El nacionalista catalán prometió un país de ensueño, todo ilusión, si Cataluña se salía de España. Nada le salió bien: del ensueño, pasando por el delirio, llegó al desastre y las banderas ocultaron la división, la miseria y el olvido. Cataluña cayó en el ensimismamiento y la pobreza.
No muy lejos de allí, se desveló un antiguo nacionalista de España y pandereta, tan retrógrado como el anterior, y tan desprovisto de ideales liberales, y tan distraído e insensato.
Luego vinieron pequeños nacionalistas de pueblos y regiones recónditas, dichosos y montaraces, dispuestos a dividir y a enfrentar, que es la esencia de todo nacionalista sea de la nación que sea su nacionalismo, que siempre es uno y lo mismo: banderas, mitos y leyendas, raza, estirpe, hacienda.
Pasó por allí el pobre Pablo, con su sonrisa bobalicona y tensa y se dijo que, si ahora lo que se lleva es el nacionalismo de montera y barretina, pues voy y me pongo el disfraz de patriota, solo por joder a la patria, que son los hombres y las mujeres, y me paseo por Europa echando pestes de mi patria en nombre de la patria. Pablo, a quien el sentido de la democracia y del Estado le vienen demasiado grandes, hizo de aprendiz de brujo torpe y ensayó algunos pasos mágicos, cada vez más estrambóticos. Todos le salieron mal: se olvidó de que, quien juega con el nacionalismo, termina como el nacionalista catalán. Jodido y genuflexo en manos de los más brutos. Siempre habrá uno más bruto que tu, más burro, más atrevido. Y ante él te arrodillarás, con tu sonrisa de muñeco roto.
Se olvidaron todos los nacionalistas de la gente, como cuando el viejo general se apoya sobre el mapa i dibuja delirantes ataques, contraataques, repliegues, quiebros y requiebros con miles de soldados y de tanques, todo imaginario, todo falso. Jugarretas para ganar una partida de parchís un domingo por la tarde elevadas a estrategias de partido, de patria, de destino en lo universal.
Quienes sufrirán las consecuencias serán los de siempre: las mujeres, los vulnerables, los inmigrantes, los pobres, los colectivos vapuleados y todas las demás letras del abecedario de los maltratados y desfavorecidos, que verán crecer las banderas y las palabras, los himnos y los desfiles, y verán crecer las mansiones de los ricos de siempre, saciados pero avariciosos, la gula patriótica cuando la patria es una divisa que se puede cambiar por dinero: el patriotismo siempre es de pago, solo es de pago y de cobro.
En Cataluña vimos nacer al monstruo, le vimos andar altivo por las calles con sus antorchas prendidas y sus gritos de neandertal en la grada del campo de fútbol de un pueblo triste y cualquiera. Y algunos os advertimos de lo que se nos avecinaba. Pocos nos escucharon. Ahora el monstruo recorre España, y no habrá flores para tanta víctima de la patria. Prepárense las mujeres y los niños de la escuela pública, los colectivos LGTBI, los que vinieron en patera, los que trabajan a las cinco de la mañana para llegar pobres a la noche, prepárense los estudiantes de casa humilde, los enfermos de barrio pobre, las abuelas de la paguita, los repartidores de pizzas a domicilio, los de la orilla en la sombra. El monstruo nacionalista anda por los caminos. No habrá flores para Miss España.
Y sin embargo, para los que no ganaron esa partida nacionalista española no parece haber tampoco personas. Se dice que si los ultras entran en los gobiernos se nos vienen años de "infierno" para todos esos colectivos que mencionas - todos formamos parte de alguno de ellos aunque no nos lo parezca - y sin embargo, ante la posibilidad de colaborar "a lo Valls" para que ese "infierno" no llegue a tocar poder, pues no, "Ayá se apañen y que acaten las consecuencias" y entre tanto es como que mejor nos fastidiamos todos y queden en supuesta evidencia que intentar dulcificar el panorama en los cuatro próximos años. Pues bien, eso hizo en su día Ciudadanos en España y...
ResponEliminapodi-.
Llámame optimista o inocente, pero creo que no se puede descartar la idea que propones. Se ha hecho así en otros países europeos y el resultado ha sido la desinflamación de la ultraderecha.
EliminaY aquí, LLUÍS, me gustaría que me explicaras, como tú sabes hacerlo, porqué las clases bajas, las obreras, votan a la serpiente. Ha pasado en Valladolid, donde desde los barrios más paupérrimos sacan mayoría.
ResponEliminaVerdaderamente no lo entiendo.
Un abrazo
Salut
La respuesta es fácil Miquel : Vox ha mandado mensajes simples para mentes simples, que buscan soluciones "milagrosas" a problemas muy complejos que la política tradicional es incapaz de solucionar.
EliminaEsta situación de hoy aquí, es un calco de la Alemania de entreguerras, y todos sabemos como acabó aquello.
Tan solo espero que dentro de Vox no haya gente con la misma inteligencia maligna como los colaboradores que tuvo Hitler ( Goebbles, Himmler, ectc ).
Saludos.
Este fenómeno se ha visto en muchas partes. Trump ganó por mayoría abrumadora en los barrios pobres de la ciudades industriales de EUA, en los barrios más pobres. El discurso de la ultraderecha promete soluciones rápidas a los problemas de la vida diaria y niega el discurso de la identidad moral que plantea el centroizquierda.
EliminaLas personas que viven con dificultades compran enseguida el discurso antisistema y cabreado que ofrece Vox, con su promesa de volver a un pasado en donde tenían trabajo. Incluso el histrionismo de Vox está copiado de Trump, ya que mostrar ese perfil agresivo y teatral conecta con las emociones.
También me resulta curiosa la deriva del voto cabreado, que pasó por Ciudadanos y Podemos para caer ahora en la ultraderecha. Esa evolución es así en toda Europa.
EliminaGracias, RODERICUS.
ResponEliminaUn abrazo
Gracias, LLUIS.
ResponEliminaOtro abrazo