifijo negro, la cucaracha detrás del inodoro.
Te prometo que no es por falta de datos, ni de tiempo, ni de generosidad por ser parco en lecturas sobre el tema, pero te doy mi palabra que no entiendo,.¿Qué es lo que no entiendes, Miquel?, preguntarás, Nada., amic Lluis, nada.
ResponEliminaDime, tu que te has atrevido a escribir sin ser lego, docto, ni jurisprudente pero con los datos más precisos que yo,¿qué es lo que hace que una persona que ocupa un cargo importante en el estamento judicial de un país tenga que ser elegido por otra rama independiente del mismo cargo, la legislativa?.
No están separados los poderes. Ejecutivo, legislativo y judicial ¿no son tres estamentos que tendrían que estar completamente desligados?
Entonces ¿porqué el Ejecutivo tiene que poner a dedo al poder Judicial?
Eso es lo que mi mente , cortita, lo se, no entiende.
Salut
En el fondo quieren que vuelva Rajoy o alguien parecido y si puede ser con ayuda de Vox en el gobierno mejor. Hay algunos que quieren que vuelvan los piolines al puerto de Barcelona. No conocen otra forma de arreglar los problemas.
ResponEliminaLo que está claro y natural, es que los jueces se agrupan en dos conceptos inamovibles:conservadores( no franquistas,como muy bien dices) y progresistas.Es una realidad,que también ocurre(con matices)en las fuerzas politicas.Tambien ocurre en USA,pero con el nombre de republicanos y demócratas.A mi no me sorprende,es la realidad.Lo que sí, es que frente a ella sean incapaces de llegar a un acuerdo previo,la forma de elección, la forma de repartirse el poder juducial.Si lo eligen los propios jueces o cualquier otra forma,pero que se respete para siempre.Enjuiciar,como rutina,la política no es bueno.
ResponEliminaQue se emplee una modificación a una ley para cambiar el sistema de elección de los jueces, que se planifique en un puente y que se prepare para votar el dia de la Lotería Nacional de Navidad, ya lo dice casi todo.
ResponEliminaLos jueces deben elegirse entre ellos, los políticos ya se eligen entre ellos y veo muy bien este sistema de contra pesos. Lo que quiere hacer este gobierno es de republica bananera donde los gobiernos o el cacique de turno pone a los jueces a su gusto. los actuales están nombrados por políticos por mayoría de 3/5 que mal está, pero cambiarlos como los quieren cambiar a una mayoría simple ahora es nauseabundo.
Los políticos trabajan pàra el estado, no son sus propietarios, ni pueden hacer lo que quieran. Son como el gerente de una empresa, puede gestionar pero no vender la empresa o endeudarla fuera de sus límites. Parecen unos "iluminados" que se creen con la verdad absoluta, ya esta bien.
Franco murió el 20 de Noviembre de 1.975 ya esta bien de estos discursitos chorras solo aptos para mentes manipuladoras o estúpidas. Ya está bien.
Un saludo.
Según lo último que he leído por ahí parece que cambia un poco la historia: no es que le preguntaran a los jueces caducados si querían continuar con el chollo, sino que fueron esos mismos jueces los que "sugirieron" al Partido Podrido la petición de cautelarísimas que después ellos se ocuparían de conceder, asegurando así su continuidad sine die.
ResponEliminaPero donde las dan las toman, y los progresistas del CGPJ pillaron con el pie cambiado a los cegepejoteros confabulados, votando afirmativamente lo que estaba pensado para que votaran negativamente manteniendo así el status indefinidamente. Dicen. Si non e vero e ben trovato.