La espada, quizás legendaria, desfila a hombros de cuatro soldados. Media España se levanta a su paso, en señal de respeto. La otra media permanece sentada. Felipe es uno de los que no se levanta.
Una espada puede que solo sea una tosca herramienta de acero imaginada en las tinieblas del tiempo, pensada para matar e infundir temor: un símbolo del poder. Entonces, el mundo se dividía entre quienes blandían la espada y quienes debían resguardarse de ella. La espada es el símbolo de la realeza: ¿se acuerdan de Excalibur?
Que un rey no levante sus reales posaderas ante una espada resulta paradójico y podría ser incluso entrañable. Se trata de un rey que reniega de los símbolos, como olvidando que el rey solo es eso, un símbolo, tan viejo y tan triste como la espada antigua. Un rey es el recuerdo andante de los tiempos oscuros, de los tiempos de señores y vasallos, de altos palacios y miserables chabolas.
El acto de Felipe (la ausencia del acto) quizás solo sea una anécdota trivial y pasajera, hinchada por haberse producido en agosto. Tiene su pizca de gracia que un Borbón no participe en un levantamiento.
Lo que me ha sorprendido de veras es presenciar como las dos Españas se han manifestado enseguida, esas sí se han levantado, airadas y dispuestas al ataque. En ambos lados, poco argumentos y muy simplones: "el rey ha hecho bien, y lo se al ver quienes son los que le critican". Eso lo ha escrito una persona con responsabilidades políticas. Media España mira hacia la otra media, espera un poco y luego dice lo opuesto, y aprovecha para el insulto y el garrotazo. Esa es la esencia española. Si tu dices blanco, yo digo negro. Y así nos va.
Felipe, el hombre-rey que no se levanta ante un símbolo, es un tipo que hace grandes esfuerzos por mantenerse en su tembloroso trono, ante una Casa Real en descomposición, y se desgañita para enmendar la imagen de la monarquía que le dejó Juan Carlos el rijoso. Se esfuerza en presentarse como un rey transparente, austero, responsable, democrático. Y esos esfuerzos se agradecen. Es más: incluso yo, de convicción republicana, le he elogiado y defendido en determinados foros y en varios momentos.
Por eso me sorprende el error cometido en Colombia: entre símbolos deberían cuidarse un poco mejor, ya que viven el uno del otro. Puede que los colombianos cometieran un error de protocolo, y quizás podían haber ahorrado el desfile de la espada de Bolívar ante el último Borbón. Pero un rey solo vive de símbolos y de protocolos: sin ellos es un tipo más. Y debería saber que los invitados no ponen las normas de la fiesta.
Hay algo en el subconsciente de Felipe que desea la república y lo manifiesta en sus actos fallidos. Debe ser su forma real de matar al padre.
El debate entre defensores y detractores del rey es burdo y agrio. Las dos Españas incapaces de dialogar. Tienen mucha culpa de ellos nuestros políticos, instalados en la crispación y la irracionalidad. Ellos han renunciado a la pedagogía que debe ejercer un político. Si en España se prefiere el insulto, el mamporro y la gesticulación es, en gran parte, por ese déficit pedagógico que si se ha llevado a cabo en otros países del entorno.
Yo solo vi a un hombrecito atrapado en una situación imposible: hiciese lo que hiciese, las dos Españas se atizarían durante un rato. Y puede que una república no resuelva el desencuentro, aunque Felipe haga lo posible por dar la bienvenida a la tercera.
Quizá no se levantó porque aunque nos parezca antagónico, el rey. este rey impuesto, no es tan analfabeto como los contrarios que están en el gobierno nos lo quieren hacer creer.
ResponEliminaQuizá no se levantó porque antes se leyó a Karl Marx, y le dió la risa, la risa que le hubiera tenido que dar con el otro Marx, pero esta vez con conocimiento de causa.
Estoy seguro de que el rey es más dado a la lectura que los que presumen de asiento de profesor universitario, y mira por donde se leyó, me refiero al rey, no al que se pone títulos de grado y masters de pro, aquello que escribió Karl Marx, insisto allá por el 1858: (Simón) Bolivar y Ponte:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/58-boliv.htm
Salut
Miquel: oportunísimo y buenísimo el comentario. Como siempre. Salut.
EliminaUn abrazo desde El Prat.
ResponEliminaTe sigo...ya lo sabes
El rey, por rango, no debía levantarse ante la espada de Bolívar. Según expertos en protocolo, además de traerla fuera del acto previsto.
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