A tenor del título, alguien podría pensar que el Institut Nova Història (ese chiringuito subvencionado que reclama la catalanidad de Colón, Cervantes y Cortés, entre otros) reivindica ahora la catalanidad de los cromañones de Burgos. Eso no sería improbable, dada la infinita osada estupidez de sus promotores, pero no, no va por ahí la cosa. He leído en La Vanguardia la entrevista a David Rabadà, geólogo solvente, quien cuenta lo que alguno solo decía en voz (vox, en latín) baja: el yacimiento de Atapuerca es importante, pero no es, de ningún modo, el gran sepulcro paleolítico que se pretende vender. Lo de Atapuerca, dice Rabadà, es una buena operación de márketing y nada más. Y una forma de pillar subvenciones, claro, añado yo. Coge el dinero y excava. O bien: excava un poco y coge mucho dinero. Enseguida me acordé del gran promotor del asunto de Atapuerca, el antropólogo del salacot llamado Eudald Carbonell. Carbonell, como su nombre indica, ese si es catalán.
En Cataluña sabemos mucho del truco: simular que aquí pasan cosas -cosas relevantes- y cosas que merecen una subvención. Como por ejemplo, la cosa de la cultura catalana: se coge la cultureta, se la maquilla, se le ponen unos lazos y se la presenta como cultura. Y ala, a pillar subvención pública. Algo así pasó en tiempos del Sátrapa Pujol, cuando agarró a tres chavales que rascaban la guitarra y se inventó el "rock català", un engendro más o menos musical que vivió más de una década a costa de las subvenciones públicas. Sobra decir que la mayoría de aquellos chavalillos, hoy tristes figuras melancólicas, se han posicionado a favor de la cosa indepe: favor con favor se paga.
El otro día estuve en un evento pequeño (pequeñito, a la catalana) en donde se hablaba de novela catalana. El ambiente, que empezó no muy alegre, terminó en un estado depresivo profundo, en cuanto el vino y la languidez de las peroratas se sintieron atraídas hacia el abismo de la sinceridad: eso de la novela catalana es nada, una burbujita, un espejismo. Aquí no hay nada, no lo ha habido jamás, no puede haber novela sin lectores y eso: no hay lectores, esa es la única verdad. Por fortuna llegaron los postres, y la subida del azúcar en sangre levantó un poco el ánimo. La novela catalana es nuestro Atapuerca: una operación (operacioncita) de márketing que enmascara la nada, el vacío.
Durante la conversación salieron a relucir algunos secretillos (secretillos que todo el mundo conoce, por otra parte, aunque nadie lo cuenta en voz alta): uno de los autores catalanes que más vende, Martí Gironell, es un malísimo escritor que plagia y roba argumentos sin pudor alguno, pero sale en Tv3. A tal (A.M. Villalonga) le han dado el comisionado de una efeméride literaria de la forma más oscura y más lamentable posible, puro nepotismo y puro ejercicio del aúpamiento de los peores. Y así una tras otra. Es decir: aquí no hay nada, y lo poco que hay es muy cutre. Dice bien mi amigo el que propone que la literatura catalana se incline hacia el silencio y se ponga a leer (a leer clásicos universales) de una vez, y que se calle durante por lo menos cinco siglos.
Nadie lo dice en voz (vox, en latín) alta, pero todo el mundo lo sabe: la literatura catalana es terriblemente mala, un campo yermo, esterilidad, poco más que el horror vacui a la catalana. Este año, una asociacioncita catalaneta de la cultureta premió el mejor libro publicado de 2018: premiaron a un texto pequeño, inane, próximo al ejercicio de redacción de tercero de la ESO, en el que una chica cuenta su vida desgraciada como si a los demás nos importasen algo las cuitas de una muchacha de clase media que se siente insatisfecha pero no tiene ni idea de lo que sufren por aquí los que de veras sufren. Si yo pudiera, la acompañaría un día por unos barrios que yo me se, por unas familias que yo me se, y quizás descubriría lo que significa pasarlas putas en la Cataluña de hoy. También le diría: ¿por qué no lee un poco de literatura del mundo? Y a quienes la premiaron les diría: ¿por qué no leen algo de literatura del mundo?. Sobre la autoficción hablaremos otro día, aunque solo sea para recordar que la inventó Alighieri en el 1300, y ese sí que era un escritor de veras. Pero, por lo que parece, Alighieri no es un autor muy leído en la Cataluña de hoy.
El otro día leí la entrevista a una señora (N. Cadenas) que de joven flirteó con el terrorismo indepe (¿se acuerdan de Terra Lliure, que era otro ejercicio de simulación de algo que era nada pero que se disfrazó de terrorismo?) y hoy va de novelista, porqué pasó por el trullo y allí debió pensar en reorientar su vida, aunque escribe de pena. Esa señora sí que sabe: entrenada en la simulación, pasó de simular que había terroristas a simular que hay cultura, que hay novela. Sin embargo, aprovecho la ocasión para decir: su terrorismo de pa sucat amb oli causó víctimas y costó vidas -Terra Lliure era una caricatura patética, pero sin embargo asesinaron, algo por lo cual todavía no ha pedido perdón-, y es de agradecer que ahora se haya pasado a la simulación de la cultura, algo que es falso pero por lo menos no derrama sangre.
