8 de juny 2018
El racista que no lo sabía
Después de muchos años trabajando con colectivos marginados (sobretodo gitanos y magrebíes de Cataluña) uno descubre -unas veces con sorpresa, otras con horror y siempre con decepción- que vivimos rodeados de racismo. Personas que se esfuerzan en dar lo mejor de si mismas trabajando con esos colectivos son capaces de soltar, en situaciones informales, chistes y ocurrencias varias, siempre tópicos muy gordos, que difaman a esos mismos colectivos.
Soy de los que cree que el racismo es una máscara del clasismo pero eso no mitiga el disgusto que me produce esa tendencia de apariencia incontrolable, que a veces actúa como válvula de escape, de catarsis: no es nada fácil trabajar en esos terrenos. Dicho de otro modo: es difícil trabajar en esos terrenos, como diría el señor Rajoy.
Y así, entre catarsis, ceguera, válvulas de escape y chascarrillos, convivimos con el racismo nuestro de cada día. Creo que, en efecto, hay personas racistas que no lo saben. Tan poco lo saben que son capaces de acusar de racismo a otras.
En otro orden de cosas, pero no muy lejanas, está lo del "nazismo" o lo del "fascismo", que uno siempre lo detecta en el otro y nunca dentro de sí. Quizás deberíamos recurrir a la bibliografía y determinar que es el nazismo y que es el fascismo. Y luego: ¿son lo mismo? ¿se parecen? ¿son intercambiables, como los sinónimos estrictos?
Hace unos días, el señor Alfonso Guerra acusó de nazi al señor Quim Torra, y este le respondió muy ofendido, y le dijo que "acusarle de nazi es lo más ofensivo que se le puede decir a un demócrata catalán" (sic). Todavía me estoy preguntando por la presencia del adjetivo "catalán" tras el sustantivo "demócrata". ¿Qué cosa quería expresar Torra?. ¿Un demócrata japonés se ofende menos que un demócrata catalán cuando le tildan de nazi? Pero vamos a obviar eso: ya se sabe que a los políticos les gusta hablar con muchos adjetivos, y mejor aún cuando los adjetivos hablan de la patria, de las identidades sagradas y demás superficiliadades.
Sin embargo, cuando uno lee los arículos del señor Torra publicados a lo largo de más de 10 años en la prensa (me olvido de sus tuits tan lamentables), se da cuenta de eso: quizás el señor Torras ignora lo que es, y quizás esta ignorancia no contiene mala fe alguna, ignorancia en estado puro. Hay otro político catalán (aquí si es pertinente el adjetivo), recientemente nombrado Conseller de algo, que publicó un tuit, hace poco, en el que preguntaba si alguien puede encontrar la diferencia entre un mongol y un español. Ignoro si se puede alegar ignorancia en este caso, pero percibo aquí, de forma nítida y clara, ese gracejo (tan español, por cierto), esa tendencia a la ocurrencia jocosa, que se suele dar con el codo apoyado en el mostrador de la taberna.
Está claro que el debate identitario no saca lo mejor de cada uno. Más bien todo lo contrario, el identitarismo bucea en el alma, llega a las zonas abisales y emerge con lo más deplorable y oscuro de nosotros y, en un gesto altanero, lo exhibe con impudicia, con bravuconería, como el trofeo sanguinolento tras una partida de caza en el coto del señorito. Los amigotes aplauden y el cazador se siente reconocido, se descorchan unas botellas más y esa ronda la pago yo. Así nacen los debates identitarios.
Ese es el principio del debate. Cabe recordar eso, incluso con insistencia. Porqué del chiste se pasa a la afirmación, a la reafirmación, y luego, ya con varias copas, a la pelea chusca, al insulto, a nombrar el grosor de los genitales propios, a la chulería por la que asoma la violencia. Uno empieza haciendo chistes sobre judíos y poco después un ingeniero funcionario diseña cámaras de gas. Quien dice "judío" dice "bosnio", quien dice "bosnio" dice "palestino". Eso no es una ocurrencia. Eso es algo que se puede constatar.
