2 de gen. 2020

Mientrastanto, en Balandrau...

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Nunca estuve en la escuela Balandrau, de Gerona. Busqué el significado de "balandrau" y di con que la palabra denomina un monte catalán, por la parte de Ripoll. Siempre se aprende algo nuevo. Según la etimología, en portugués, "balandrau" designa una pieza de vestimenta, con capucha y mangas que se abotona por delante, propia de algunas cofradías religiosas y que se asocia con la masonería. Quiero inclinarme por pensar que la escuela eligió su nombre por lo del monte. Es más bello y más probable.

Ni estuve nunca en la escuela Balandrau ni sabía nada de ella hasta hace muy poco. Bueno, en realidad creo que miento: el nombre de esta escuela lo había leído alguna vez en artículos que hablan de nuevas tendencias de la educación. La innovación no es ningún valor por sí misma, ni en la educación ni en ningún otro ámbito de la cultura, pero intento estar al día de lo que se escribe al respecto. Por curiosidad, por interés profesional e incluso por mi tendencia al cotilleo.

Sin embargo, me ha llegado la noticia a través de un conocido que escolariza a su hijo en este colegio: la Generalitat ha decidido que, ante la disminución de la natalidad en la zona, procede a cerrar la matrícula en P3 (como sabrán, "P3" designa el primer nivel de la educación pública -no obligatoria-, el de los niños de 3 años). Según las familias afectadas, la razón verdadera de esta decisión drástica de las autoridades competentes hay que buscarla en el mapa escolar de la zona. El colegio Balandrau está rodeado de otros centros educativos, centros de la red privada (privada concertada, claro). La razón verdadera, pues, es que el cierre de la línea de P3 en la pública Balandrau tiene por objetivo favorecer a las escuelas privadas de su entorno. Otra vez el mundo al revés. O el mundo según la Generalitat de Cataluña.

Las leyes y decretos que permitieron la existencia de la doble red de escuelas (públicas y privadas) es una ley del principio de la restauración democrática, en donde se especifica que el estado subvencionará la existencia de una red privada en tanto y cuánto no sea capaz de ofrecer una escolaridad pública universal. Se trataba, pues, fundacionalmente, de una medida provisional y transitoria, destinada a desaparecer.

Los datos sobre escuelas públicas y privadas de nuestro bello norte (el europeo), en donde decía el poeta que la gente era más educada y más culta e incluso más feliz (toma ya), nos cuentan que en los países del frío norte la red privada es testimonial, residual, y que solo obedece a la demanda de determinadas opciones religiosas. Sin embargo, en este sur de Europa, tan caluroso y con tantas nacionalidades beligerantes entre sí, la red privada se equipara con la pública en porcentajes y, en varias regiones, gana por 51 a 49 (por ciento). La anomalía persiste. Persiste y se acrecienta. Las autoridades regionales apuestan por la red que debe (o debería) desaparecer.

Lo que sucede ahora en el colegio Balandrau de Gerona lo había visto antes. Lo había visto muy de cerca, casi en primera persona. De modo que no me sorprende: me indigna. Estamos hablando de favorecer a escuelas que se llaman privadas pero en realidad lo son de un modo espurio por no decir perverso: la escuela "concertada" se mantiene gracias a las grandes dotaciones de dinero público que se le destinan y, a su vez, escapan al control de lo público por todos los flancos.

Hace solo un par de años, quizás tres, una propuesta parlamentaria en el Parlamento de Cataluña propuso (perdón por la redundancia) eliminar la subvención pública a las escuelas privadas que segregan por género. La votación dio al traste con la propuesta: los grupos alineados en lo que denominamos "derecha" tumbaron el proyecto. Votaron en contra la derecha nacional de aquí y la de allá. Argumentaron algo sobre la libertad para justificar su voto. La libertad de las familias para elegir donde educan a sus hijos, supongo. El argumento de la libertad, no falla nunca, es siempre el argumento de los fuertes, de los ricos y de los poderosos. A los pobres ni se nos ocurre reivindicar el derecho a la libertad de ser pobres, débiles o feos.

