Llevo ya muchos años fuera de Barcelona y, aunque siento nostalgia de los años de la infancia en las callejuelas de la Ribera, miro a Barcelona sin amor. Creo que a eso se le llama desapego. En la filosofía oriental, el desapego es virtuoso.
Aún así, con la distancia y el desapego, sigo con un vago interés la decadencia de Barcelona. Aunque, la verdad, no podría decir cuando vi a una Barcelona emergente. Quizás la de los ochenta, que me pilló demasiado joven para comprender. Mi Barcelona querida es más bien literaria y, por lo tanto, de ficción: las novelas de Marsé, las de Casavella, las de Mendoza... También me parece ficción (una ficción desafortunada) esa estrella que ha aparecido en la cúspide de una torre de la Sagrada Familia.
A mi, a quien Gaudí no me gusta mucho, la Sagrada Familia me parece sin duda su edificio más aborrecible, pretencioso e inútil, el más feo. Con el agravante de sus medidas, que convierten la fealdad banal en fealdad monstruosa. Y ahora le meten una estrella reluciente. En la puntita.
Cuando vi la estrella me acordé de una parienta política mía, ya difunta, que hablaba de un hombre muy feo que se casó con una mujer muy guapa y ella expresaba así su perplejidad ante la pareja:
-Él debe de tener un diamante en la punta.
Exacto: eso es la estrellita en la cúspide de la mamarrachada arquitectónica de la Sagrada Familia. El diamante en la punta.
El desatino de la Sagrada Familia lo pudieron detener muchos alcaldes y presidentes de la Generalitat, pero nadie osó. Es incomprensible: incluso los amantes de Gaudí deberían haber exigido la paralización de las obras, y propuesto haber dejado ese templo al mal gusto tal como lo dejó Gaudí, el inmensamente sobrevalorado. Un monumento inacabado tiene un valor innegable, estimula la imaginación y, sobre todo, impide el collage de despropósitos que es ahora, con la deprimente fachada de Subirachs cuyo nombre consta para siempre en los anales de la infamia arquitectónica.
Y tiene su miga que sea una alcaldesa atea quien culmine el nyap.
La verdad: ¿qué sentido tiene que una ciudad con una historia anticlerical, atea y anarquista tenga la iglesia católica más grande (y más aberrante) del mundo? Creo que fue el propio Gaudí quien le puso el nombre de "templo expiatorio". Quizás solo acertó en eso. A partir de hoy, todos aquellos que quieran pedir perdón por ser horteras tienen el templo ideal para acudir, arrodillarse y expiar su mal gusto.
Postdata: Como pueden deducir, soy uno de los desagradecidos que confían en que las vibraciones del AVE solucionen la barrabasada urbanística.
L'estrella ha costat un milió i mig d'euros.
ResponEliminaUn milió i mig??? Algú ha fet l'agost enmig de l'hivern.
EliminaFui a ver la estrella ayer con un amigo... ¡Vaya decepción! No sé de qué material es pero a simple vista me pareció un adorno de plástico con un fluorescente dentro. Demasiado pequeña para la promo que ha obtenido en las televisiones.
ResponEliminaCon mi amigo comentamos que hubiera sido preferible el inacabado a la chapuza de los que vinieron después, aunque yo en eso ni entro ni salgo pues muchas iglesias son lo que son por la mezcla de estilos correspondientes a las diferentes épocas y arquitectos que les metieron mano.
podi-.
La estrella se inscribe en el conjunto gótico-cutre del conjunto y no desentona para nada.
EliminaTe puedo decir con conocimiento de causa, que el edificio no tiene licencia de obras.
ResponEliminaTe puedo decir con conocimiento de causa, que he visto los planos del derribo de las dos manzanas que van desde la calle Mallorca hasta Aragón.
Que los pisos de esas dos manzanas afectadas no son transferibles y que los vecinos están acojonados.
Que aquello es el despropósito y que la maqueta, final, que la he visto y tengo fotos, se me conminó a no publicarlas en el bloc bajo mi responsabilidad, tal como suena.
Cómo es que vi la maqueta y los planos aprobados?...tengo muy buena relación con una de las personas responsables de la obra.
Aquello es una charlotada, nada que ver con el propósito gaudiniano.