El otro día, un grupo de jóvenes universitarios (y quizás no tan jóvenes ni tan universitarios) se fueron a boicotear un acto de homenaje a Miguel de Cervantes en la universidad, con el argumento de que el acto lo organizaba una formación que, a los boicoteadores, se les antoja fascista. Para boicotearla usaron un recurso que, a mi, se me antoja fascista (voy a dejarlo así, sin formular la acusación, y solo expreso una sospecha).
El único perjudicado de todo el barullo fue Miguel de Cervantes. Al final, pues, el que se lleva los palos es la cultura, la gran literatura y un escritor que deberíamos releer todos, con mucha atención, porqué nos retrató con extrema habilidad. Y con un humor y un amor infinitos, que son, al fin y al cabo el antídoto de todo mal.
Creo que tildar a los boicoteadores de un acto sobre Cervantes de ignorantes, incultos e incluso analfabetos no es descalificarlos ni denominarlos con improperio alguno. Se trata de una constatación obvia. Ellos mismos se ponen con ese tipo de actitudes y comportamientos la soga de su realidad y de sus límites al cuello. Y yo, cuando leí la noticia el otro día, los vi así, ni siquiera tuve que recurrir a ismo alguno. Ellos mismos con su acción llevaban implícita su propia descalificación.
ResponEliminaBueno, creo que yo no he tildado de nada a los boicoteadores. Su boicot solome produce pena, pero nada de ira.
EliminaTodo se vuelve a oscurecer, y eso en la Universidad. Una pena.
ResponEliminaSalut
Eso es: el oscurecimiento. Buena palabra.
Eliminatots som racistes amb el que ens és desconegut o diferent, tots, no ho oblidis, es tracta de no exercir, però tots ho som, és tracte a banda de no exercir, de respectar a l'altre. L'altre som nosaltres pel desconegut, que tambè és racista. En Quimet no és ja que sigui racista, és que és idiota, un pobre idiota.
ResponEliminaGràcies, Francesc. L'odi envers l'altre també em sembla una forma de rebuig al costat fosc de nosaltres mateixos.
EliminaUn altre tema és el nivell moral i intel·lectual dels presidents de la Generalitat, una qüestió que cal abordar algun dia, i fent una anàlisi ben feta. Jo no demano gran cosa, però una certa qualitat moral caldria exigir-la, i una capacitat mínima per organitzar governs dignes, de gent que sembli preparada i capaç d'aportar. El govern del Torra podria ser el pitjor de tots els que hem vist fins ara, que ja és dir.
EliminaHoy he leído una frase de Hannad Arendt. Di una asignatura en la Facultad de Teología a cargo de Ignasi Boada (fue secretario particular de Salvador Paniker durante casi una década), sobre la banalidad del mal.
ResponEliminaLa asignatura se llamaba Ciencia y religión. Versaba sobre como "objetivar el mal".
Una de las frases de esta señora que tengo apuntada en mi libro de notas, me ha hecho recordar el suceso este de la universidad:
Permíteme que lo ponga con mayúsculas:
CUANDO LOS HECHOS SON SUSTITUIDOS POR LAS OPINIONES, HAY QUE SALIR CORRIENDO..
Una abraçada
Sobre Hannah Arendt: te recomiendo "Eichmann en Jerusalén", un trabajo periodístico admirable que se puede leer como una novela, o más o menos. Es en este libro en donde formula su conocida idea de la "banalización del mal", tan a menudo citada y usada, a veces sin ton ni son.
EliminaHem arribat a un punt que tant és què es diu, ho acceptem o ho repudiem segons sigui qui parla. No és important l'acte, sinó qui el convoca. Temps obscurs i acrítics. Vaig assistir fa uns dies a una conferècia de l'Arcadi Oliveres. Entre moltes altres bajenades va instar al públic a no mirar cap cadena televisiva que no fos TV3. Si no som capaços d'escoltar l'altre acabarem sent ningú. I ser ningú és un paper ben galdós. Aquest és el motiu de la meva assistència a la xerrada del Sr. Oliveres, evitar arribar al buit absolut més enllà de la mort natural de les neurones per qüestió d'edat.
