Uno puede consumirse en el tedio, en la nada o en el horror. Pero también lo puede hacer en el conocimiento excesivo, como lo hizo Juan Eduardo. Cirlot me cuenta que todo quema. No solo queman los bosques en verano, cuando no ha habido ninguna gestión forestal como en el caso de Cataluña, por ejemplo. Quema la noche, quema el agua, quema la duda. Hay llamas en todas partes y no hay bomberos para sofocar esas llamas.
Uno puede perderse en el sueño, en el duermevela peligroso o en la infinitud de las pantallas, o en sus sucedáneos lisérgicos que se pueden adquirir en las farmacias o en determinadas esquinas de la ciudad. Las llamas nos esperan, nos acechan, nos desean. Desde muy antaño, algunos seres humanos se consumieron sometidos a los poderes de ciertas setas, de algunas flores, destilados de cactus o fermentaciones de frutos. Otros se perdieron en los vericuetos de algunos laberintos: el dinero, el sexo, el esoterismo.
La atracción del abismo. Yo sufro de daltonismo y de vértigo y por ese motivo comprendo a quienes deciden lanzarse al abismo: no hay mejor opción para vencer al vértigo que arrojarse al abismo y zanjarlo de una sola vez. El precio de la vida es demasiado alto y, a veces, uno desea levantar la barrera del peaje y soltarle al vigilante, con un orgullo en verdad ridículo un "no vull pagar". Hubo incluso un presidente de la generalitat que se hizo grabar un video diciéndole "no vull pagar" a un máquina cobradora de peajes, en la autopista de Gerona.
Por razones que yo solo me conozco (o desconozco, vamos a ser sinceros) descubro una similitud inexplicable entre Juan Eduardo Cirlot y Malcolm Lowry, el del Volcán. Leo que los lectores de Lowry formamos una hermandad secreta, tan secreta que nos nos conocemos entre nosotros, cual célula anarquista dinamitera. Los lectores de Cirlot somos iguales: no nos conocemos y así, si detienen a uno de nosotros, no podremos delatar a los demás. Una buena estrategia.
Estoy leyendo En la llama y descubro que jamás terminaré con este libro, que jamás lo voy a comprender. Este libro terminará conmigo, es capaz de aniquilarme y quedarse tan ancho. Me detengo un instante en Brownyn más no la aprehendo, se me escapa, me rehúye. Siento el fuego de ese mes de julio y de repente pienso que es absurdo que las huellas se queden en el camino polvoriento y no en los pies cansados. Me detengo en una huella en el polvo: hay círculos, estrellas, cuadrados. Un pentágono. Se me ocurre el nombre de Pitágoras.
En la huella del camino hay indicios de la palabra Quechúa, que será una marca de la empresa Decathlon diría yo, algo que aúna a incas y a griegos antiguos en una unión que no puedo llegar a comprender por completo.
Leo que Brownyn es una Ofelia invertida que regresa de las aguas y ahora sí, ahora ya me pierdo, me ahogo en el agua flamígera de Cirlot. Veo en la TV que hay unos aviones lanzando agua para sofocar el incendio en el Cap de Creus, el agua contra el fuego, Ofelia se cae des del vientre de un avión amarillo como las puntas del fuego.
Nadie nos advirtió de que fuese tan difícil ser humano. No me lo dijeron en la familia, no me lo dijeron en la escuela. Pero lo es, y eso es lo que hay, lo que tengo. Quien no heredó patrimonio alguno heredó dificultad y misterio, como el pobre Galahad, pobre además de bastardo.
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ResponEliminaEn La llama" no es un libro fácil, pero tampoco es fácil vivir dentro de uno cuando uno sabe el límite que tiene.
ResponEliminaLa historia del pensamiento empezó a tener menos secretos para mi gracias a Cirlot, y gracias a él empecé a seleccionar lecturas e incluso personas. No debían ser necesariamente cirlotianianas, pero sería inevitable que contaran con unas cualidades básicas. Bastaría conque fueran sensibles, amante de los libros y que hablaran en proporción a lo que escucharan.
Para la Ciencia, la realidad no es sino el modo en que las cosas aparecen a nuestras impresiones sensibles; para mi, que soy un metafísico irredento, la realidad puede estar, y de hecho está, en una frase salida del corazón, como esta que nos deslizas: "Los lectores de Cirlot somos iguales: no nos conocemos y así, si detienen a uno de nosotros, no podremos delatar a los demás. Una buena estrategia"
Un placer estar a tu lado. Un placer leerte. Un placer haberte conocido. Y un agradecimiento profundo por haberme dedicado la entrada.
Gracias, amic Lluis.
PD: Había una falta de ortografía en el mensaje anterior.
Perdón
La vida es algo muy complejo, y los unos nos ayudamos a los otros a comprenderla, a entenderla, a hacerla más llevadera. Yo debo agradecerte a ti haber hecho esto conmigo. Lo mío contigo es casi una declaración de amor pero no te asustes, siempre he sido heterosexual y cisgénero, como dicen ahora, y a estas alturas digo yo que ya no me cambio.
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