Lo que sucede en el colegio público Balandrau ha sucedido antes, ha sucedido en otras partes y promete suceder mucho en los años próximos, ya que la caída de la natalidad en España lo favorecerá. Al tiempo.

Yo soy de los que cree (todavía) que España es un país democrático, de derecho, de garantías. Y un buen lugar para vivir. Pero debería ser mejor. Y creo que deberíamos recordar, todos, que esa democracia, ese derecho y esas garantías no nos cayeron del cielo por obra divina, si no por la reclamación de la ciudadanía. Y esa reivindicación debe mantenerse, como la bicicleta mantiene su equilibrio: pedaleando. Es decir, reivindicando sin cesar. Como dijo en su día mi admirado Javier Pérez Andújar, el ambulatorio de Ciudad Meridiana no está allí por la gracia de un presidente de la Generalitat si no por la reivindicación de los vecinos: eso debemos recordarlo nosotros, y debemos transmitírselo a nuestros hijos y a nuestros nietos. No vaya a ser que, un día de esos, ellos deban pedirlo de nuevo.

Por todo eso y por otras cosas que podría contarles pero no les cuento por el no aburrir, les invito a visitar la página de las familias de la escuela Balandrau. Y, si les parece oportuno, contribuir a su reivindicación:
https://totssombalandrau.cat/?fbclid=IwAR14fQnxPA-TVTDoaFt_MJ3LnTZKdQLOkBLuJpp-3d8K5hn7xhiJPAyuDaY


7 comentaris:

  1. Girona es territorio conservador, no lo dudes. Si fuera por los neo-convergentes, los cuperos y los llamados de esquerra, Barcelona quedaría reducida a una aldea, porque nunca les ha interesado que las ideas socialdemócratas (que tampoco son gran cosa) triunfen en su feudo.

    Firmaré el manuscrito. Lo haré porque la política que llevan con la escuela pública nunca fue tan clara, y tira a eso, a prostituirla.

    Algún día pagaremos caro el proteger tanto las privadas, y ese día será cuando haya un segmento de la población (ya dejo de lado la palabra obrero), que no pueda pagarse el bachillerato, que todo llegará. Sólo hemos de esperar y dejar que los conservadores vayan haciendo decretos.
    Un abrazo

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    1. Pienso (y temo) lo mismo que tu. El día en que la educación no obligatoria esté en manos de los neoconvergentes la vamos a pagar muy cara.

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  2. Lo de la escuela concertada fue un "parche" tal y como mencionas, y que al final, lo provisional se ha hecho definitivo, como en tantos otros aspectos en los que el poder tiene capacidad de decisión.

    Se dejan deteriorar servicios públicos y universales como son la educación y la sanidad, para "favorecer" las alternativas privadas con la excusa de la "calidad".

    No olvidemos que la economía catalana está en manos de medio centenar de familias, que dominan el "cotarro" desde la época franquista. Y que, ¡¡ oh, casualidad !!, tienen buenas conexiones con el poder. Los franquistas de ayer, son los "carlistas", perdón, quería decir los separatistas de hoy

    Firmo también el manifiesto, cuando escucho o leo cosas así, el viejo bolchevique que llevo dentro vuelve a la vida.

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  3. Hoy voy a sembrar polémica. Yo estudié toda mi educación previa a la universidad en un concertado. De curas, para más inri. Esto último supongo que sólo lo entienden o los muy viejos o los que compartieron modelo educativo.
    Mi conclusión largo tiempo después, y durante, vaya, era que para mis hijos, si los tuviera, siempre educación pública y con lo que toque al lado.
    Muy bien, vivo en Cataluña, no tengo hijos, y mi conclusión viviendo aquí, y conociendo el percal, es que ni de coña educación pública. Si pudiera permitírmelo, y existiera, un cole donde no hubiera talibanes políticos al mando, pagaría lo que fuera. Si no, me piraría a otro lugar para que mis hijos vivieran una infancia normal.
    Esa es mi conclusión, seguro que muy injusta, seguro que condenaría a grandes profesionales de lo público al ostracismo.
    Pero la cuestión es que SERÍAN-MIS-HIJOS. Y si pudiera proporcionarles lo mejor, lo haría.
    Mis padres hicieron lo mismo conmigo en un cole de curas concertado. Pensaban qué hacían lo mejor. Seguramente equivocados. No sé.
    Decidme misa, que yo aquí lo tendría clarísimo. O eso o una educación realmente pública para todos, realmente desideologizada, laica e igualitaria, me refiero a nivel de todo el país, es decir, España, que garantice igualdad de oportunidades a todos los nacionales, y entonces hablaríamos.
    Mientras tanto, o Cole laico en todos los sentidos aquí o cole publico, sí, pero en Burgos. Ojo, también laico en todos los sentidos. Pero hay más probabilidades de laicidad en Burgos, me parece.

