Hoy, al salir del trabajo, andaba buscando una poesía. Llevo muchos años sin escribir ninguna, porque nunca se me ocurre nada que se pueda escribir en versos. Andaba por la calle Florit de Sabadell, y pasé ante una casa arruinada, de donde los inquilinos habían sido expulsados al mediodía. Una brigada de obreros -protegida por la policía catalana- lanzaba enseres viejos, trastos y harapos al contenedor que había dispuesto el ayuntamiento en las primeras hora de la mañanita (Concejalía de Habitatge, Urbanisme i Espai Públic).
Fue así como llegó hasta mi (en el viento suave de una tarde calurosa, la del 18 de abril de 2013) una alucinante hoja de periódico de 1992, 26 de marzo. Yo tenía 27 años aquel día.
Allí estaba mi poesía, aguardándome entre la cochambre y la mugre durante veintiún años. El poema reza así:
El 18 de mayo de 1991, Sergei Krikalev se encaramó a la cápsula de la Soyuz. Surcó los cielos limpios y helados hasta ensamblarse en la escotilla de entrada a la estación Mir. Había salido des de la base de Baykonour, en la Patria de los Trabajadores. Los cohetes rugieron tan fuerte que ensombrecieron el himno de la Internacional, lanzado des de la megafonía. Proletarios del mundo, uníos...
En el traje espacial llevaba cosida la bandera roja con su hoz y su martillo, brazo izquierdo.
Sergei se asomó a la ventanilla y contempló la tiranía del espacio vacío, ese negro que oprime sin tener en cuenta la condición, género o naturaleza de los oprimidos. Soñó que lanzaba octavillas: Proletarios de todo el universo, uníos...
Mientras Sergei orbita en la Mir, la Unión Soviética ha dejado de existir. La bandera roja ha sido arriada en el Kremlin, ya sólo se la puede contemplar en el brazo del astronauta que gira en el vacío.
Regresó a la Tierra el 25 de marzo de 1992. Miró a su alrededor, caminando torpe, magullado y maltrecho por la estancia en el espacio y la brusquedad del retorno. ¿Dónde estaban la bandera roja, la hoz y el martillo? ¿Quién ha robado el vellocino de oro?
Proletarios de todo el mundo, rompan filas
murmuró.
ja deien: 'es peligroso asomarse al exterior' imaginat si l'exterior és fora de la terra.
ResponEliminaEt confesso que una part del text és mentida i l'altra un plagi descarat del Claudio Magris. Però el teu comentari és molt oportú. En tot cas, ja veus que anar cada dia Sabadell dóna els seus fruits i m'inspira.
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ResponEliminaTemujin, he tenido que leerte un par de veces porqué a la primera he dudado un poco.
EliminaDesde luego debemos redefinir la democracia, porqué me temo que detrás de todo esto hay un sentido muy pobre del sentido democrático. Hay que pensar seriamente en la etimología y luego en conceptos como la democracia directa.
¿A alguien le da miedo la democracia directa y los referéndums? Y si es así ¿porqué?
Ya sabes que aborrezco el nacionalismo. Tanto el de aquí como el de allí. No sólo eso, si no que en el caso de un referéndum para la independencia de Catalunya todavía no se qué votaría. Depende. Depende del proyecto de país que se me proponga. Si es un proyecto mejor que el del Reino de España votaré que si. Si es igual, pues virgencita que me quede como estoy.
Creo que debemos pensar en estos términos. Y dejarnos de tópicos y frases hechas y facilonas, como eso de "con el máximo respeto".
En todo caso, el discurso autárquico al cual te acercas vertiginosamente no me impresiona mucho. Y debo confesarte que una vez conocida tu militancia en UPyD pues la verdad... ¿Qué quieres que te diga? Hace tiempo estuve leyendo los textos falangistas de los años 20 y 30, tremendamente peligrosos y tremendamente audaces, claro. Hay que andarse con cuidado de no caer en este fascismo que interpreta el socialismo del revés, con una cierta ignorancia y una cierta insensatez, o con una deliberada voluntad de tergiversación.
Esperemos que algun día tengamos a un pueblo libre y maduro, capaz de decidir.
Y como todavía soy un poco comunista, me acuerdo un poco del derecho a la autodeterminación de los pueblos de que hablaba Lenin, un autor bastante más interesante que José Antonio Primo de Rivera.
EliminaCreo que en Castilla también estaría bien hablar de este derecho.
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EliminaCompletamente de acuerdo: leer a Mao no hace ningún mal.
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EliminaPlagi, mentida... què importa! No ens passa ara com al cosmonauta que tornem d'un viatge per l'espai sideral del benestar per veure que tot era una mentida i un plagi d'una vida burgesa que no ens corresponia? El somni ha fet desaparèixer les banderes i els himnes. Els recuperarem o seran una relíquia més del somni?
ResponEliminaEstic molt content de llegir aquest comentari, Galderich. Sergei Krikalev em sembla la metàfora perfecta per al despertar del somni que estem vivint ara col·lectivament. Ell ho va viure tot sol i deuria ser terrible. O és més terrible viure-ho col·lectivament i veure alhora que el col·lectiu no diu res?
EliminaSer ciudadano de la Unión Soviética o de la Federación Rusa no creo que supusiera mucho cambio para el nómada espacial; su profesión le daba ciertas ventajas que, sin duda, jamás tuvieron quienes vivieron miserablemente durante el comunismo y se mantienen con el mismo estatus en la mafia capitalista en que se ha convertido la extinta URSS.
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