Salut
La falta de licencia de obras salió a relucir hace poco, pero por lo que veo les han perdonado el pequeño error. Lo del derribo de los edificios colindantes veremos si se ejecuta, yo lo dudo. Pero peores cosas se han visto.
EliminaPor una vez no voy a estar de acuerdo contigo. Amo a Barcelona y me gusta la Sagrada Familia. Y también me gusta la obra de Gaudí, aunque ya sé que sólo una pequeña parte de la Sagrada Familia se puede considerar obra suya.
ResponEliminaSoy consciente de que gran parte de los arquitectos de aquí hablan o hablaron pestes de este templo (incluso Subirachs, que le parecía una mona de pascua... hasta que le contrataron para continuarla y milagrosamente cambió de opinión).
También soy consciente de que tanto la obra de Gaudí como la de los demás modernistas ha sido muy denostada, de que a la Pedrera se la bautizó así con el ánimo de ofender a quienes la construían, etcétera. Si recientemente he leído una obra de Pío Baroja en la que el autor da su opinión sobre el modernismo y lo deja como unos zorros. Pero esto siempre ha ocurrido, que los contemporáneos denigren las modas y estilos de su época es muy habitual.
A mí me parece bien que una obra tan ambiciosa se haya continuado y me parecería mal que se hubiera dejado inacabada. Al fin y al cabo casi todas las catedrales y monumentos similares se han construido a lo largo de varios siglos, si ir más lejos la catedral de Barcelona no tuvo fachada hasta principios del siglo XX, si no ando equivocado.
Lo único que me parece mal es el tema de las manzanas afectadas pero es de suponer que a los afectados se les compensará con viviendas similares a las que tienen, y por la misma zona (o así debería ser).
Eso sí, me gustaría dejar claro que ni soy católico practicante ni creyente de ninguna otra religión. Lo que no es obstáculo para que muchos edificios religiosos me parezcan prodigiosamente bellos, y la Sagrada Familia a mí me lo parece.
Según yo lo veo, ser creyente no influye para nada en el juicio sobre la Sagrada Familia. Cuando fui creyente practicante (y lo fui mucho, de misa semanal durante años) me gustaba más una capilla en un monte que una catedral, y prefería una iglesia de barrio sin ningún valor arquitectónico que la basílica más ampulosa.
EliminaBueno, empecemos en que los del Patronato que gestiona ese esperpento viven muy bien a costa de los ingresos de las visitas, como siempre, es el vil metal el responsable de ese desaguisado.
ResponEliminaNo existen planos ni maquetas del edificio que Gaudí tenia en mente, todo ello desapareció al inicio de la guerra incivil.
Lo que se ha edificado desde entonces, no son mas que conjeturas basadas en unas pocas y malas fotografías de las desaparecidas maquetas.
Allá por los ochenta, hubo algún movimiento de la cultura barcelonesa en contra de la continuación del proyecto, y que postulaba terminar las obras solo con la parte realizada por Gaudí. Incluso hubo alguna manifestación en contra de los trabajos escultóricos de Subirachs, que decoró con sus horrorosas piezas la fachada de La Pasión.
Pero Subirachs fué impuesto como escultor por el entorno de Jordi Pujol, que necesitaban promocionar a "genios autóctonos" del país, y no hubo manera de impedir que perpetrase esos mamarrachos cargados de aristas que podemos ver hoy.
Es el ejemplo mas claro de la mediocridad de la "cultureta catalana", y un atentado contra el buen gusto estético.
Mamarrachos como este me hacen admirar aún mas lo poco que queda del Partenón de Atenas, el Foro de Trajano, y hasta al mas humilde dolmen de la prehistoria.
Pero como dicen los anglosajones, "money talk"
Cuando uno ve el Panteón romano se da cuenta de que llevamos muchos años perdiendo el norte en arquitectura, y la modernista me parece, sin duda alguna, una de las peores épocas de la arquitectura. El delirio medievalista es horroroso. No entiendo qué admiran los turistas: igual solo se asombran ante el despropósito monumental. ¡Qué pena que Lovecraft no hubiese conocido la Sagrada Familia de Barcelona! Hubiese escrito uno de sus mejores cuentos de horror.
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