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    1. Por mi parte no hay polémica alguna: estoy de todo de acuerdo. Creo en la educación pública, laica y plural. El nacionalismo pinta lo mismo en las aulas que la religión: nada. Eso es lo que se debe exigir y lo que hace falta. El nacionalismo, cuyos mecanismos son idénticos a los de cualquier religión, debería salir de las aulas. Yo estoy viendo cosas que no me gustan nada en la educación pública, profesores que imparten doctrina nacionalista en nombre de la libertad de cátedra pro ejemplo, pero también veo docentes que se rebelan ante eso y luchan por la laicidad y la desnacionalización. Hay que estar ahí, en esa demanda, en esa lucha. Y esa lucha la vamos a ganar aunque nos cueste 10, 20 o 30 años. La razón quizás no gana siempre, pero lo que sabemos seguro es que, si no la defendemos, no ganará nunca. Los que creemos en la democracia, en la razón y en la racionalidad debemos estar ahí.

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  4. Es que aquí, JAVI, es donde reside el problema, justo en esta frase : " un cole donde no hubiera talibanes políticos al mando "; mira, JAVI, todo empezó cuando los maestros dejaron de ser funcionarios (por mal que suene el vocablo), y se empezaron a poner a dedo.

    Te explico: Profesores eran aquellos que daban secundaria con carrera y título universitario; maestros los que daban primaria con su título de maestro. Los dos grados dependían del Ministerio de Educación y eran funcionarios a cargo del erario del gobierno central. Pero...¿que pasó?, que cuando se dieron las competencias a la Generalitat, lo primero que hizo el Sr Pujol fue lo de la NORMA-LIZACIÓN lingüística, y eso primó (y prima) antes que una enseñanza basada en la excelencia y el I+D; de tal manera que los profesores y maestros dejaron de ser funcionarios para depender de un director/a de colegio cuyo objetivo no era sacar el máximo de rendimiento escolar a los alumnos, sino normalizar la lengua catalana sobre todas las cosas, y este director/a era puesto y lo sigue siendo, a dedo, y sólo se le exije que sea una persona afín al partido y que en ese momento tenga delegado el Departament d´Educació, que siempre será o convergente o de esquerra.

    De esta forma, veremos que es más importante que a el profesor de matemáticas se le exija el catalán como primordial en su nivel C, antes que nos presente un curriculum de un tipo avezado en integrales.
    Y eso es el resultado de lo que pasa en la escuela pública, JAVI, y te entiendo perfectamente, no causas polémica.
    Un abrazo
    salut

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  5. Me ha interesado mucho el texto de Lluís y también los comentarios. No, Javi no causa polémica. Tiene "más razón que un santo", y yo haría igual que él. Y lo sé porque he sido profesor de un instituto de secundaria muchos años y he visto la evolución que ha tenido todo esto. Al principio la cosa iba bien, pero como dice Tot Barcelona, la cosa empezó a fastidiarse cuando le dieron competencias a la Generalitat, llegó la normalización lingüística, la inmersión y los directores empezaron a ser fieles súbditos de su amo. Con la excusa de la "autonomía de centro" empezaron a buscar profesores adictos y a no reclamar para que se quedaran en el centro a aquellos interinos que eran poco proclives al asunto identitario y poco pelotillas, por buenos profesionales que fueran.

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