12 de set. 2021

El campo de batalla catalán


A día de hoy, 12 de septiembre del 2021, sería mejor hablar de la disminución de las batallas y de sus malditos campos. Tras el virus, la mayor parte de Europa (y quizás del mundo) piensa en nuevas formas de colaborar, entenderse y cooperar. Frases como "juntos saldremos de esto" no son solo eslóganes. Pero algunos no lo comparten ni lo comprenden: prefieren sus batallas, sus zarpazos, sus odios. Ahí están el desdichado Pablo Casado, los insensatos de Vox y sus homólogos catalanes, los independentistas furibundos: la aldea patriótica-nacionalista solo quiere vivir en la guerra. Contra quien sea.

El independentismo catalán sigue en sus trece, y están en su legítimo derecho de hacerlo: quieren llevar el procés más lejos en el tiempo y en el espacio. Pero, a tenor de los últimos datos, parece que ambas coordenadas se les achican, y eso es lo que demuestran las cifras oficiales, oficiosas y presumibles de su manifestación de ayer: la desinflamación es una evidencia que podrán matizar, sin duda, por supuesto. Pero ahí están los números.

La realidad social se puede medir de varias formas, o por lo menos en dos parámetros: el cuantitativo y el cualitativo.

En el cuantitativo, la agonía del independentismo es palmaria. Se terminó la ilusión. Quizás el virus, quizás el cansancio, la frustración tras unas promesas demasiado maximalistas y grandilocuentes, quizás la maldición de la inmediatez invocada por aquellos eslóganes imperiosos que invitaban a creer en un desenlace rápido, brillante e indoloro: todo fue mentira y todo se construyó sobre la fantasía. El pensamiento mágico tiene eso: es frágil y no se sustenta sobre nada serio. Pasados unos meses, se descompone como el burro muerto en una cuneta que filmó el genio de Buñuel y luego replicó Greenaway con más cámaras y más tecnología. El independentismo ya no ofrece números. Es un asno sometido a la descomposición y los gusanos luchan entre sí para comerse sus últimos restos, sus últimos principios.

En lo cualitativo, la degeneración del independentismo se mostró con una crudeza escalofriante en varios actos: pitidos a algunos líderes, broncas, tuits rencorosos y vengativos. Y luego está la batalla tabernaria y bochornosa entre las facciones más aguerridas y las -digamos que- moderadas del independentismo, esa lucha primitiva en el "Fossar de les Moreres", combate entre tipos musculosos, australopitecus estrellados, las distintas tribus del Homo Independentistus que actúan como hooligans en el campo de fútbol de tercera regional. No consiguieron ser visibles en el mundo, no pudieron ser reconocidos en Europa: solo les queda darse tortazos entre ellos para encontrar al culpable del desastre y así poder lincharle con argumentos sólidos: tan sólidos como esa silla de terraza de bar que se atizan en sus cabezas.

El campo de batalla se circunscribe pero se amplía: quienes antes eran amigos, socios, compañeros de lucha, ahora son sus peores enemigos. Hace bien el pobre Jordi Cuixart, ese hombre encendido por el rayo, en reivindicar las luchas compartidas: en sus ojos enloquecidos veo un terror abismal. Cuixart, que antaño me pareció una versión del Saulo de Tarso más desquiciado, me parece ahora un hombre perdido en el desierto, alma en pena deambulando por el desastre tras la batalla, extraviado y a la vez varado entre las rocas de una costa infernal, tan hostil como indiferente a su furia trasnochada.

Al final, pues, el supuesto problema catalán era justamente esto: un conflicto entre catalanes y nada más que eso. Algunos lo advertimos y no nos escucharon. Si fuese por mi, no se debe negociar nada en una mesa de negociación España-Cataluña. El único conflicto que existe es un conflicto entre la mitad de los catalanes contra la otra mitad. La única mesa de negociación que nos hace falta es una mesa entre catalanes. Somos los catalanes, entre nosotros, quienes debemos hallar la concordia y la paz. Creo que ya va siendo de hora de hablar entre nosotros y reconocer que todo el embrollo no ha servido para nada bueno, que solo nos ha traído malestar, confusión y tiempo perdido.

8 comentaris:

  1. Com diria Jordi Pujol, lo lladre: són una colla de ximples. Més encara la Borras i la Paluzié que són per donar-els-hi de menjar a part.

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    1. Crec que la Borràs i la Paluzie han perdut el sentit de la realitat fa molt de temps. Les preocupacions dels catalans no són les seves fixacions nacionalistes. El nacionalisme no és útil per res de bo. Tinc la impressió que, si demà la NASA ens advertís que ens caurà un meteorit que podria extingir la humanitat, elles en culparien Espanya i ens dirien que la independència és la solució al meteorit. I a continuació ens demanarien 10 euros per al Consell de la república o com se digui.

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    2. Francesc, te he dejado un comentario en la entrada anterior.
      Es válida para LLUIS
      Abrazotes de cromagñon ¡

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  2. Estoy tan desilusionado, tan triste y tan apesadumbrado de lo que veo, que creo no levantaremos cabeza por el egoísmo de unos seres tribales que sólo quieren ver el interés por el poder y "el que hay de lo mio", pues son incapaces de vivir de su trabajo y de su esfuerzo.
    Veo incapaces a todos estos de las mesas de estar detrás de un encargado recibiendo una nómina de trabajador.
    Se han acostumbrado mal y nos lo harán pagar.
    Salut

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  3. Veo que el concepto de "parásitos" que yo aplico desde hace años a los políticos del "prucessss" se va extendiendo.

    Y es lo que hay, van a estar viviendo de una hipotética independencia fallida el resto de su vida laboral, cada uno encaramado a la poltrona que a cada uno le ha tocado.

    Vendiendo mentiras para sus acólitos.

    Lo realmente desolador, es que el resto de fuerzas políticas, los que deberían hacerles frente y echarlos de nuestras instituciones, no son mejores que ellos, son incapaces de convencer a los que se sienten defraudados a moverse hacia el colegio electoral para votar.

    Hemos tenido un cincuenta por ciento de abstención en las ultimas autonómicas, y eso de por si es todo un síntoma de la descomposición política y social que sufrimos.

    Dan ganas de largarse de esta esquina del país, porque esta situación se va a cronificar "sine die".

    Un abrazo.

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  4. Si, RODERICUS. Todos hablan de sus experiencias, del prosses, de la España que nos roba, de que si escribes en una u otra lengua... mientras ni el precio de la luz baja, ni tendrán la fortuna de gobernar jamás (eso les viene grande y quedarán igual de mal que el Puigdemont, el Torra o este Aragonés, que va como cagallón por sequia, o sease, dando tumbos) y el paro crónico y los problemas sin resolver.
    Estoy asqueado, desesperanzado y veo que no hay solución. A todos los políticos les va de puta madre la situación, ellos siguen cobrando, y cuando no estén en el poder estarán de consellers en cualquier grupo energético.
    Al tiempo

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  5. Este año me ha pasado bastante desapercibida, la diada. Si no fuera porque fuí expresamente a buscar algún tipo de titular, ni me habría enterado de su existencia.

    podi-.

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  6. Ostras creí viendolo en la tele que eran los Boixos Nois del Barsa....

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