ResponEliminaEm sorprèn molt (i em decep molt) el senyor Oliveres, que tot i no ser sant de la meva devoció, pensava que era una mica més intel·ligent com per dir brutalitats com aquesta que cites. El problema del Procés (un dels problemes) és que aprofundeix en el drama de la cultura catalana, que es va fent petita i esdevé tribalisme sense futur. Quan caldria avançar cap a una situació dialògica, ens proposen que ens tornem monològics. És clar que jo no puc parlar gaire: miro poca TV, però des de fa uns tres anys miro qualsevol canal menys un: TV3. Ho faig per beneficiar la meva salut mental i no per prejudici. La meva forma de cuidar les neurones a partir dels 50 és llegir molt i assistir a debats i tertúlies sobre educació on, per sort, mai no es parla del fet identitari català.
EliminaCreo que hay una faceta dentro de todo este follón en la que casi nadie ha reparado, y es de orden sociológico y demográfico.
ResponEliminaLos Nacional-catalanistas están jugando con el tiempo en su contra.A la vuelta de ocho, diez, doce años, los hijos de la inmigración procedente del exterior y con DNI español, estarán en edad de votar. Y a esta amalgama de población con raíces en El Magreb, Sudamérica, Europa del Este, etcétera, difícilmente podrán seducirlos con la idea de una Cataluña independiente.
Y si realmente nuestros separatistas tienen un trasfondo de racismo, ya se lo pueden ir tomando con mucha calma. La Cataluña del futuro inmediato, va a ser bastante plural y poco dada a la uniformidad, salvo en la voluntad de vivir bién, y de disponer de un pasaporte español.
Van a tener que tomar mucha tila.
Saludos
Gracias por tu aportación, Rodericus. Creo que tu pronóstico es bastante acertado, aunque habrá que validarlo con los años futuros. Te dejo un dato, que no es ni científico ni nada parecido: en la escuela en donde trabajo, la gran mayoría de los alumnos son de procedencia magrebí. Son niños pequeños, y viven la infancia a su manera. Ninguno tiene criterio sobre el conflicto Cataluña-España, ni les interesa ni lo conocen. Pero la mayoría son fans del Real Madrid, y muy pocos del Barça. Y que conste que yo ni les hablo de fútbol ni de conflictos terrotoriales. Solo les hablo de convivencia, de diálogo y de paz. Bueno, y de matemáticas y de ortografía, claro.
EliminaA eso me refería. En la prioridad de los problemas con los que tienen que bregar los inmigrantes no está la situación política de Cataluña. Y sus hijos, españoles de hecho y de derecho van a bregar con la precariedad laboral y con su integración en un país no habituado a las oleadas migratorias como la que hemos vivido en un par de décadas.
EliminaSobre lo del fútbol y la adscripción de los magrebíes al Real Madrid, posiblemente la presencia de Zidane en el club, como jugador y después como entrenador tenga bastante que ver con esa identificación. El Barcelona, en cambio, no ha tenido ningún jugador marroquí o argelino entre las figuras del primer equipo.
Haces un trabajo eficaz y poco valorado, conseguir que estos chicos progresen aquí con tantos factores en contra, no es fácil.
Un abrazo.
Miquel, no me viene de nuevo, hace tres años cuando estaba en un bar con un grupo de amigos, dije que me gustaba El Quijote, y en seguida dos individuos de la mesa de al lado, que ni me conocían, se levantaron y me llamaron "facha". Quien diga que no hay una brecha y un enfrentamiento social en Cataluña miente.
ResponEliminaSalud
En mi comentario anterior he dicho Miquel y debería haber dicho Lluís, disculpa el error.
EliminaUn abrazo
Francesc Cornadó
Jooooo....y yo que estaba tan contento....¡ Ay Francesc ¡ ...bueno, pues otro día me didicas un comentario ...
ResponEliminaSalut