En una casa enfrente de mi piso acaban de colgar una bandera española. La constitucional, nada que decir. Está nueva, y diría que está confeccionada con tela de buena calidad. De raso quizás. Como esta ciudad provinciana en la que vivo tiene un pasado notable en la historia (cruel) de la industria textil, la bandera me parece, entre otras consideraciones, un homenaje a las empresas desaparecidas y a aquella clase obrera de la que los obreros abjuraron a cambio de un pisito y un cochecito de propiedad. Incluso los nichos del cementerio son de propiedad para los muertos de clase obrera. Muertos, pero propietarios.
En esta casa en donde ahora ondea (si la brisa sopla) una bandera española, hasta ahora solo hubo calcetines, camisetas, vestidos, algunas camisas. Con esta bandera nueva, el empate entre las banderas españolas y las separatistas está certificado. Y debo precisar que el barrio en donde vivo es un barrio libre de banderas, ya que de las unas y de las otras no habrá más de diez por bando.
Durante muchísimos años a mi me trajo al pairo el asunto nacional, y jamás tuve entre mis identidades una identidad nacional. Me consideré barcelonés de nacimiento, barcelonés sin más. Aunque, la verdad sea dicha, haber nacido en el centro de Barcelona no me pareció nunca algo digno de ser exhibido en parte alguna, ni se me ocurrió sentirme orgulloso de eso. Nacer en un lugar tiene la misma relevancia que nacer con dos orejas y una nariz: no hay nada reseñable en eso. Sin embargo, a día de hoy, si alguien me obligase a colgar una bandera en mi balcón colgaría la misma que la de mi vecino. La que habla de democracia, de constitución y de parlamento.
Después de contemplar a los vecinos colgando la bandera en su balconcito, me encuentro con la nota de prensa que me habla de una campaña identitaria titulada "Tsunami democrático". Me quedo perplejo. Pienso en otros fenómenos debidos a la violencia natural: ciclones, terremotos, explosiones volcánicas, meteoritos, ráfagas de erupciones solares, vendavales, ciclogénesis, etc.
Quizás no hay nada más democrático que una explosión piroclástica. Una explosión piroclástica destruye todo lo que encuentra a su paso. En el caso de que encuentre a personas a su paso, no distinguirá entre turistas o nativos, entre hombres o mujeres, entre ricos o pobres, entre rubios o morenos. Que se lo pregunten a los ciudadanos de Pompeya. Ellos tuvieron una experiencia democrática de tomo y lomo. Los que estaban en la playa de Phuket en diciembre de 2004 vivieron un verdadero tsunami democrático.
En la Edad Media se inventaron el asunto de la Danza de la muerte, una aproximación medieval a la democracia.
En Cataluña, siempre pionera en cuestiones democráticas como todo el mundo sabe, se acaba de divulgar algo llamado "Tsunami democrático", de nombre y filiación inciertos, aunque digo yo que se trata de los habituales. Lo democrático de un tsunami es obvio por lo comentado más arriba, lo mismo que la danza de la muerte. "Muerte democrática" podría ser otro buen eslógan, aunque algo más nihilista, algo más oscuro y siniestro, más medieval.
En Cataluña hay dos millones de ciudadanos separatistas, me cuentan, y algo hay que hacer con ellos, dicen. No se les puede obviar, dicen. Bueno, también somos más de cinco millones los ciudadanos no-separatistas, diría yo. Algo hay que hacer con esos, con nosotros. Hablar de tsunamis no me parece lo más adecuado, ni lo más inteligente. Ni, desde luego, lo más democrático. Por más democráticos que sean los tsunamis, la arrolladora violencia natural no tiene nada que ver con los valores de la Ilustración.
Los políticos se han encargado de poner gasolina a un asunto que viene de lejos, y que lo sacacaban a colación cuando interesaba. Esta vez interesó al clan Pujol, para despiste de propios y foraneos, pero calcularon mal.
ResponEliminaCuando el ex-honorable tenía dinero fresco en las manos gracias a su homólogo madrileño, el tal Aznar (no nos olvidemos), la cosa independentista estaba apagada. Omnium siempre ha existido y no pasaba nada. Y los jóvenes demócratas de las juventudes por la libertad y bla, bla, siempre han estado alimentadas frugalmente por CiU, y no pasaba nada.
No hay tsunami, y si lo hay es una piedra caída en una bañera.
Los trapos van a menos. Los que llevan tiempo en el balcón ya no se cambian y mueren desilachados; pocos cuelgan de nuevos y donde no han puesto ya no se pondrán.
Un abrazote
salut
Desde afuera, porque no vivo allí, pareciera que una parte , la separatista ha decidido ignorar a la otra y si pudiera la extinguiría, pero claro desde afuera podría ser un error de percepción.
ResponEliminaBesos.
AMAPOLA AZUL: Se trata simplemente de dinero. Sólo de eso. Te podrán decir lo que deseen, pero como dice Millet, "somos 400 familias y siempre somos los mismos".
ResponEliminaCataluña ha sido (y sigue siendo) gobernada por esas familias: Pujol, Prenafetas, Alavedras, Millets, Trias (los de la Trilateral), Roca, Mas, Serra Farré, Daurella, Comadrán, Grifols, Folch, Bultó, Carcellén, Rosell, Sanahuja, Godia, Molins, Caralps, Sagnier, Trias de Bes...
Estas familias y las que faltan hasta 400, han manejado siempre las áreas de poder (Banca, política y religión), convirtiéndose en poderes fácticos. Lo tienen todo controlado, las direcciones de las empresas, los préstamos y las absoluciones. Pujol iba a Madrid a hablar con Aznar, y se venía con una maleta diplomática llena de dinero contante y sonante. Y siempre apoyó el conservadurismo más reacio. pero todo se fue al carajal cuando se empezó a barruntar la que se le venía encima.
esto no es del 16, no, ya viene del 2012/13. La única manera de disimular y tirar p´lante era esta reventarlo todo y prometer al pueblo lo imposible.
PD: por cierto, ni Pugdemont, ni Torra han pertenecido nunca a la burguesía de Sarriá/Bonanova con torre en la Cerdanya. Estos son hombres de paja puestos a dedo que les han hecho creer que son líderes de algo trascendental.
Salut
Una puntualización. Los muertos no son propietarios de los nichos donde están enterrados.Mis padres lo tenían en propiedad y cuando murieron el Excelentísim Ai-untament me escribió una cartita recordándome que los muertos no tienen propiedades y que o asumía el nicho a mi nombre (pagando anualmente los impuestos correspondientes)o que me lo vaciaban y lo ponían en subasta pública, Así que es lo que hay , pagas en vida y cuando mueres otro debe seguir pagando o desapareces.
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