6 de març 2022

Los valores del deporte

Siempre me intrigó la existencia de unos supuestos "valores del deporte", algo que se acostumbra a escuchar entre quienes defienden la importancia de la educación física en el currículum educativo obligatorio. Alguna vez osé preguntar: ¿cuales son los valores del deporte? Y me miraron casi incrédulos ante una pregunta cuya respuesta les parecía tan evidente como si hubiese preguntado ¿porqué sale el sol cada mañana?.

Me respondieron: los valores del deporte son el esfuerzo, la cooperación, el trabajo en equipo, el ejercicio físico. Es decir, les repliqué yo: los valores del deporte están en la vida, en el trabajo de las cajeras del Mercadona, en una clase de matemáticas en la que al alumnado resuelve problemas en grupo, en los trabajadores que acuden a la fábrica, en una familia que afronta dificultades, en una orquesta, en un cuarteto de jazz, en el equipo médico que trabaja en urgencias, en la cuadrilla de currantes, en el grupo de GEOs que asaltan el chalé del narcotraficante, en el staff del rodaje de una película, en el grupo de jubilados que protestan por el maltrato de los bancos, e incluso en la pandilla de maleantes que atracan una gasolinera.

Por lo que no me queda otra conclusión racional: no hay unos valores exclusivos ni intrínsecos del deporte.

Port otra parte: en el deporte veo frustración, sexismo, burlas hacia el que no llega, hacia el torpe, un ansia desmesurada de ganar y un desprecio hacia el que no gana, grosería, racismo y xenofobia, insultos, codicia, violencia inútil, la ley del más fuerte. Habrá nobilísimos ejemplos de lo contrario, pero convendrán conmigo en que esas excepciones son anécdotas prescindibles.

Ayer me enteré de que el FCB Barcelona (osea el Barça) se plantea debatir con calma si renuncia al patrocinio de una empresa de apuestas deportivas rusa por lo de Ucrania: ¡es que nos dan 12 millones al año! lamentan los directivos, por lo visto con el agua al cuello en lo del dinerito. Claro. Es el dinerito y nada más lo que anima al fútbol "profesional" y, en este sentido, el Barça es más que un club, por supuesto: es un negocio en el que los valores son los que dictan los resultados al fin de cada ejercicio.

Les diré la verdad: en la vida hay montones de cosas aburridas, pero casi ninguna supera el tedio de un partido de fútbol en el que tras 90 minutos se han marcado uno o dos goles. O ninguno. Aunque fueran 12 por cada equipo, seguiría bostezando sin piedad alguna: no veo ningún valor ni nada relevante en llevar un balón de aquí para allá. Por no hablar de las ruedas de prensa de entrenadores y jugadores que ya no comento.

Creo que la cosa del fútbol vivirá el estallido de la burbuja mediática dentro de poco, y que esos supuestos "valores del deporte" se verán en entredicho. Eso llegará. Aunque por afirmar eso me siento como debió de sentirse Juan Goytisolo, décadas atrás, cuando profetizó que el fútbol en España perdería todo interés mediático y popular tras la muerte de Franco, ya que a Goytisolo le parecía que el fútbol era cosa de las autarquías, opio del pueblo, nacionalismo ramplón.

Quizás me equivoque. Dios mío, ten piedad de los idealistas y de los racionalistas.


2 comentaris:

  1. La "burbuja" del fútbol profesional ya ha reventado, al menos por el lado económico. Tras la pandemia, han asumido deudas millonarias que van a ser muy difíciles de liquidar.

    Un abrazo.

    ResponElimina
  2. Cuando yo era muy joven, allá en la dictadura, recuerdo que para todos los 1 de mayo se celebraban partidos Barça-Madrid que se televisaban, para quitar a la gente las ganas de ir a las manifestaciones que convocaban los sindicatos entonces ilegales. Y mis amigos de izquierdas decían eso mismo, que cuando muriera Franco el fútbol perdería toda la popularidad "artificial" propiciada por el dictador.

    Hoy esos amigos son hinchas de algún equipo y no se pierden ni un partido. Y, lo que es peor, de izquierdas ya no les queda casi nada.

    Yo estoy contigo, no conozco nada más aburrido que un partido de fútbol. Salvo, tal vez, una corrida de toros. O quizá es que odio ambos eventos porque en los tiempos heroicos en que sólo se podía ver un canal de televisión siempre mis programas favoritos eran suspendidos para retransmitir alguno de estos "espectáculos"

    ResponElimina