La señora antaño aficionada al terrorismo y hoy al novelismo (el novelismo no la llevará a la cárcel, esta vez ha escogido mejor) insiste en defender que hay novela catalana: miente, que algo queda. Y a lo mejor vendes 200 ejemplarillos de tu novelilla que solo es un argumentito mal desarrollado.
Entre todo el desbarajuste me entero de que las Cup han decidido no presentarse a las elecciones europeas y mira, aquí hay alguien sensato (aunque cueste creerlo): las Cup se habrán dado cuenta, digo yo, de que no tienen nada interesante que aportar al mundo y optan por el recogimiento. El identitarismo que profesan solo sirve aquí, en casa, con los suyos, entre los suyos y para los suyos. Es mejor callarse y recogerse en casita, dicen. Por supuesto que sí.
Nos recogemos en casa, nos callamos y aceptamos el fracaso. Eso no es nada malo, ni es pecado ni es delito. La cultureta catalana es cultureta pero no es cultura, del mismo modo que el yacimiento de Atapuerca está bien pero no es el gran hallazgo. Hay huesos y huesecillos, eso sí. Pequeños residuos, muestras mínimas de algo que quiso ser y no fue. A pocos quilómetros de Atapuerca están Altamira y Lascaux. Del mismo modo que están cerca de Barcelona (y de Amer) París, Londres, San Petersburgo, Nueva York y Roma. Hablando de Roma: hay más novela en Bucarest que en Barcelona.
Lo ignoro, aunque por los gruñidos y exabruptos que algunos sueltan parece que todavía viven en las cavernas.
ResponEliminaSaludos.
Algo hay de cavernario en todo ese asunto, incluso en la morfología de Presidentorra.
Elimina¡Qué se callen, qué no den la tabarra! Que lean y digieran lo leído, que lloren por las esquinas y que nos dejen tranquilos, que haya silencio. Que vayan al Sud-Oest del Besos, a la Mina, a Sant Roc, que recorran la periferia y sabrán lo que hay, y si después de hacerlo no se les cae la cara de vergüenza que se recluyan en un monasterio y se dediquen a la inútil mística de la inexistente épica nacional.
ResponEliminaAbrazos
Alguien me cuenta: Presidentorra, cuya agenda viajera es casi más hiperactiva que la del corrupto Pujol, no ha estado nunca en el Besòs. No quiere ver, no quiere saber. Se construye a si mismo en su ensoñamiento de una Cataluña catalana que no existe ni siquiera en l'Osona, aunque nos engañen.
Eliminaoi tant que eren catalans el d'ATAPORCA, del mesmíssimo empordà. Dit aixó, si que hi ha una Catalunya catalana, on s'escriu i on es fa música, sobretot dones, bona música i bona literatura, com s'ha fet sempre, però potser ara més. Si s'oblida la rancunia es pot visualitzar fàcilment, nomès cal estar una mica emetent.
ResponElimina"...Terra Lliure era una caricatura patética, pero sin embargo asesinaron, algo por lo cual todavía no ha pedido perdón..."
ResponEliminaA modo de recordatorio sobre la ETA, los independentistas y los hechos que están en las hemerotecas.
Frederic Bentanachs fue trabajador de aduanas y militante de los Colectivos de Obreros en Lucha y de Solidaritat Catalunya Obrera antes de ser uno de los miembros fundadores del grupo terrorista Terra Lliure.
Otros militantes de Terra Lliure también han hecho apariciones públicas con el auge de llamado procés independentista. El periodista de TV3 Xavier Grasset entrevistó en directo a Carles Sastre en el programa Més324. Sastre fue condenado por asesinato, (fanático del Barcelona mató a un seguidor del Espanyol) pero Grasset lo presentó como alguien con pasado de "preso político" y "gran reserva del independentismo", y a Jimenez Lossantos un par de individuos significándose en nombre de Terra Lliure le secuestraron y le dispararon en una pierna).
No deseo que sátrapas, asesinos, ladrones, estafadores, corruptos y defensores de terroristas dirijan este país. Y esto cada vez está más difuso.
Como testigo de Atapuerca,( ya que de pequeño nos metíamos, mis amigos y yo, en las cuevas de allí), he de decir, que los de Atapuerca eran habitantes de Gamonal (uno, grande y libre) que significa tierra de gamones, tambien conocidos como Asphodelus albus, de eso no te quepa la menor duda. Pero la verdad es que este yacimiento esta poco explotado turisticamente, solo hay que venir a Burgos por cualquier carretera y ver que ni siquiera esta anunciado, lo de venir en tren esta más jodido, porque prácticamente no los hay y para ver la "piedra roseta" de la Evolución Humana tienes que poner muchas ganas...
ResponEliminaDe la literatura de allí, no opino, porque no la conozco, aunque imagino que, como en botica, habrá de todo...
El Cid era de Vivar, un pueblo a diez kms al norte de Burgos, que conste... Vivar, Sotopalacios y demás son, al igual que Bilbao y San Sebastian, el extrarradio de Gamonal...
Un saludo