Poseído por el espíritu del eterno machito ibérico, el pistolero más locuaz de las provincias del nordeste se marchó para el oeste en busca de nuevas aventuras. Por el camino que asciende desde Fraga hacia la Meseta, se puso el viejo cassette de Loquillo en el loro de su Seat Supermirafiori. Le encantan algunas canciones de la cinta, en especial la del Cadillac y "La mataré". Las tararea y abre la ventanilla para gritar los estribillos. Con su mirada algo bizca desafía a los camioneros, soñolientos, que descienden en sentido contrario.
En el asiento del copiloto está la libreta con sus poemas lacrimosos. Un pistolero poeta es casi un mito romántico, y él está decidido a construirse su mito. Las oportunidades como esa pasan una sola vez en la vida y hay que aprovecharse como sea. Lleva tiempo empeñado en eso. No se lleva muy bien con el vicegobernador Oriol (Junqueras, no Pujol), pero el Oriol es un tipo provisto de un gran volumen dialéctico, cosa que el pistolero admira y lamenta a partes iguales. El otro día, sin ir más lejos, Oriol argumentó que la Generalitat es anterior a la Constitución y que por lo tanto es superior a ella: la Generalitat empezó con unas asambleas del siglo XI, y además Tarradellas restituyó la institución unos meses antes de proclamarse la Constitución. Un tipo brillante y lustroso, ese Junqueras. Quién pudiera, piensa el pistolero locuaz cuando se acerca a Bujaraloz, ya subido a la Meseta como si cabalgase a una yegua. Por aquí pasó Durruti, aunque el asturiano lo hizo sudoroso y a pelo, oliendo a cuero y a pólvora.
El mamporrero catalán pisa a fondo el acelerador. El Supermiariori ruge, ese fabuloso motor Perkins es una joya auténtica. Se manosea los genitales con el ceño fruncido. Frunce el ceño porqué le han dicho que así se parece menos a Miguel Poveda. No le gusta nada el Poveda, dicen que es un poco marica y medio gitano. Se frota los genitales esperando encontrar la rigidez del acero pero encuentra una insoportable levedad. La vida está llena de contratiempos, incluso hay contratiempos para las celebridades. Mañana tiene sesión de fotos para Vanity Fair y luego interviene en el OK Corral, es decir, en el Congreso. Lleva preparado un abanico de intervenciones que le van a poner en la cumbre de los telediarios. "Y lo sabes" grita por la ventanilla abierta, dirigiéndose a un camión portugués que se desliza por la ruta soporífera, como un submarino en el aire denso y amarillento.
El sherif voluntario (pero cobrando de los impuestos que pagamos entre todos los españoles y las españolas) repasa las frases que piensa soltar, como disparos de un viejo Colt herrumbroso y mitológico. Se van a cagar, se dice. Van a saber quién soy yo. Lo van a flipar: jamás se imaginaron, en el lejano oeste, que hubiesen elegido a ese macho ibérico como representatnte de las provincias del este. Menudo soy yo. Y con esa blanca palidez de niñato a quien la barba le redime de la redondez idiotizada del rostro. Niñato, si, pero lenguaraz como pocos, como ninguno. Poeta del pueblo, de las calles. El pistolero que oprime el pedal del gas tiene algo de síntesis de lo mejor de España: algo de Belén Esteban, algo de Bertín Osborne, algo de Loquillo, algo de Hernán Cortés, algo de Curro Jiménez, de cabra legionaria. La novísima aportación catalana al imaginario ibérico, al eterno imaginario ibérico.
No debería meterse tan a fondo con un diplomado de Relaciones Laborales.
ResponEliminaEl chico prometía, pero la escasez de recursos y lo complejo de la subsistencia hizo que abandonara una futura y esplendorosa carrera de RRHH. No llegó nunca por lo duro del sistema, porque para sacarse una licenciatura se ha de estudiar y porque en ER encontró el pan nuestro de cada día sin necesidad de hincar los codos.
Sólo has de aprender a insultar, que es el argumento de quien carece de tales, le dijeron. Y en eso se esmeró. Y se esmeró tanto que tiene en todas sus presentaciones matricula de honor, si honor es aquello que sirve para insultar y amedrentar.
Ahora bien, él lo hace en cristiano autóctono, versión spagetti, con música de Morricone. A nadie se le hubiera ocurrido volver a repetir la frase del Clint Eastwood en aquellas películas donde el silbido era el hilo comunicador de la pantalla con el público.
Si tuvieramos que elegir entre "el bueno, el feo y el malo", de seguro nos quedaríamos con el último, porque eso de "nos vemos en el infierno" es de malo malote...o de político mediocre, muy mediocre, tirando a malo de solemnidad.
Salut
AIXO DE "NOS VEMOS EN EL INFIERNO,GANSTER",ES PROPIETAT INTELECTUAL DE DAVID FERNANDEZ...
ResponEliminaEL LEXIC DE SANT-TACO,ET SEMBLAR TAN DOLENT?,ESCLAR PREFEREIXES EL D'ALBANO DANTE FACHIN¡¡¡O LA DEL MUT DEL "MARIDISIMO"...
LA "COSA",ANAVA D'EL "EL PADRINO" NO "DE LA MUERTE TENIA UN PRECIO",SEMBLAR QUE PER TU L'UNICA MAFIA QUE ET FOT ES LA CATALANA...
PER CERT ,CREC,QUE DURRUTI ERA DE LEON...
EL rufián és l'altre (de Alfonso) no Rufian.
ResponEliminaMuy acertado lo del imaginario ibérico...Se abren apuestas, o al -Gran Hermano VIP" o a la "isla de los famosos"....Porque no le veo repitiendo legislatura, se le habrán acabado las citas...
ResponEliminaBueno, Lluis Boch, te lo tengo que decir: eres un escritor de primera división y este texto en particular es genial. Deberías publicar este blog en forma de libro.
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