Si me dan a elegir, elijo a Pedro Sánchez antes que a Susana Díaz. Pero ha llovido mucho desde cuando me sentía próximo al PSOE y a sus cuitas. Ahora ese partido me trae más bien sin cuidado, como casi todos. Soy uno más de la legión de españoles vulgares que se sienten poco inclinados hacia las cosas de los partidos. A veces sueño que llega un partido nuevo y reluciente, sano, dispuesto a arreglar el país. Pero por ahora siento distancia y poco más hacia casi todos los políticos. Mi distancia de los partidos es la misma -y tiene las mismas causas- que la que me distancia de otras causas, casi todas muy nobles: ecologistas, animalistas, partidarios de las dietas saludables, veganos y macrobióticos, conspiracionistas, asamblearios, etc.
A lo mejor es por la edad que me siento distanciado: superar los 50 produce algo que todavía no defino con exactitud y me temo que tardaré en hacerlo: solo se que las cosas y los fenómenos se conocen con el tiempo, sin prisas, dejando que el conocimiento actúe a su ritmo, que es un ritmo lento. Hay algo de paciencia agrícola y de incertidumbre metódica que le llega al cuerpo, sin propónerselo, una vez ha superado las cincuenta vueltas al Sol montado en el planeta Tierra.
Cuando viví en Extremadura, un extremeño se puso a reflexionar -con locuacidad etílica, todo sea dicho- comparando el talante y la historia de su pueblo y el mío, porqué sabía que yo procedía de Cataluña e intuía un delirante empeño redentor en mi viaje hasta aquella tierra majestuosa, como si la llegada de un catalán pobre abriera puertas en su mente y, de repente, descubriera algo importante de veras. Lo único que es de veras es que yo llegué a Extremadura siendo pobre como las ratas -si es que tiene algún sentido hablar de la pobreza de las ratas.
Me dijo:
-El problema de Extremadura es la dejadez.
Y luego disertó sobre la idiosincracia catalana: dijo que los catalanes son emprendedores, activos, creativos, etc. "Los extremeños, en cambio, nos perdemos en la pereza y las cañas de media tarde, y toda la energía se nos va con las cañitas y las tapitas". Yo me callaba. Creo que mi amigo cacereño (de buena familia, por cierto) no hubiese entendido mis objeciones a su comparación. Yo siempre he sospechado que los humanos que vivimos por debajo de los Pirineos somos muy parecidos en lo esencial, y solo nos diferencia una voluntad de diferencia algo enfermiza pero a todas luces falsa. Y además, para qué negarlo, nuestras respectivas oligarquías son idénticas. ¿En qué se diferencia un cacique extremeño de un cacique catalán? En nada.
-El problema de la clase pobre catalana es la dejadez- creo que debería haberle respuesto. Pero eso lo pienso ahora.
A no ser que uno recurra a conceptos de un romanticismo trasnochado, como lo es el nacionalismo, jamás encontrará diferencia relevante alguna entre los territorios peninsulares. Y todavía digo más: a veces creo que la oligarquía catalana es más perversa y más nociva que la de Cáceres. Y quizás -solo quizás- los plebeyos catalanes somos más sumisos y más dóciles que los plebeyos extremeños. Se que eso es difícil de demostrar, pero si uno compara los datos cuantitativos de los fusilados por la represión de la postguerra de Franco en Extremadura y en Cataluña se dará cuenta de que Franco se ensañó en Extremadura y en Andalucía y que, sin embargo, trató con delicadeza a Cataluña. Y no me salgan con Carrasco i Formiguera, que ya me tienen harto.
Por todo eso me ha decepcionado el discurso de Pedro Sánchez en que afirma -con la euforia de los aspirantes jóvenes y eufóricos- que "España es una nación de naciones y Cataluña es una nación". ¿Qué arrebato romántico afecta a Pedro? ¿Se trata solamente del intento de arañar unos votos catalanes para avalar su candidatura? No tengo ni la más remota idea de las respuestas a esas preguntas. A mi me parece que España es un estado y Cataluña una de sus regiones autónomas. Pero... eso de la "nación", ¿qué demonios es? Que en Cataluña exista una masa de personas -por fortuna minoritaria- que tenga sentimientos identitarios no significa que exista una nación catalana, ni que deba existir una categoría legal para colmar un sentimiento: cuando alguien ama locamente a otra persona, no por eso la otra persona se convierte en su esposo/a. Los políticos deberían conservar un cierto empeño pedagógico.
Y además... cuidado con la palabrita "nación", Pedro: uno la nombra y luego no sabe donde termina. La historia de Europa está llena de desastres con millones de muertos sacrificados en el altar de la nación, y la mayor parte de los cadáveres fueron, antes de ser muertos, personas a quienes el asunto nacional les importaba un carajo.
Olvídate de las naciones, Pedro -le diría a Pedro. Habla de los derechos y la desigualdades, y de los derechos constitucionales que no se cumplen, que son muchos. No te metas en camisas de once varas, porqué una de esas varas te va a partir el corazón.
Amic LLuis:
ResponEliminaEl tema es delicado, no porque signifique algo la palabra "nación", que significa lo que uno desea, diría cualquier filósofo del lenguaje, sino porque la solemos untar con la palabra sentimiento, Y esto ya son cuestiones metafísicas, y ya sabes, todo lo que sea imposible de cuantificar a estilo positivista, es dado a malas interpretaciones.
La frase : ..."Pedro. Habla de los derechos y la desigualdades, y de los derechos constitucionales que no se cumplen, que son muchos..." es la acertada de pleno. Es la llave, y comulgo contigo en que Pedro se equivoca al intentar ganar votos por el lado que no toca.
Se me da, amic Lluis, que Pedro es otro trilero retórico, estilo boca-chancla y que lo único que le mueve es el ánimo de venganza. Seguro estoy equivocado, no será la primera vez, pero lo dudo.
De los socio-listos en liza me quedaría con Paxti, no se porqué, pero lo encuentro el más sano de los tres. Aunque a decir verdad, Lluis, cada vez me custa más levantar el brazo para tirar el papel en la urna, porque la sensación que me da es esa, que tiro el papel, no que lo deposito.
Un abrazo.
Salut
PER RESOLDRE "LA DEJADEZ",CALEN LLEIS,I PER TENIR LLEIS CALEN PARLAMENTS I CAL VOTAR GENT COM CAL I CAL,MAL ET PESI ,UNA NACIO QUE IMPOSI EL SEU COMPLIMENT.
ResponEliminaEsimada Oliva: a mi em sembla que la "dejadez" no és susceptibe de ser modificada per cap tipus de llei. Però si parles de lleis et puc dir que en tenim una, la constitució de tots, i que caldria -com bé dius- que fos de compliment obligatori.
EliminaEn mi opinión Sanchez carece de opinión. Si le parece que algo puede ser taquillero, lo suelta y listo. Luego se desdice y se queda tan ancho. En las primeras elecciones juró y perjuró que no iba a pactar con los populismos y un minuto después, zasca. Creo que es un hombre que ha equivocado su vocación. Con lo feliz que podría ser anunciando colonias de Calvin Clein o presentando algo en telecinco...
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